Por Juan Manuel Ferrario
A todxs lxs anarquistas que enfrentaron al régimen peronista
A todxs lxs anarquistas que enfrentaron al régimen peronista
Para empezar, el anarquismo es
antipersonalista, esto quiere decir que por eso se llama “anarquismo” y no
lleva el nombre de ninguna persona, porque considera a todos los hombres y
mujeres como iguales, sin poner a ninguno por encima de otros.
Luego habría que recordar cómo Juan Domingo
Perón, “el primer trabajador”, estuvo matando trabajadores en la llamada Semana
Trágica de 1919, desatada tras la represión a la huelga de los obreros de los
Talleres Vasena. Para quien ponga en duda este dato, puede remitirse a las
fuentes que presenta Luis Alberto Romero al respecto.
En tercer lugar, podemos leer los discursos
del joven Perón en el Círculo Militar, al resto de los militares argentinos,
donde les decía que había que ser ágiles y darles una migaja a los obreros para
que no exijan el pan entero -entiéndase la revolución social.
Cuarto, podemos citar el conocido apoyo de
Perón a la dictadura de Uriburu y más tarde al militar Justo, mientras estos
dos militares fusilaron a los anarquistas Joaquín Penina en Rosario, Severino
Di Giovanni y Paulino Scarfó en Buenos Aires, o apresaban y deportaban a miles
de anarquistas, sin hablar de los pobres anarquistas Pascual Vuotto, Santiago
Mainini y Reclús De Diago, los denominados “presos de Bragado”, que pasaron
años en la cárcel por un crimen que no habían cometido. Esto pasó durante el
gobierno de Justo, amigo de Perón, como así también los procesos a la
Federación Obrera,Regional Argentina (F.O.R.A), la combativa federación
anarquista que sufrió los antes citados procesos en sus sindicatos más fuertes,
el de panaderos y el de los choferes, principalmente en los años '30.
Cómo no citar la amistad de Perón con el
general EIbio C. Anaya, aquel famoso fusilador de obreros en las huelgas
patagónicas, quien, como Perón, formó parte de los oficiales que llevaran a
cabo el golpe militar de 1943 y que más tarde sería amigo personal de otro
dictador, Juan Carlos Onganía.
Recordemos también aquella frase de Agustín
P. Justo, el amigo de Perón, quien siendo ministro de Guerra, luego del
atentado del anarquista Kurt Wilckens, decía frente a los periodistas: “Esto no
quedará impune, el castigo será ejemplar”, haciendo alusión al atentado en el
que el anarquista alemán mató al teniente coronel Varela, aquel represor que se
encargó de fusilar a más de 1.500 anarquistas en las huelgas del sur, entre los
años 1921 y 1922. Y de hecho, el castigo fue “ejemplar”, porque Kurt Wilckens
será asesinado en la cárcel.
Pero ya entrando en lo que fueron los
gobiernos peronistas, no podemos dejar de destacar que Perón hizo del 1º de
Mayo, aquella fecha originada mucho antes de este militar, (cuando ese día de
1886, fueron ahorcados varios anarquistas por pedir las 8 horas de trabajo) una
fecha de comparsa y fiesta, de locro y choripán donde se elegía a la reina del
10 de Mayo, quitándole a este día su contenido combativo y aguerrido, que
tantos muertos había traído..al querer recordarlo en Argentina en 1904, 1905 Y
1909, sobre todo.
No podemos dejar de destacar la admiración
que tenía Perón por el régimen del dictador italiano Benito Mussolini, el mismo
que decía «Todo para el Estado, todo por el Estado, nada fuera del Estado»,
frase que Perón copiará y modificará a «Todo dentro de la Ley, nada fuera de la
Ley».
Y de Mussolini no sólo copió sus frases,
también tomó su estatización de los sindicatos y su burocratización para poder
controlarlos y sacarles autonomía y combatividad.
De la dictadura comunista rusa el peronismo
también tomará sus planes quinquenales para regular la economía. El peronismo
no tenía nada que ver con el sindicalismo de principios del siglo XX, éste era
aguerrido, bregaba por la lucha de clases, era ateo, horizontal e
internacionalista; el peronismo, en cambio, será católico, militarista,
nacionalista, vertical, y lucha por la conciliación de clases.
Perón no sólo admiraba a Mussolini, sino
también, y sobre todo, al general Primo de Rivera, el dictador español entre
1923 y 1930. Perón admiró también a Adolf Hitler, uno de los peores criminales
de la historia de la humanidad, y a cuyos jerarcas sobrevivientes les dio
entrada clandestina a la Argentina, con toda la documentación necesaria para
pasar desapercibidos durante décadas. Fue amigo del dictador paraguayo
Stroessner, reivindicó regímenes como los de Somoza en Nicaragua y Batista en
Cuba. Y cuando se fue de Argentina ¿quién le dio asilo político a Juan Perón?
Nada más ni nada menos que Francisco Franco, el “generalísimo” que mató y
acribilló a media España, a miles y miles de anarquistas, socialistas y
republicanos durante décadas de dictadura. y Perón no era el pobrecito exiliado
como quisieron hacer ver luego los montoneros con su periódico “El
Descamisado”, porque durante su estadía en España, Perón estuvo en uno de los
barrios más residenciales de Madrid.
Ni hablar de Eva Perón, aquella que fue
recibida por Francisco Franco con todos los honores, que salió en fotos con sus
tapados de piel saludando al criminal español y hablando de sus “descamisados”.
Ésa era la misma Eva Perón que tildaba de
“locos” a los anarquistas, a los que les decía: “A Perón no se le hace huelga,
carajo”.
Tampoco hay que olvidar que Perón mantuvo
la Ley de Residencia, aquella sancionada en 1902 exclusivamente para expulsar
obreros anarquistas inmigrantes, y que fue derogada recién en el gobierno de
Frondizi, cuando ya casi no habían quedado anarquistas vivos o fuera de las
cárceles.
Ni hablar de las increíbles escuelas
racionalistas creadas por los anarquistas a principios del siglo XX, para
educar libremente a los niños, que luego serán reemplazadas por “Evita me ama”
en los pizarrones de las escuelas estatales.
Cómo olvidar el atentado peronista contra
la antigua Biblioteca Emilio Zola, fundada por los anarquistas, y que a punta
de pistola fue copada por matones peronistas para convertirla luego en una
unidad básica del Partido Justicialista. Frente a esa biblioteca, en 1923 y en
plena huelga tras el asesinato de Kurt Wilckens, los anarquistas se habían
tiroteado con la policía.
Sin olvidar a los obreros gráficos
rosarinos, que fueron expulsados de su local por la CGT, la central peronista,
y que a partir de entonces tuvieron que reunirse en un bar de calle San Martín
y San Lorenzo de dicha ciudad. Tras la huelga gráfica de 1949, muchos de los
gráficos fueron apresados.
Por otra parte, no se puede dejar de lado
la vinculación de Perón y su segunda esposa, María Estela Martínez de Perón,
con José López Rega, la máxima figura criminal, que pasó de ser un simple cabo
de policía a líder de la Alianza Anticomunista Argentina (puesto en ese lugar a
dedo por el mismo Perón), agrupación parapolicial que asesinó a cientos de
estudiantes, intelectuales, políticos, obreros, actores, etc.
Y fue también Perón quien ascendió al
comisario Fernández Bazán, el mismo que en 1936 asesinó a los anarquistas
Miguel Arcángel Roscigna, Fernando Malvicini y Andrés Vázquez Paredes,
arrojándolos al fondo del Río de la Plata con peso en los pies, método conocido
como “Ley Bazán”, que se generalizaría luego en los años '70. y decíamos
entonces que en 1946, Perón ascenderá a este criminal a subjefe de la Policía
Federal, y más tarde cumplirá su sueño dándole un cargo como diplomático de su
gobierno.
Jacinto Cimazo, el militante anarquista,
nos resume al peronismo de la siguiente forma:
Sometimiento absoluto a la CGT; plan
quinquenal de tipo militar; militarización de la infancia; monopolio estatal
del comercio exterior; enseñanza religiosa en las escuelas; centralización
financiera en manos del Banco Central; avasallamiento de las universidades;
monopolio oficial de la propaganda radiotelefónica; acción impune de las bandas
nacionalistas; sometimiento de la prensa y campañas violentas
Y luego prosigue:
Destrucción y persecución de los gremios
obreros independientes; censura radial; sabotaje del correo a la prensa y
propaganda opositoras; prohibición de las huelgas y orden de producir al
máximo; procesos por desacato.
Y hay más aún:
Creciente dominio de la Iglesia; auge del
nacionalismo en las reparticiones públicas; alianza virtual con el régimen de
Franco..., etc, etc.
Luis Danussi, otro militante anarquista,
define al peronismo como «demagogia, soborno a escala colectiva planificado por
el gobierno que manejaba discrecionalmente la economía del país, y la represión
que no conoció limites para aplastar a quienes protestaban aunque luego
apareciera la concesión por vía oficial, como acto de gracia y con el
programado agradecimiento de los 'humildes' a su benefactor. Todo ello al
tiempo que se eliminaba a los militantes más conscientes y dignos, como una de
las formas, entre otras muchas, de lograr la total extinción del espíritu
aguerrido que tradicionalmente animó a nuestra clase obrera». Y agrega más
tarde: «El propio fenómeno fascistizante del peronismo tuvo origen en los
cuarteles donde se incubó el GOU, que creía en el triunfo de los nazis cuando
el movimiento obrero bregaba por su derrota...»
Anarquistas como Mario Franchotti, serán
perseguidos durante la huelga ferroviaria nacional de 1951. Este compañero
logra evadir a la policía gracias al periodista y abogado David Kraiselburd,
quien el 17 de Julio de 1974 será asesinado por Montoneros.
Compañeros anarquistas como el científico
Rafael Grinfeld serán expulsados de la Universidad. Grinfeld pierde así su
cargo de director del Instituto de Física de la Universidad de la Plata, por no
adherir al peronismo.
Ya en 1943, el anarquista Jacobo Prince
señala cómo el Grupo de Oficiales Unidos (GOU), al que pertenecía Perón entre
otros, seguía manteniendo relaciones con los nazis, siguiendo la política
nazifascista del presidente Castillo, quien había gobernado antes del golpe de
1943.
Serán los obreros marítimos, los navales y
los portuarios los que más combatirán al régimen de Perón, y serán todos los
sindicatos los que sufrirán la Ley de Asociaciones Profesionales, tomada del
fascismo italiano y aplicada en la Argentina por Perón, que, entre otras cosas,
da personería jurídica sólo al sindicato único controlado por el Estado,
desconociendo cualquier intento de hacer otro sindicato paralelo libre de la
burocracia sindical, que ya nacía. Esa ley fue la que fomentó el sindicalismo
pago, sacando al obrero de su medio para convertirlo en un traidor al servicio
del capitalismo.
Luis Danussi recordaba cómo en un acto en
Plaza de Mayo, un conocido dirigente de la CGT le gritaba a Perón: “¡Hágase
dictador, mi genera!!”.
Luego, mientras Perón pactaba con Frondizi,
cientos de anarquistas de la F.O.R.A, panaderos, choferes, plomeros y
cloaquistas, eran apresados.
Por último, quiero recordar que Perón no le
dio nada al obrero (si te robo 100 y devuelvo 25 no te estoy dando nada) y si
dio algo en función de que lo voten, fue terrible demagogo que jugó con la
necesidad del pueblo.
Después de lo hasta aquí expuesto, podemos
decir que autoproclamarse anarcoperonista no sólo es un absurdo, porque se
trata de conceptos totalmente opuestos, sino que es burlarse de los miles de
anarquistas que, no conformes con su heroísmo al enfrentar a Franco en España,
al exiliarse cruzaron la frontera hacia Francia donde militaron en la
Resistencia Francesa, combatiendo la ocupación nazi. Y los que sobrevivieron
vinieron a la Argentina y aquí también tuvieron que darle batalla al peronismo,
mientras los jerarcas nazis entraban al país con toda la impunidad que les dio
Perón, o mientras luego un criminal como Franco le daba asilo a Perón en
España.
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