Comunidad de Paz de San José de Apartadó
Octubre 9 de 2012
En ya numerosas ocasiones nuestra Comunidad de Paz de San
José de Apartadó le ha solicitado al Presidente de la República , jefe
constitucional de la fuerza pública, que ponga remedio a la mentira
sistemática, a los montajes, a las campañas de difamación y deshonra que la Brigada XVII del
Ejército, la Policía
de Urabá, otros organismos de seguridad e inteligencia, a la par con el poder
judicial y otros órganos del Estado, han mantenido durante 15 años contra
nuestra Comunidad, pero con su silencio, indolencia e inacción la Presidencia se ha
vuelto más que cómplice de estos crímenes, todos ellos íntimamente ligados a
las masacres, las desapariciones, asesinatos, torturas, desplazamientos,
violaciones, saqueos, asaltos, amenazas, anuncios de exterminio, montajes
judiciales y otros numerosos crímenes que se ven preparados, seguidos y
acompañados por la calumnia y la mentira como estrategia de justificación.
En 2009 denunciamos repetidas veces la ilegalidad de
mantener en las instalaciones de la Brigada XVII al desmovilizado de las FARC alias
“Samir”, en violación de todas las normas emitidas por el mismo gobierno para
la desmovilización de los alzados en armas. Siempre las instancias del Estado
nos respondieron que el hecho era “legal” en contradicción con todos los textos
legales que nosotros citamos, sin explicar por qué se admitían dichas
contradicciones. Muy pronto se descubrió que la Brigada quería utilizar a
“Samir” como falso testigo contra nuestra Comunidad y ello se evidenció en la
entrevista que el ex ministro Fernando Londoño Hoyos le hizo el 28 de mayo de
2009 por “Radio Super”, donde el afán de mentir del primero y la presión por
hacer mentir del segundo confluyeron en una impresionante colección de
calumnias que evidenciaban la carencia absoluta de principios éticos y morales
de ambos y la vileza, suciedad, abyección y perversidad de sus procederes. Pero
era evidente que detrás de dichas calumnias estaba la Brigada XVII , como
podía comprobarse en la convergencia de esas calumnias con otras muchas antes
denunciadas. Nuestra Comunidad, en un documento público, respondió a ese libelo
demostrando la falsedad de cada una de sus afirmaciones.
Una víctima central de ese tejido de calumnias fue el
acompañante de nuestra Comunidad EDUAR LANCHERO, quien generosamente nos había
acompañado en todas nuestra amarguras y tragedias desde que iniciamos nuestro
camino como Comunidad de Paz, pues Eduar, desde que había optado por servir a
las víctimas, había acariciado el sueño de poder “convertir el dolor en
esperanza”, que fue el camino que nos enseñó y que compartimos con él durante
15 años, hasta que murió de un cáncer el pasado 27 de junio. Conocedores de la
fuerza moral que significaba su
presencia entre nosotros,
militares y paramilitares se propusieron eliminarlo y al menos en 25 ocasiones
que fueron denunciadas públicamente, intentaron asesinarlo o estigmatizarlo
gravemente para destruir su honra y sus derechos. El gobierno jamás quiso
protegerlo, ni siquiera en respuesta a las exigencias de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos y de otros organismos internacionales; siempre toleró y
patrocinó todas las vilezas que contra él se perpetraron desde la Brigada XVII y desde
otros organismos del Estado en la región.
El jueves 4 de octubre de 2012, hacia las 19:00 horas, alias
“Samir”, desde su domicilio en la Brigada XVII donde se han confeccionado
todas sus mentiras, calumnias y
suciedades, pronunciándose a través de emisoras locales como “Antena Estéreo” y
la emisora del Ejército en la
Brigada XVII , manifestó su alegría por la muerte de Eduar, a
quien nuevamente calumnió calificándolo como “ideólogo de las FARC”, acusando
nuevamente a nuestra Comunidad de trabajar en coordinación con las FARC, hasta
llegar a decir que nuestros comunicados públicos son “orientados por las
FARC”. Allí mismo afirmó que él mantiene
informantes en la zona, que lo ponen al tanto de todo lo que ocurre, y le hizo
un llamado a la Comunidad
para que corrija su camino, ya que Eduar no está presente. Es cosa sabida y
probada hasta la saciedad, que cualquier denuncia por calumnia, injuria o
falsedad contra alias “Samir”, es tiempo perdido, pues la protección del Estado
a este criminal ha sido manifiesta, explícita, tozuda y contumaz. No importa
que el gobierno sea acusado de emitir mentiras altamente dañinas para la honra
de las personas y radicalmente violatorias de los derechos humanos por emisoras que pertenecen a
instituciones del Estado. Lo sabemos de sobra: la justicia no hará
absolutamente nada para investigar ni sancionar a los responsables ni a sus
cadenas de mando.
En nuestra constancia anterior (Octubre 5/12) habíamos
denunciado el tiroteo que se presentó en el caserío de San José el jueves 4 de
octubre de 2012 hacia las 19:50 horas por espacio de 50 minutos, tiroteo en el
cual resultó herido en su propia casa el civil ALBERTO ARIZA, de 32 años y
padre de dos niños. El viernes 5 de octubre de 2012, durante todo el día, los
medios locales estuvieron dando la noticia de un supuesto combate entre el
ejército y la guerrilla, señalando al civil herido como “guerrillero”. Luego de
investigar el hecho analizando las trayectorias de los proyectiles y de
interrogar a muchos pobladores del caserío, no nos queda duda alguna de que los
proyectiles venían de la base militar y estaban dirigidos contra las viviendas
de los pobladores. Todos los testigos afirman que los militares disparaban
desaforadamente en todas direcciones y que, como era de noche, las balas se
veían avanzar, luminosas e incandescentes, en clara proveniencia de la base
militar. Además nadie pudo ver a ningún guerrillero disparando y por ello se
pone en duda la versión de un supuesto ataque de la guerrilla a la base
militar. Se desmintió como dato absolutamente falso el que desde alguna
vivienda hubieran salido disparos y como algo mucho más falso aún, el que la
víctima fuera un guerrillero o tuviera armas, como de manera infame lo dio a
entender el comandante del puesto militar, cuando ingresó a su casa y le pidió
a la familia de Alberto que “le entregara el uniforme de guerrillero que él
usaba”. Él es a todas luces un civil, padre de familia, integrante de una
congregación cristiana del lugar y trabajador en la obra que actualmente se
adelanta en la carretera, cuyos compañeros y directivos realizaron un cese de
trabajo al día siguiente en protesta por el vil atentado del ejército contra
él. Con toda evidencia, el proyectil que hirió a Alberto provenía de la base militar,
pues impactó la pared de la vivienda desde esa dirección y en la misma
dirección atravesó una escoba que estaba junto a la puerta y por último el
cuerpo de Alberto, quien se disponía a abrir la puerta luego de escuchar el
llanto de unos niños en medio de la balacera.
Este mismo día, un delegado de la Defensoría del Pueblo
se trasladó al caserío de San José y se reunió con un grupo de pobladores ante
quienes hizo una defensa del ejército, exonerándolo de toda responsabilidad en
el crimen, sin haber estado presente y desatendiendo todos los testimonios
presenciales. Dicho “defensor” visitó la vivienda de la víctima donde hizo
interpretaciones completamente ilógicas sobre la trayectoria de los
proyectiles. Los pobladores se burlaron de su falta de cordura y le preguntaron
si era defensor del pueblo o defensor de los militares.
El sábado 6 de octubre, varios habitantes del casco urbano
de San José se acercaron a miembros de nuestra Comunidad de Paz para
comentarles que otras casas del caserío habían sido impactadas por los disparos
de los militares y policías desde sus respectivas bases. Esta información se
comprobó y se encontró que había cinco viviendas averiadas, además de la
escuela de San José, la cual tiene varios impactos. Este mismo día, el equipo
de comunicación de nuestra Comunidad se acercó a fotografiar las casas
averiadas por los disparos, pero los uniformados que allí se encontraban se opusieron a que los miembros de nuestra
Comunidad registraran fotográficamente los daños, aduciendo que ellos no
poseían carnés de periodistas, por lo que les prohibieron rotundamente
fotografiar el lugar, amenazándolos de detención y de decomiso de sus cámaras.
Así el crimen quedaba completado con el encubrimiento, la obstrucción de la
verdad y el ocultamiento de pruebas, lo que confirma la conciencia de culpa.
Todo esto alcanzó niveles extraordinarios de descaro, cuando los mismos
militares intimidaron a los pobladores prohibiéndoles que afirmaran que las
heridas de Alberto habían sido causadas por el ejército y presionándolos a que
afirmaran en cambio que ellas habían sido causadas por la guerrilla, mientras
nadie había visto a ningún guerrillero esa noche. Sobra todo comentario.
Nuevamente nuestra Comunidad le insiste al gobierno que
acate la sentencia T-1206 de 2001, la cual prohíbe ubicar puestos de policía y
bases militares en medio de la población civil, aportando criterios y doctrina
constitucional de gran nitidez sobre la carencia de toda legitimidad y
legalidad para imponer a las poblaciones civiles riesgos de violencia
sobreviniente que los pobladores no tienen por qué soportar. Los ya
numerosísimos hechos de violencia vividos por los pobladores de San José,
causados por la presencia de la fuerza pública en sus espacios de vida y
trabajo, que siempre buscan utilizar a la población civil como escudo,
demuestran la sabiduría de la Corte Constitucional en dicha jurisprudencia y la
tozudez de un gobierno que busca siempre victimizar a la población civil que no
es de su incondicional adhesión.
Invocamos otra vez la solidaridad de quienes nos conocen y
que desde muchos rincones de Colombia y de otros países del mundo lloran con
nosotros a nuestras víctimas y nos dan aliento moral en medio de la barbarie.
Estamos seguros que muchos de ellos, quienes conocieron la extraordinaria
altura moral y la generosidad a toda prueba de Eduar, manifestarán su
indignación ante las nuevas vilezas del gobierno, que quizás frustrado por no
haberlo podido asesinar en tantos intentos, ahora quiere manchar su memoria con
la más repugnante suciedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.