Por Mar Centenera / Silvia Tello
"El agua es un tesoro que vale más que el oro". El eslogan de los más de mil peruanos que llegaron ayer a Lima para exigir al Gobierno el cese del proyecto minero de Conga resuena a centenares y miles de kilómetros de allí. También en Argentina, Chile, Bolivia y Panamá, los habitantes de regiones mineras están plantando cara a la fiebre del oro protagonizada por las grandes multinacionales. Estas piensan justo lo contrario: espoleadas por el precio récord de este metal precioso, que casi ha triplicado su precio desde el inicio de la crisis económica global, las transnacionales mineras parecen dispuestas a todo. La canadiense Barrick Gold admitió el año pasado haber cambiado el curso del río Porterillos, en el lado chileno de los Andes, y previamente intentó sin éxito trasladar tres glaciares de esa misma cordillera para poder extraer más oro. Por su parte, la estadounidense Newmont prevé secar cuatro lagunas, alrededor de las cuales viven unas 100.000 personas, en el mastodóntico proyecto de Conga en Perú, que cuenta con grandes reservas del preciado mineral.
"Ollanta es un traidor, ahora es minero",
vociferan los integrantes de la conocida como Gran Marcha del Agua, contra el
presidente peruano, Ollanta Humala. Durante la campaña electoral, Humala se
puso del lado de los campesinos indígenas: "¿Qué es más importante, el
agua o el oro?", preguntaba durante los mítines electorales en Cajamarca
el entonces candidato de Gana Perú. "El agua", respondían a gritos
todos los asistentes de esta provincia del norte del país. "No vamos a
permitir que se siga contaminando Cajamarca. Vamos a reparar a las víctimas de
este atentado contra la vida", aseguró Humala.
Tras asumir la jefatura de Estado, su visión ha dado un giro
copernicano y ha defendido la importancia de la inversión de Newmont en Perú,
cercana a los 3.600 millones de euros. "No creo que la marcha tenga éxito.
No creo que haya gente que masivamente apoye la ruina del Perú", señaló
Fredy Otárola, portavoz de Gana Perú, en una entrevista televisiva reciente.
Otárola acusó a los manifestantes de ser extremistas que quieren hundir el país
andino: "Nos quieren sumir en la pobreza de Haití, quitarnos el 70% de los
ingresos que el Perú obtiene por la minería".
Los líderes campesinos admiten la dependencia económica peruana
del sector, pero piden disminuirla en vez de aumentarla. "Cajamarca
recibió a las mineras con los brazos abiertos hace dos décadas por las promesas
de puestos de trabajo y prosperidad para la región. Han creado puestos de
trabajo, sí, pero eso no es suficiente [...]. Han extraído de aquí oro, cobre,
plata y la región sigue siendo pobre", denuncia a Público Lourdes Huanca,
portavoz de la Federación nacional de mujeres campesinas. La mina de Yanacocha
ha sido durante años la de mayor rentabilidad mundial, pero, ahora que las
reservas de oro se están agotando, "a su alrededor queda un paisaje
desértico, destruido y contaminado", añade Huanca.
La líder campesina destaca las ingentes cantidades de agua,
explosivos y materiales altamente tóxicos, como cianuro y mercurio, que se
emplean en las explotaciones a cielo abierto. Uno de los ejemplos más conocidos
es el de la mina de Pascua Lama, en la cordillera andina que separa Chile y
Argentina. Los trabajos exploratorios han derretido ya hasta el 70% de tres glaciares,
según Greenpeace. Cuando entre en funcionamiento, está previsto que por cada
gramo de oro que se arranque de las tripas de estas montañas a 5.000 metros de
altitud se usen más de un kilo de explosivos, 850 gramos de cianuro de sodio,
380 litros de agua y 43,6 kWh de electricidad, similar al consumo semanal de un
hogar argentino medio, denuncia la ONG en el informe Barrick Gold. Minería
responsable de destruir glaciares.
Distintos discursos
Los líderes políticos latino-americanos conocen el rechazo
popular a la minería a cielo abierto, por lo que usan un discurso en la
oposición y otro cuando asumen el poder. Luis Beder Herrera, actual gobernador
de La Rioja, la provincia argentina donde la compañía canadiense Osisko quiere
explotar una mina de oro, prometió como candidato "sacar una ley
prohibiendo la minería a cielo abierto en La Rioja" y pedir a los pueblos
de Famatina y Chilecito que las ratifiquen por asamblea popular. "Porque
nos va a dejar sin agua", opinaba Beder sobre Osisko. Ahora, en cambio,
apoya a la industria a capa y espada: "La Rioja ha sido minera, es minera
y seguirá siendo minera".
Tras conseguir el cese temporal de los trabajos de
exploración por la falta de "licencia social", Famatina se ha
convertido en la punta de lanza de las movilizaciones contra la extracción de
minerales en Argentina. Pero las autoridades provinciales no se rinden y han
difundido anuncios en diarios, radios y televisiones para concienciar a la
población de las oportunidades que ofrece el multimillonario proyecto.
Los que aprovechan las vacaciones estivales para mantenerse
alejados de los medios de comunicación de masas tampoco se han librado, ya que
el Gobierno riojano ha enviado el siguiente SMS a sus móviles: "¿Sabías
que la minería crea miles de empleos directos e indirectos? Si sos albañil,
panadero, jardinero, electricista, también podés tener trabajo seguro".
Por último, expertos como el ingeniero y exdiputado nacional
Mario Capello han dado charlas públicas en los principales municipios afectados
con el objetivo de "brindar una información correcta, porque los riesgos
de la minería están cada vez más controlados y los beneficios que tiene para la
sociedad son enormes".
La otra cara de la campaña mediática es la criminalización
de los manifestantes que paralizan la actividad extractiva y el uso de la
Policía antidisturbios si los paros se prolongan. Aunque ha habido detenciones
en Argentina, Perú y Bolivia, la represión más salvaje ha tenido lugar en
Panamá. El desalojo de los indígenas que bloqueaban la vía Interamericana se
saldó con dos muertos y más de un centenar de heridos entre el domingo y el
lunes.
El Gobierno panameño ordenó suspender el servicio de
telefonía móvil en el epicentro del conflicto por razones de "seguridad de
Estado", pero los manifestantes burlaron el apagón informativo gracias a
Twitter, informó Efe. La red de microblogging se inundó de mensajes de apoyo de
celebridades como el de René Pérez, cantante puertorriqueño de Calle 13:
"¡¡Fuerza para los indígenas Ngäbe-Buglé en Panamá... estamos con
ustedes!! Están luchando en contra de un proyecto minero", escribió Pérez
desde @calle13oficial.
El continente latinoamericano ha virado a la izquierda, pero
"ni siquiera los gobiernos progresistas se plantean un modelo de
desarrollo alternativo porque los ingresos de la minería, de la exploración
petrolífera y los de la agricultura de monocultivo les permiten financiar los
programas sociales que están sacando adelante", explica a este diario la
socióloga argentina Mariestella Svampa, autora del ensayo Minería
transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales.
Los datos le dan la razón: desde la llegada de Néstor
Kirchner a la presidencia argentina, el número de operaciones mineras ha
crecido un 900% y se han creado más de 300.000 puestos de trabajo, según la
Secretaria de Minería. El mismo organismo reconoce que el 90% de los proyectos está
en manos de multinacionales extranjeras, lo que implica que gran parte de los
beneficios no redunda en el país.
El alto coste medioambiental de la minería exige cambiar el
rumbo paulatinamente y buscar el dinero en otras fuentes, coincide Peter Koening,
experto en recursos hídricos y exmiembro del Banco Mundial. "En Perú la
evasión tributaria es del 72%. Corregir este problema sería una fuente de
ingresos con un impacto ambiental muy aceptable", pone como ejemplo
Koening. "Nos prometen desarrollo, pero no nos preguntan a nosotros qué
desarrollo queremos. El modelo actual, que significa riqueza para unos pocos y
muerte y destrucción para los demás, no nos interesa", sentencia Huanca.
Texto: Mar Centenera, Público, 10 de febrero de 2012.
Vídeo: Silvia Tello para Marcha del Agua.
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