Por Gloria Díaz
Así como no me animo a votar por los candidatos de la llamada “Mesa de la Unidad”, maquillaje de la recomposición de la vieja guanábana adeco-copeyana, tampoco me anoto a votar por el nombrado “Gran Polo Patriótico”, cueva de corruptos de cuello rojo-rojito, que han enriquecido sus cuentas bancarias a costa de un discurso falsamente revolucionario.
Así como no me animo a votar por los candidatos de la llamada “Mesa de la Unidad”, maquillaje de la recomposición de la vieja guanábana adeco-copeyana, tampoco me anoto a votar por el nombrado “Gran Polo Patriótico”, cueva de corruptos de cuello rojo-rojito, que han enriquecido sus cuentas bancarias a costa de un discurso falsamente revolucionario.
Muchos son los interesados en el
continuismo en el poder de Hugo Rafael Chávez. Empezando por las compañías
transnacionales petroleras cuyos negocios han florecido a la sombra de la
«soberanía energética». Por otra parte los viejos comacates, hoy gordos y mandamases
en las Fuerzas Armadas, controlando el negocio de puertos y aeropuertos y todo
lo que por allí pasa, incluyendo por supuesto el narcotráfico. Nunca como antes
la impunidad había envilecido tanto a los militares, el verdadero partido
político en el poder en la Venezuela de hoy.
Siguen en la fila los empresarios de la
“derecha endógena” y la boliburguesía, como Diosdado Cabello, que en los
últimos 12 años han comprado medio país y han hecho el negocio parejo. Los
oligarcas de toda la vida, como Gustavo Cisneros, que han logrado convivir con
el llamado “proceso bolivariano” y han hecho acuerdos de “ganar-ganar” con el
Palacio de Miraflores. Más atrás los dueños de las aseguradoras privadas, que
con el desmantelamiento de la seguridad pública han vendido pólizas a todos los
ministerios estatales, y que como el viejo Orlando Castro han sabido reciclarse
poniendose el disfraz patriota. También los sinvergüenzas de la izquierda
venezolana, como Juan Barreto, que cuando los han puesto en algún cargo con presupuesto
han superado a sus maestros adecos y han dejado a los corruptos de cuello
blanco como niños de pecho. Otros interesados en la reelección son todos
aquellos integrantes de las cadenas de corrupción que se han beneficiado del
control de cambios y de la importación de todo tipo de cosas, desde alimentos
hasta “kits” de vivienda que nunca se construyeron. Más allá de nuestras
fronteras, alientan un nuevo período los capitalistas rusos, chinos, españoles
y europeos en general que han lucrado vendiéndonos baratijas para la muerte y
espejitos de nueva tecnología a cambio de contratos de venta de petróleo a
futuro. Los “brokers” e intermediarios que han hecho posible todos esos
contratos, así como los capitalistas argentinos, uruguayos, ecuatorianos, bolivianos
y cubanos que, al pisar Miraflores, se transmutan en revolucionarios. Los
frustrados de la lucha armada y los mediocres, que a fuerza de sumisión y
fidelidad perruna hoy resuelven, como nunca antes por meritos propios, un
resuelto quince y último.
Todas estas especies aspiran a seguir engordándose en un nuevo mandato chavista, ensuciando y ridiculizando las palabras por las que muchas personas han muerto a lo largo de la historia. Por eso yo me abstendré, y si es posible, pelearé con mis ovarios por levantar una alternativa realmente revolucionaria que desenmascare a estos mercaderes del templo. Lo lamento por los incautos que en las comunidades han creído que esta farsa es una revolución, y que se han partido el lomo para llenarle los bolsillos a la boliburguesía.
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