Por La Aurora Intermitente
Los profesores de economía Federico Aguilera (Univ.
Multinacionales
y movimientos sociales: Resistir al lobby oculto
“En este
creciente auge del simulacro sobre lo real, fundamental para las nuevas formas
de ejercer y legitimar el poder, juega un papel clave la industria de la
comunicación, ‘Public Relations’.
Una actividad que se especializa en la
“ingeniería del consenso” como forma de ampliar mercados y crear un clima
político-social propicio a la expansión de las grandes empresas, al tiempo que
se ayuda también a desactivar y vencer las resistencias. Una actividad de
promover el ‘Business as Usual’ muy amplia que va desde el fomento del
patrocinio, la filantropía corporativa, la promoción de grandes eventos y la
proyección de marcas hasta la llamada responsabilidad social y ambiental
corporativa”. Ramón Fernández Durán
“El
capital trata de apropiarse de los movimientos ecologistas razonables, para
reconvertirlos en domesticados capitalismos verdes o formas de negocio con el
agotamiento del planeta”. Pedro A. Prieto
LAS citas
precedentes proporcionan algunas claves para situar el contexto en el que opera
el poder de las grandes empresas en la actualidad. Un poder que se muestra con
el propósito de hacer más negocios y, simultáneamente, eliminar las
resistencias. Están intentando la cuadratura del círculo: ser, a la vez,
saqueadoras y benefactoras de sus damnificados.
SI las
multinacionales (J.P. Morgan, Nestlé, Wal-Mart, Monsanto, etc.) tratan de
gobernar el mundo es por su necesidad intrínseca de obtener ganancias a interés
compuesto, o en progresión geométrica. Desde hace unas décadas han agotado la
capacidad autorregenerativa del planeta, se encuentran con un “mundo lleno”,
por lo que ahora más que nunca han de ir a la búsqueda de todo lo explotable.
En estas circunstancias, actúan por desposesión de los últimos vestigios de
autonomía de los pueblos: los bienes y usos comunes, los inmateriales, la vida
y la dignidad de las gentes.
BUEN
ejemplo de todo esto que decimos, no es solo la profunda crisis mencionada,
sino las nuevas formas con las que este capitalismo senil se reviste para poder
caer, subrepticiamente, como un enjambre de langostas en la última frontera del
beneficio.
EL caso
de las semillas de los cultivos es una buena muestra de la necesaria rapacidad
del sistema. Lo resume muy bien Silvia Pérez-Vitoria cuando dice que: “entre el
60% y el 80% de la población agrícola del mundo vive en unidades de producción
de pequeño tamaño (…). Es a estos campesinos que las multinacionales quieren
robarles las plantas susceptibles de ser patentadas”.[i]
EL
sistema necesita con urgencia, además de su plan A (seguir con los negocios
como lo hace habitualmente: business as usual), un plan B (la conquista del
alma de las gentes y de las resistencias sociales[ii]). Pues tampoco es tan
poderoso como aparece a primera vista, porque si lo fuera no tendría necesidad
de invertir tantos millones de dólares en Responsabilidad Social Corporativa
(RSC), lavado verde, lobbying, publicidad y clientelismo a través de ONGs
leales a sus intereses[iii].
El plan B
del gran capital
SE puede
resumir diciendo que es “la suma de maniobras destinadas a ganar consenso,
legalizar estas formas de enriquecerse, lograr obediencia y/o complicidad,
publicitar sus objetivos como si fueran idénticos a los de la sociedad y
desacreditar las alternativas como si fueran ´ataques´”[iv]. En una palabra,
buscar legitimidad.
DESTACAN
por su especial relevancia dos maneras de llevar a cabo este segundo plan: una,
la denominada “Responsabilidad Social Corporativa”, y otra, la que tiene por
objeto la cooptación de los movimientos sociales de resistencia y ONGs alternativas.
“Sin lugar a dudas que estos planes B empresariales, abonados por técnicos,
intelectuales y ciertas ONGs son el mayor desafío a vencer por parte de la
resistencia civil.”[v] En general, podemos decir que el capital trata de
apropiarse de los movimientos ecologistas razonables, para reconvertirlos en
unos agentes domesticados del capitalismo verde.
Unas
notas sobre la
Responsabilidad Social Corporativa (RSC)
LA mejor
definición de lo que pretende esta RSC la dio el secretario general de la ONU , Ban Ki-Moon, en 2008[vi].
Dijo: “tenemos que pasar de la responsabilidad de los negocios al negocio de la
responsabilidad”. Para las empresas, en el orden capitalista, se trata de eso y
solo de eso. Si alguien quiere llamarse a ilusiones socializantes o de sostenibilidad,
las declaraciones del director de Responsabilidad Social Corporativa de
Mapfre[vii] son más que persuasivas: “en el fondo buena parte de lo que se oye
en RSC tiene su raíz en ese propósito cosmético que siempre nos acompaña en la
empresa”, y es que por más vueltas que se le dé, en una sistema capitalista la
única responsabilidad social de las empresas consiste en incrementar sus
beneficios, como sostenía el representante de la economía neoliberal Milton
Friedman.
NO lo
pueden evitar: “Si una gran empresa que cotiza en bolsa no logra cumplir con la
fórmula de un rápido crecimiento y beneficios a corto plazo, sus directores se
verán expuestos a ser despedidos directamente, o incluso a posibles acciones
legales (…) ni los banqueros ni los inversores juzgan el rendimiento
empresarial según el grado de contribución al bien público. Estos son
fundamentalmente amorales”.[viii]
PARA
concluir con la RSC
y “no caer en moralina, admitamos que el objetivo lógico y común de todo
negocio es el lucro… las empresas son empresas y no ONGs; y esto va de ganar
dinero”[ix]. Quien así se sinceraba era el director de Reputación e Identidad
Corporativa de Telefónica, empresa que ha tardado bien poco en poner en
funcionamiento esta lógica con el reciente anuncio de despidos masivos de
varios miles de trabajadores, a la vez que incrementa sustancialmente los
sueldos de sus directivos en varios cientos de millones de euros, días después
de haber declarado los mayores beneficios de su historia.
A por los
movimientos sociales de resistencia
DOS
fundaciones muy activas en este capítulo nos sirven para ilustrar cómo opera el
gran capital en este apartado de su plan B. Se trata de las llamadas AVINA y
Ashoka, que tienen su espacio de operaciones preferente en España y Latinoamérica.
No son las únicas.
ESTAS dos
entidades, aparecidas en 1994 y 1981 respectivamente, están íntimamente
relacionadas entre sí. En 1993, Stephan Schmidheiny, fundador de AVINA, y Bill
Drayton, fundador de Ashoka, percibieron que tenían visiones muy afines sobre
cómo contribuir a un cambio profundo en el mundo y, a través de los años, AVINA
y Ashoka han identificado y promovido múltiples formas de colaboración local y
global. También Ashoka es financiada por AVINA: por ejemplo, hasta 2007 le ha
pagado a más de 400 emprendedores sociales. Según Drayton, “Ashoka no tiene un
coemprendedor o aliado más cercano o duradero que AVINA para apoyar el vuelo de
las más poderosas y nuevas ideas y sus promotores”.
AMBAS
fundaciones están inequívocamente vinculadas al gran capital. En el caso de
AVINA, el fundador único ya citado es el magnate del amianto, una de las
mayores fortunas del mundo, amasadas con el negocio del mineral asesino a costa
de la salud y de la vida de cientos de miles de personas en todo el planeta. El
pasado 13 de febrero, Schmidheiny fue condenado a 16 de años de cárcel por un
tribunal de Turín por los delitos de “desastre ambiental doloso permanente” y
“por omisión de medidas de seguridad” en el trabajo, provocados por una fábrica
de amianto de su propiedad instalada en el pueblo de Casale Monferrato, a causa
de la cual ya han muerto más de dos mil personas y han enfermado cerca de mil.
Además, Schmidheiny ha sido directivo de Nestlé, de la Unión de Bancos Suizos, y de
ABS Brown, entre otras multinacionales. Del mismo modo, el actual presidente de
AVINA procede de la multinacional química DuPont.
EN el
caso de Ashoka, la fundación en España está presidida por un exdirectivo de la
banca JP Morgan[x], la empresa más poderosa del mundo según la lista Forbes, y
otros fundadores han estado vinculados a la consultora McKinsey&Co., o a
General Electric.
ESTAS
fundaciones del gran capital entran en los movimientos sociales y ONGs con una
filosofía definida y que no engaña a nadie. Se trata de considerar “a los
mercados como los canales legítimos para el cambio social”[xi]. Por eso AVINA
se define como “una fundación que se asocia con líderes de la sociedad civil y
del empresariado de América Latina en sus iniciativas por el desarrollo
sostenible”[xii]. En el caso de Ashoka, el objetivo es más claro si cabe. Según
declara María Zapata, su directora en España: “para las empresas, el mercado
potencial que ofrece la población que está viviendo con menos de dos dólares al
día, la base de la pirámide, es de 4 billones de dólares (…).Los emprendedores
sociales trabajan con esas poblaciones y su labor es acercar a las
multinacionales hasta ellas, mientras salvaguardan los intereses de
éstas”.[xiii]
PARA eso
financian y se alían a líderes de los movimientos sociales, incluso a los
anticapitalistas, para que legitimen desde dentro el sistema empresarial
realmente existente, y para moldear los límites de esa disidencia.
EN
efecto, AVINA cuenta entre sus socios destacados al argentino Gustavo
Grobocopatel[xiv] considerado el empresario número uno y referente indiscutido
a nivel mundial en el terreno de la soja transgénica. Cultiva más de 280.000 hectáreas .
YA
sabemos que el cultivo de la soja “es el monocultivo de la década, el cultivo
que más tierras deforesta, que más bosques tala, que más asesinatos y
esclavitud produce, que más fumigaciones provoca, y finalmente que más pobreza
genera”, según el Informe del Worldwatch Institute de 2011[xv].
CLARO,
que en Latinoamérica, lugar privilegiado de sus actuaciones, ya se han
percatado de la naturaleza de estas fundaciones. En la pasada reunión de Cancún
sobre cambio climático (diciembre de 2010), el Grupo de Reflexión Rural
argentino (GRR) ha detectado la infiltración de AVINA en los distintos
movimientos alternativos que han acudido a la contracumbre y denuncian que:
“Las grandes corporaciones y las fundaciones que las acompañan, han estado
trabajando sigilosamente para escurrirse entre los espacios alternativos. La fundación
AVINA, del millonario suizo Stephan Schmidheiny, de larga y siniestra
trayectoria en nuestra América Mestiza, por comprar voluntades detrás de
proyectos supuestamente beneficiosos para nuestros pueblos y comunidades,
ofreció una dádiva económica para la organización de Klimaforum 10. (…)
Fundaciones como AVINA y Ashoka son el enemigo de la Tierra Madre y de las
poblaciones oprimidas”[xvi].
El caso
del AGRA y los transgénicos
CON este
ejemplo es como mejor se puede ver el modo en que opera el lobby capitalista en
los movimientos sociales.
SEGÚN
denuncian Gustavo Duch y Fernando Fernández, conocidos activistas
agroecológicos, “en estos momentos existen una serie de programas para
desarrollar una segunda vuelta a la Revolución Verde , ahora en África. Encabezado por
un grupo de grandes corporaciones y fundaciones como Gates o Rockefeller, se
propagan una serie de proyectos que favorecerán la instalación de dichas
empresas en África, donde podrán ampliar sus negocios y su mercado, desplazando
los sistemas públicos nacionales (…). La participación de fundaciones
solidarias como Gates no deja de ser preocupante y distorsionadora. Sólo en el
mes de septiembre del 2010, Gates ha donado 8 millones de dólares para
favorecer la entrada de Cargill y su soja en África; y ha invertido 23.1
millones de dólares en Monsanto” [xvii]. A este proyecto se le ha bautizado con
el nombre de AGRA.
POR si
hubiese dudas sobre las intenciones de esta fundación, la Vía Campesina , el
movimiento alternativo más prestigioso del mundo, advertía que: “desde 2006 la Fundación Bill y
Melinda Gates ha colaborado con la Fundación Rockefeller ,
entusiasta promotora de cultivos transgénicos para los pobres del mundo, para
implementar la Alianza
para una Revolución Verde en África (AGRA), la cual está abriendo el continente
a la semilla transgénica y a sustancias químicas vendidas por Monsanto, Dupont
y Syngenta. La fundación ha dado $456 millones a AGRA, y en 2006 contrató a
Robert Horsch, quien fue ejecutivo de Monsanto por 25 años, para trabajar en el
proyecto. En Kenya alrededor de 70% de los que reciben fondos de AGRA trabajan
directamente con Monsanto, casi el 80% del financiamiento de Gates en el país
tiene que ver con biotecnología, y sobre $100 millones en donaciones se han
dado a organizaciones kenianas conectadas a Monsanto. En 2008 un 30% de los
fondos de la Fundación
para desarrollo agrícola fueron a promover variedades de semilla transgénica.
(…) En agosto de 2010 el fideicomiso de la Fundación Bill y
Melinda Gates, anunció que había comprado 500 mil acciones de Monsanto,
valoradas en un poco más de $23 millones”[xviii].
DE Kenya
procede, precisamente, uno de los últimos “fichajes” de Ashoka en 2009. Se
trata de la científica keniana Florence Wanbugu, vinculada a la biotecnología y
a Monsanto, y con muy buenas relaciones en España, como se puede ver en la
fotografía de más abajo.
EL
círculo continúa con el anuncio de que Ashoka recibe en 2009 una donación de la
fundación Bill y Melinda Gates[xix] de 11,3 millones de dólares: “Estos fondos
permitirán a Ashoka elegir a más de 90 emprendedores sociales que difundirán
prometedoras innovaciones para ayudar a salir de la pobreza a pequeños
agricultores y comunidades rurales en África subsahariana e India”.
PERO hay
más. También casi los mismos actores, Gates, Rockefeller y Monsanto, junto a
Syngenta, el Gobierno Noruego y otros gobiernos han creado en 2008 lo que se ha
dado en llamar “La bóveda de semillas del fin del mundo”, que es un gran banco
de semillas y recursos fitogenéticos instalado en el Ártico, en una isla del
archipiélago Svalbard. La “bóveda” tiene capacidad para almacenar 4,5 millones
de muestras de diferentes semillas, cada muestra tiene un promedio de 500
semillas. Guardan más de siete mil especies de plantas que históricamente han
sido usadas en la dieta humana.
El
círculo se cierra con el lobby oculto: los “disidentes” seleccionados y
asociados
AVINA y
Ashoka, en los diez años que llevan operando en España han logrado introducirse
de alguna forma en más de diez organizaciones que pueden considerarse
alternativas. En unos casos seleccionando a líderes o emprendedores, en otros
aportando financiación y asesoramiento. Son entidades de prestigio que cubren
los rubros del agua, el medioambiente, la paz, el mundo rural, las
universidades paralelas, los sistemas financieros éticos, las semillas, el mar,
etc., y contando con líderes conocidos.
ESTAS
fundaciones del gran capital llevan a cabo la selección de sus colaboradores
con todo rigor, de manera que la decisión final suele venir de sus sedes
centrales, en América. Saben bien con quién se alían. No en vano, Ashoka
presume de que tiene como aliados estratégicos a la mencionada McKinsey,
empresa líder mundial de consultoría de gestión, a Hill & Knowlton, unas de
las principales en relaciones públicas y Latham & Watkins[xx], con 2.000
abogados en todo el mundo. La selección está asegurada. Por si acaso, firman
contratos que comprometen a los elegidos a dejar su imagen para promoción de
las filantrópicas y, como dice su directora en España María Calvo, “una vez que
el emprendedor social es seleccionado, pertenece a la Red Ashoka de por
vida”.
ALGUNAS
de estas organizaciones o sus líderes, que comparten la condición de socios o
aliados de las fundaciones mencionadas, tienen una posición de liderazgo
explícita contra los cultivos transgénicos. Por tanto, a veces cumplen con su
función de portavoces de asociaciones que luchan contra este tipo de cultivos
(especialmente en España, que es donde estos cultivos han prosperado más en
toda Europa), y otras se ven obligados a mantener un prudente silencio, ante
programas tan agresivos como el AGRA, en el que 90 correligionarios suyos de
Ashoka tratan de implementar en África los transgénicos, con apoyo de la Fundación Bill y
Melinda Gates-Monsanto, como hemos visto más arriba. El plus de legitimidad que
los “disidentes” controlados ofrecen a las fundaciones del gran capital es
impagable.
EN
nuestro entorno más cercano se ha venido produciendo también un fenómeno
similar que es necesario subrayar para conocimiento general y que, desde hace
tiempo, se lleva denunciando. Afortunadamente, tras un esfuerzo importante, las
cosas parece que van cambiando en la buena dirección, y se comienza a lograr
que aquellos que han mantenido relaciones estables con fundaciones como AVINA y
Ashoka reconsideren su actuación. En esa buena dirección van, por ejemplo,
algunas dimisiones de sus cargos en los movimientos sociales de líderes que, a
la vez, eran socios de AVINA o Ashoka, así como las declaraciones de denuncia
contra dichas fundaciones manifestadas por las organizaciones ecologistas a las
que dichos líderes pertenecían. En este sentido apunta la declaración del
pasado 8 de febrero de la
Plataforma Rural (entidad que integra unas decenas de
organizaciones) contra los transgénicos. En dicho documento se denuncia que “en
África, Monsanto se ha aliado recientemente con la Fundación Gates , la Fundación Rockefeller
y otras entidades como la
Fundación Ashoka , para promover los transgénicos en el marco
de la ´Alianza para una Revolución Verde en Africa´. Aunque disfrazado de
verde, se trata de un intento asesino de introducir en este continente semillas
comerciales (y posteriormente transgénicas) y todo el paquete de insumos
agroquímicos, despojando a los pequeños campesinos de sus semillas
tradicionales y condenándoles al hambre y la miseria”.
Una
consideración final
EN los
casos de dimisión mencionados, así como en otros, nos gustaría insistir en lo
siguiente: no estamos cuestionando la buena fe subjetiva con que esas personas
puedan haber actuado, sino el problema político objetivo que suponen esas
estrategias del gran capital para penetrar en los movimientos sociales
alternativos. Es cierto que cualquiera de nosotros y nosotras podemos ser
víctimas de engaños: a veces damos pasos arriesgados sin llegar a ver cuáles
pueden ser las consecuencias, o sin mala intención tomamos atajos que acaban
llevando a lugares problemáticos. Y puede resultar subjetivamente muy difícil
desandar lo andado, sobre todo cuando está en juego lo que estimamos que es
nuestra propia identidad, la consideración que merecemos a la gente cercana o
el prestigio ante otros círculos más alejados. Pero hay que evitar confundir
las dificultades personales que entraña reconocer errores, con los intereses de
los proyectos colectivos. Resultaría difícil de entender que, una vez
advertidos de la situación, nos empeñáramos en negar la realidad y siguiéramos
sin corregir el rumbo ni aclarar las circunstancias y responsabilidades. En tal
caso, estaríamos haciendo un flaco favor a los movimientos sociales al
debilitar sus fuerzas para resistir al “lobby oculto” arriba mencionado.
Bibliografía
y Referencias:
[i]
Pérez-Vitoria, S. (2010): El retorno de los campesinos. Una oportunidad para
nuestra supervivencia, Barcelona, Icaria, p.103.
[ii]
“Toda la vida está siendo afectada por la lógica del capital… la conquista del
alma se ha ido produciendo casi sin resistencias y sin darnos cuenta. Las
estructuras del poder han logrado reducir nuestras cabezas”, en: Fernández
Durán, R. (2010): La tercera Piel, sociedad de la imagen y conquista del alma.
Disponible en: http://www.rebelion.org/docs/88672.pdf , p. 26. Acceso el 7 de
octubre de 2011.
[iii]
Dimitriu, A. ( 2008): “Bulimia energética, agrocombustibles y territorio: la
privatización de la política y las políticas del silencio”, Revista Theomai, nº
18, 2º semestre, p. 93.
[iv]
Galafassi, G. y A. Dimitriu, (2007): “El Plan “B” de los capitales mineros”,
Revista Theomai, nº15, primer semestre, p. 1.
[v]
Ibídem, p. 8.
[vi]
Discurso del secretario general de la
ONU en el Foro del Sector Privado para los Objetivos del
Desarrollo del Milenio de NNUU, N. York, 28.09.2008
[vii]Juan
José Almagro, en la presentación de las jornadas “La gestión de la RSE y la creación de valor
sostenible”, El Nuevo Lunes – Mapfre, Madrid, 16 de junio de 2008.
[viii]
Mander, J. (ed.), (2008): Manifiesto sobre transiciones económicas globales.
Cerrando el grifo para el futuro, Málaga, Ediciones del Genal, p.27.
[ix]
Hernández, J. y Ramiro P. (eds.) (2009): El negocio de la responsabilidad.
Crítica de la responsabilidad Social Corporativa de las empresas
transnacionales, Barcelona, Icaria, p.63.
[x]
Presidente: Don Carl F. Munana,.BOE núm. 25 . Sábado 25 octubre 2003.
[xi]
Sustainnability Global Compact y UNEP (2005): “Las ONGs del siglo XXI. En el
mercado para el cambio”. Disponible en: http://www.ecodes.org/documentos/ar...
. Acceso el 7 de octubre de 2011, p.3.
[xii]
AVINA, “Informe anual 2000. Mensaje del Presidente” p. 14. Disponible en:
www.avina.net/esp/Multimedio... Acceso el 26 de enero de 2012
[xiii] Entrevista
a María Zapata en la revista digital Quo.es, 9.06.2011.
http://www.quo.es/ciencia/hombre/ma...
[xiv]
http://www.noalamina.org/mineria-in... visitida el 5 de marzo de 2012
[xv]
Fernández, F. y Duch, G. (2011), en: Worldwatch Institute, (2011): La situación
del mundo. Innovaciones para alimentar el planeta, Barcelona, Icaria, p.350.
[xvi]:GRR
(2010): “Los diferentes espacios de resistencias en la COP 16 de Cancún. Documento
del GRR en la cumbre del cambio climático de Méjico”, 15.12.10, disponible en:
http://www.ecoportal.net/EcoNoticia.... Acceso el 7 de octubre de 2011.
[xvii]
Duch, G. y Fernández, F. (2010): “La agroindustria bajo sospecha”, consultada
en http://www.fespinal.com/espinal/lli... , p.15. Acceso 7.10.2001.
[xviii]
Vía Campesina (2010): “La "filantropía" realmente existente. Denuncia
de la compra de acciones de Monsanto por parte de la Fundación Bill y
Melinda Gates”, comunicado de prensa, Rebelión, 16.09.10.
[xix]
elEconomista.es (27.01.2009),” Fundación Bill & Melinda Gates dona 11.3
millones de euros a Ashoka para proyectos de desarrollo rural en África e
India”, disponible en: http://ecodiario.eleconomista.es/so... . Acceso el 7 de
octubre de 2011.
[xx]
Página web disponible en: http://www.ashoka.es/nuestros-socios . Acceso el 7 de
octubre de 2011.
Fotografía
de Anja Stiegler, The Enemy Within
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