Por Raúl Stolk Nevett
En una entrada en el blog de Twitter se
lee:
“Mientras seguimos creciendo
internacionalmente, penetraremos en países que tienen ideas diferentes sobre
los contornos de la libertad de expresión. Algunos difieren de tal forma de
nuestras ideas, que no podríamos siquiera existir ahí. Otros tienes ideas
similares a las nuestras pero, por razones históricas o culturales, aplican
ciertas restricciones de contenido como, por ejemplo, Francia y Alemania que
prohíben la distribución de contenido Nazi.”
Este es el preámbulo del cambio de política
de la red social en cuanto a la censura reactiva de tweets, atendiendo a su
contenido, por país. Es decir, a partir de ahora, previa solicitud de cualquier
gobierno, Twitter removerá mensajes de sus usuarios en el país que lo haya
solicitado.
El comunicado utiliza el ejemplo de los
nazis para justidicar la nueva política. Y cómo no, son lo peor que le ha
pasado al mundo. Pero el problema no requiere de mucha explicación. Para los
iraníes la existencia de la comunidad LGBT es peor que la del nazismo. Para los
países afectados por la primavera árabe las voces que la impulsaron hubiesen
podido estar tan manipuladas como las de la juventud Nazi.
Por otra parte, Twitter pretende vender la
política como un favor. Entre las excusas laboriosamente redactadas por el
equipo (probablemente legal), nos indican que antes, para cumplir con las
restricciones locales, debía retirarse el contenido a nivel mundial y que
ahora, como gran avance, podrá retirarse en el país que lo solicite, pudiendo
quedar “colgado” en el resto del mundo. Infieren, sin decirlo, que antes lo
hacían, pudieron haberlo hecho y que en realidad nunca no lo hicieron. ¿Algo
que agradecer? No.
Twitter justifica acceder a las
limitaciones solicitadas localmente para mantenerse prestando servicios en esos
países con ideas “diferentes” y que, como consecuencia, la voz de todos sea
oída. Interesante planteamiento. Sin embargo, no toma en cuenta que para
gobiernos como el de China, donde los usuarios hacen malabares para burlar los
controles impuestos por el gobierno para que sus voces sean oídas, acceder a
las peticiones de censura puede significar callarlos para siempre.
Pensar que la libertad de expresión tiene
distintos contornos podría considerarse una idea un tanto Nazi. ¿No lo creen?
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