Por Humberto Decarli
R.
El panorama presentado por la coalición
opositora no es precisamente el mejor. Su afán por ser legalista para olvidar
el pasado conspirativo la hace demasiado formalista e incluso la distrae al
contraerse a una actividad eminente y exclusivamente electoral. Las demás
agendas, la económica, social, ambiental, de derechos humanos, cultural,
política y otras, están preteridas por la unilateralidad de tal orientación.
Conformación
de la M.U.D.
La Mesa de Unidad Democrática (MUD) es
una liga abigarrada cuyo denominador común es confrontar al chavismo y ése
realmente es el único factor de unidad. Se han alineado de acuerdo a criterios
pragmáticos en varias formaciones de acuerdo al candidato presidencial y en los
comicios regionales y locales efectúan alianzas circunstanciales. En síntesis,
la búsqueda de la Mesa de la Unidad es la salida y derrota del presidente
Chávez para llevar a cabo una administración basada en algunas consideraciones
distintas periféricamente de la gubernamental. Buscan cualquier solución menos
mala sin ruptura de los lineamientos esenciales de la democracia formal y el
populismo.
Tienen su soporte económico en el sector
financiero, la banca y los seguros, quienes han sustentado las campañas de la
época puntofijista y chavista. La misma gente que invierte para obtener
resultados a posteriori, cuando
tengan éxito parcial o generalmente. Son eventos caros donde se debe pagar una
costosa publicidad y erogaciones operativas elevadas, como por ejemplo, el de
las encuestadoras cada vez más incrementados y cuyos resultados son harto
dudosos. También las movilizaciones son costosas y se fundamentan en el
clientelismo, aupadas por las gobernacines y alcaldías controladas.
Originalmente se perfilaron tres
frentes: uno socialdemócrata, integrado por UNT, ABP y AD; otro
socialcristiano, con Copei, Primero Justicia, Proyecto Venezuela y Convergencia;
y el autocalificado de izquierda, con la participación de la Causa R, el
P.P.T., PODEMOS, Bandera Roja, el MAS y Vanguardia Popular. Las razones de
oportunidad y conveniencia acabaron con estas proposiciones porque se desplazaron
hacia quienes presentaran mejores ofertas. El último de los frentes se fue a
pique debido a que su candidato presidencial, Henri Falcón, se vio disminuido
en las encuestas y se produjo la estampida hacia otros espacios.
Precandidatos
y Apoyos
El candidato Henrique Capriles Radonski
es el abanderado de su partido Primero Justicia, nueva versión criolla del
Partido Popular español (la vieja es el debilitado COPEI). Es una organización
conservadora con una postura cuasi demócrata-cristiana combinada con criterios
liberales en materia económica y social. Es apoyado por la Causa R, antiguo
partido marxista fundado por Alfredo Maneiro, cuyos esfuerzos hoy sólo apuntan
a su sobrevivencia; PODEMOS, escisión del MAS, que al ser excluido del gobierno
hace su movida oportunista hacia el actual gobernador de Miranda; el P.P.T., un
fraccionamiento de la Causa R y hasta hace poco tiempo integrante de la gestión
gubernamental; y Vanguardia Popular, una división de Bandera Roja.
Pablo Pérez, el gobernador de Zulia, es
el escogido por Un Nuevo Tiempo, partido de raíz regional zuliana, derivado de
AD y con algunas incorporaciones desde los viejos partidos. Ha sido además respaldado
por una expresión variopinta como AD, COPEI y Bandera Roja.
Leopoldo López es la expresión de
Voluntad Popular, secuela de Primero Justicia con una pasantía en UNT, contando
adicionalmente con apoyo de Convergencia y Proyecto Venezuela. Los otros
precandidatos, Diego Arria, María Corina Machado y Pablo Medina, conforman
liderazgos al margen de las organizaciones tradicionales pero con escasa
audiencia nacional.
Considerando a cualquiera de estos
contendientes que fuese a competir con Chávez, si las elecciones se efectuaran cuando
se escribe este artículo, el ganador sería el Jefe del Estado, como lo
demuestran casi todos los sondeos electorales, a causa de la manipulación
exitosa de su enfermedad, el magistral manejo de su carisma, la combinación espectáculo-clientelismo
que sirve para domesticar a tantos, y el ventajismo abierto desde el gobierno reforzado
con el apoyo irrestricto del ente electoral y demás poderes del Estado.
La
oferta electoral opositora
La oposición limita sus esfuerzos hacia
la actividad comicial y casi no opina sobre los demás aspectos de la vida
nacional por razones obvias, porque simplemente quieren ser la opción electoral
alterna y aumentar la polarización a fin de impedir cualquier otra posibilidad
a presentarse. Al chavismo también le interesa esta orientación porque vive de
la confrontación, como lo aconsejaba el teórico nazi Karl Schmidt, y necesita
un contendor formal que en el fondo no represente una postura diferente al
contexto de la democracia clientelar.
Además, los ofrecimientos propuestos por
los precandidatos son de competencia con el poder en cuanto a populismo,
ofreciendo más empleos, más vivienda, mejor educación, más seguridad y menos
corrupción sin determinar la metódica para alcanzarlos. Asimismo se aprecia en
la alianza opositora el empleo erróneo de políticas electorales dirigidas a las
capas medias donde dominan y en medio del empobrecimiento del país cada día son
menores cuantitativamente. No hay un objetivo ni mensaje para las clases
populares donde reside el grueso del electorado.
No obstante, se guarda silencio sobre
aspectos álgidos de la vida nacional como los derechos laborales, la política
ambiental, la impune acción asociada de policías y delincuentes, la violencia
de la fuerza armada expresadas en las masacres de El Amparo, Llano Alto, La
Paragua y San Camilo, el sicariato sindical y obrero, la criminalización de la creciente
protesta social, la política exterior económica en lo atinente al I.I.R.S.A. y
el Plan Mesoamérica, la entrega del petróleo y el gas al capital transnacional
vía empresas mixtas, la explotación del carbón en el Zulia y otros puntos
fundamentales para un cambio de gestión.
Conclusiones
El espacio opositor cree marchar hacia
una salida electoral exitosa por el pésimo desempeño oficial, pero realmente no
ofrece nada distinto a una proposición populista; en las circunstancias
actuales es desventajosa su fórmula de plan de gestión porque tiene enfrente a
un Estado poderoso desde el ángulo financiero, sin escatimar ningún esfuerzo
para colocar e inclinar ese apoyo hacia el sector chavista en la campaña
electoral.
A pesar de la ineficacia gubernamental,
estimamos que la oposición tiene por delante una tarea ciclópea para remontar
la ventaja de su par, debido a que representa la misma opción del sistema
social imperante. Son las oscilaciones enmarcadas dentro del esquema de poder
así como lo es el P.P. y el P.S.O.E. en España, el P.R.I., el P.A.N. y el
P.R.D. en México o los republicanos y demócratas en Estados Unidos. Son las ofertas
presentadas por la dominación de la sociedad para garantizar su pervivencia,
estimulando una ilusa polarización y así distraer a la colectividad creando
falsas esperanzas.
Finalmente, vale la pena traer a
colación la declaración reciente del escritor Fernando Vallejo, quien al
recibir un premio en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara declaró
que el opositor P.R.I. en México era la representación de los carteles de la
droga, y que la mejor postura era abstenerse de votar en la elección
presidencial, porque apostar al mal menor era inmoral. Palabras valiosas por quien
las pronuncia y por la justeza ética y realismo de su contenido.
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