Afiche de los días cuando el gobierno calificaba a Cisneros como enemigo |
Extraído del libro "Venezuela: La revolución como espectáculo. Una crítica anarquista al gobierno bolivariano" de Rafael Uzcátegui
Que el gobierno bolivariano sea más y no menos globalización lo evidencia, además, el tipo de actores económicos que han prosperado y emergido durante su mandato. Wilmer Ruperti, tras su meteórico enriquecimiento a partir del paro petrolero del año 2002, se ha dedicado al negocio de los medios de comunicación inaugurando una TV de noticias y entretenimiento 24 horas, Canal I; comprando el circuito radiofónico Radio Rumbos y un pequeño tabloide capitalino, el Diario de Caracas , e intentado, infructuosamente, de adquirir uno de los periódicos nacionales tradicionales de Venezuela: El Universal . Orlando Castro Llanes, un antiguo banquero fugado de Venezuela tras un desfalco bancario realizado el año 1994, reapareció en el negocio de los seguros de vida fundando una compañía llamada Proseguros tras la elección de Hugo Chávez como presidente. Actualmente forma parte de la directiva de Bolivariana de Seguros, una empresa de la cual se ha anunciado que acaparará las pólizas de seguro de los organismos gubernamentales. El dueño del quinto banco más próspero del país, Banesco, es un apologista de las políticas económicas del gobierno en los medios de televisión estatales. Juan Carlos Escotet ha dicho que “ahora los empresarios venezolanos tienen mayor y mejor mercado gracias al mejoramiento de las condiciones de poder de compra de la población y el entorno social” .
Que el gobierno bolivariano sea más y no menos globalización lo evidencia, además, el tipo de actores económicos que han prosperado y emergido durante su mandato. Wilmer Ruperti, tras su meteórico enriquecimiento a partir del paro petrolero del año 2002, se ha dedicado al negocio de los medios de comunicación inaugurando una TV de noticias y entretenimiento 24 horas, Canal I; comprando el circuito radiofónico Radio Rumbos y un pequeño tabloide capitalino, el Diario de Caracas , e intentado, infructuosamente, de adquirir uno de los periódicos nacionales tradicionales de Venezuela: El Universal . Orlando Castro Llanes, un antiguo banquero fugado de Venezuela tras un desfalco bancario realizado el año 1994, reapareció en el negocio de los seguros de vida fundando una compañía llamada Proseguros tras la elección de Hugo Chávez como presidente. Actualmente forma parte de la directiva de Bolivariana de Seguros, una empresa de la cual se ha anunciado que acaparará las pólizas de seguro de los organismos gubernamentales. El dueño del quinto banco más próspero del país, Banesco, es un apologista de las políticas económicas del gobierno en los medios de televisión estatales. Juan Carlos Escotet ha dicho que “ahora los empresarios venezolanos tienen mayor y mejor mercado gracias al mejoramiento de las condiciones de poder de compra de la población y el entorno social” .
Sin
embargo, quien mejor evidencia la convivencia entre los sectores locales
representantes de la economía global y el proceso bolivariano es el empresario
venezolano modelo de prosperidad en el capitalismo informacional: Gustavo
Cisneros.
Gustavo
Cisneros nació en Caracas en 1945, y según la revista Forbes posee una fortuna
calculada en 6.000 millones de dólares estadounidenses, ubicándose en el nº 119
en la lista de los mayores magnates del mundo . Su riqueza proviene,
principalmente, de sus empresas de telecomunicaciones y afines, siendo las más
importantes Venevisión International, Venevision Productions, Movida en los
Estados Unidos, y Venevisión y Cervecería Regional en Venezuela, todas
agrupadas bajo la tutela de la Organización Cisneros.
Además, es dueño del equipo de béisbol venezolano Leones del Caracas. Las
empresas que forman la
Organización Cisneros operan en más de 50 países en América,
Asia y Europa. Se calcula que 35.000 personas en los Estados Unidos trabajan
para el conglomerado. Cisneros, un evidente opositor del presidente Chávez en
los primeros años de su mandato, fue señalado por el semanario estadounidense
Newsweek como “vértice” del complot para derrocarlo mediante un golpe de Estado
en abril del 2002 . En un discurso pronunciado el 10 de enero del 2003, Chávez
se refería al empresario en términos que claramente lo definía como uno de sus
mayores adversarios: “por allá por Naciones Unidas muy cerca de las instancias
máximas anda uno de ellos, anda un fascista, anda un golpista y que es dueño de
una televisora aquí en Venezuela que se llama Gustavo Cisneros, ese es uno de
los más grandes responsables de lo que aquí está pasando en Venezuela, uno de
los más grandes responsables y yo lo acuso ante el pueblo y ante el mundo por
golpista y por fascista” . Un año después, sorpresivamente, se realiza el 18 de
junio de 2004 una reunión entre el empresario y el presidente, con la
intermediación del ex gobernante estadounidense Jimmy Carter. Dos días
posteriores al encuentro, al explicar su entrevista con el hombre de negocios,
Chávez cambiaba los calificativos de “golpista” y “fascista” por el de “señor”:
“Yo al señor Cisneros le dije y le di mano, bienvenido, bienvenido y que gusto
me da que nos podamos sentar a conversar porque usted es un venezolano, y vamos
a tomarnos un café y vamos a conversar, y lo haría con cualquier venezolano que
de verdad quiera venir a hablar de cosas serias. Dentro de la Constitución todo,
fuera de ella absolutamente nada” . En días siguientes, en una entrevista
realizada por el director del diario Últimas Noticias, de tendencia
oficialista, Eleazar Díaz Rangel, expresó: “Cisneros sabe que él, su medio, su
empresa y su familia puede coexistir con este proyecto, siempre y cuando
respete la Constitución
y las leyes, y reconozca las autoridades como lo ha venido haciendo” .
Por su
parte Gustavo Cisneros también recordó el encuentro:
“Hablamos extensamente acerca del problema de
la pobreza en Venezuela. El Presidente Chávez y yo, compartimos la misma opinión: el tema de la pobreza debía
unir al país, sobre todo en vista del alto crecimiento
de hogares que se colocaban bajo la línea de la pobreza. Por mi parte, insistí
en que una vez finalizado el
proceso de referendo, el diálogo nacional debía enfocarse en la búsqueda de
soluciones al citado problema.
Manifesté que los venezolanos debían dirigir sus esfuerzos a mejorar la
educación y a estimular las
capacidades empresariales nacionales, para así competir exitosamente en los
mercados mundiales” .
Ambas
partes han repetido que aquel día no se realizó ningún pacto, y salvo las
especulaciones, no se ha conocido el contenido íntegro de dicha reunión. Sin
embargo, un hecho verificable es que la línea editorial de la estación de
televisión propiedad de Gustavo Cisneros en Venezuela, Venevisión, cambió a
partir del cónclave: de favorecer ampliamente a un extremo del espectro
político a difundir pródigamente al otro. Una evidencia de su repentina mudanza
ideológica se registró en el Informe Final Elección Presidencial Venezuela
2006, realizado por la
Unión Europea , a propósito de su papel como observador
internacional de la contienda electoral presidencial del año 2006, evento donde
el presidente Chávez logró su reelección como primer mandatario: “El tono de
Televén y Venevisión fue poco crítico en general con las dos principales
coaliciones, pero, desde un punto de vista cuantitativo, las dos favorecieron
abiertamente la posición oficialista. Venevisión dedicó 84% del tiempo de
información política a la posición oficialista y sólo 16% a la coalición
“Unidad” –opositora-, mientras que Televén le dio 68% a la coalición de Chávez
y 32% a la de Rosales”.
¿Qué
puede ganar el canal de televisión de un empresario global como Gustavo
Cisneros al promocionar tan generosamente la opción política de un presidente
que afirma “construir el socialismo”? Ser, sin competencia, el canal televisivo
de señal abierta con mayor audiencia en un país de 28 millones de consumidores.
Efectivamente, tras la decisión gubernamental de no renovarle la concesión a
Radio Caracas Televisión (RCTV), competidor tradicional de Venevisión, el canal
cuenta con los niveles de sintonía más altos en toda la historia de la pantalla
chica en Venezuela. RCTV, la televisora privada más antigua del país,
transmitió durante 54 años por el Canal 2. El 27 de mayo de 2007, a las 11 y 59 de la
noche, finalizó sus transmisiones por señal abierta tras la decisión
gubernamental de no renovar su concesión de emisión pública radioeléctrica. La
razón fundamental de la medida fue la participación del canal en el golpe de
Estado del año 2002, al no transmitir una serie de eventos protagonizados por
seguidores del presidente Chávez e incitar a la rebelión militar y civil en
contra del gobierno democráticamente electo. Sin embargo, a Venevisión, que
realizó el mismo tipo de cobertura de aquellos eventos, con idéntico sesgo, le
fue renovada su concesión el 25 de mayo del 2007, tres años después de la
reunión Chávez-Cisneros-Carter. RCTV era el canal con mayor sintonía de
Venezuela (alrededor del 36%), seguido de cerca por Venevisión (alrededor del
34%), pareja que monopolizaba tanto la audiencia como la inversión publicitaria
en televisión. Ambas estaciones desarrollaron, durante décadas, una competencia
feroz por la preferencia de los espectadores y espectadoras, por lo que a
contracorriente del discurso gubernamental que lo razonaba como
“democratización del espacio radioeléctrico”, la salida del aire de RCTV beneficiaba
directamente a Venevisión. 5 meses después, en octubre del 2007, el canal de
Gustavo Cisneros acaparaba el 51% del total de la sintonía . Para septiembre
del 2008 se calculaba que de cada 100 personas que estaban viendo la televisión
en el país caribeño 67 estaba sintonizando Venevisión, seguida, de lejos por
Televen, con 28 espectadores .
Los
medios publicitarios venezolanos han mantenido sus ganancias en la mayor de las
discreciones. Se conoce que la televisión abierta ocupa en la industria cerca
del 60% al 65% de la inversión publicitaria del país. Sin embargo,
declaraciones de Mari Pili Hernández, periodista, ex-Viceministra de Relaciones
Exteriores de Venezuela para América del Norte y directora del Canal de
televisión i, nos pueden dar una idea de la magnitud del negocio del mercadeo
en pantalla chica en tiempos bolivarianos. A raíz de la no renovación de la
concesión a RCTV, en el año 2007, afirmó: “El año pasado -2006-, la ganancia de
la preventa publicitaria de Radio Caracas Televisión fue de, aproximadamente,
360 mil millones de bolívares. Como todos los años, la torta publicitaria
aumenta; el cálculo para este año estaría por encima de los 420 mil millones de
bolívares”. La comunicadora social, defensora del presidente Chávez, fue asertiva
en su declaración al preguntarse: “Ese dinero, ahorita, no tiene dueño, porque
RCTV no está al aire, pero ¿quién se queda con ese dinero?” . La respuesta no
ofrece sorpresas. Jhon Da Silva, un blogger venezolano especializado en
mercadeo, calculó: “hagamos un ejercicio, si tenemos una marca que sea para
todo (sic) el mundo tipo Movilnet –marca de telefonía celular estatal- (...) si
nos rigiéramos por los números estrictamente estaríamos invirtiendo cerca del
60% del presupuesto de mercado en Televisión Abierta, de los cuales Venevisión
tendría 67% de ese presupuesto 28% Televen y 5% Globovision” . Si la Cámara de Servicios de Telecomunicaciones
(Casetel) estimó que para el año 2006 la inversión publicitaria de las
compañías de celulares fue de 150 millones de dólares , haciendo la proyección
respectiva tendríamos que el canal de Gustavo Cisneros, sólo por facturación
proveniente de la promoción de teléfonos celulares, ganaría al año más de 65
millones de dólares.
Esta
coexistencia pactada entre uno de los empresarios mas ricos del mundo y el
líder del proceso bolivariano significa el refinamiento de la interacción
compleja entre la institucionalidad promovida por el movimiento chavista y la
economía globalizada. Esta perspectiva es clave para entender el desenlace del
conflicto por el control del espacio televisivo en Venezuela. Si Venevisión
representa en su área el nodo local mejor vinculado a la red de capital global,
RCTV personifica al del empresariado histórico cuyos modos de generación de
riqueza tradicional han sido progresivamente desplazados por los flujos
informacionales característicos de nuestro tiempo . Como lo testimonia El libro
blanco sobre RCTV, esta compañía es propiedad de Peter Bottome, Marcel Granier,
Alicia Phelps, Alberto Tovar Phelps y Guillermo Tucker Arismendi. Su fundación,
por parte del empresario William H. Phelps, fue producto de un proceso de
acumulación familiar de riqueza que se inició con la exportación de café y se
cristalizó en 1920 con la importación y comercialización en el país de
productos característicos de la revolución industrial: Máquinas de coser
Singer, Máquinas de escribir Underwood y automóviles Ford. Esta acertada
interpretación de la vanguardia técnica como generadora de riqueza, no tuvo
para los herederos Phelps, casi un siglo después, un equivalente en las
innovaciones de las tecnologías informacionales. El que si calibró
correctamente la dirección de los cambios fue Gustavo Cisneros. En una de sus
biografías se lee:
“A mediados de los años 90´, el Grupo hizo una
pausa para evaluar su situación. Ese esfuerzo introspectivo
produjo dos decisiones importantes: una de ellas fue concentrarse en los
negocios de rápido crecimiento que
mejor conocía y entendía —o que consideraba que podría aprender con rapidez— incluida la transmisión y programación
de televisión, las telecomunicaciones e Internet. La segunda decisión fue reducir su presencia en
Venezuela al mínimo absoluto, dejando en el país a Venevisión y las empresas relacionadas estrechamente con
ella” .
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