Por: Fabricio Briceño
Cada vez vemos con mayor preocupación la
situación por la que atraviesa la UCV en general, no hablamos sólo de la
violencia que intenta instalarse como algo natural y cotidiano, también
preocupan las condiciones laborales que deterioran la convivencia, los
servicios estudiantiles y la calidad de la formación. La respuesta de los
dirigentes actuales se centra en una polarización aislada de la voluntad de
cambio de la comunidad ucevista; el debate político cede su lugar a los
insultos, epítetos, consignas vacías y cánticos fascistoides (¡Fuera… de la
universidad!); mientras, los problemas que nos afectan colectivamente no son
atendidos.
En el afán de proteger sus intereses, a las
autoridades de la UCV les viene como anillo al dedo un grupo estudiantil
chavista radical, fascistoide, foquista. Éste, a su vez, tiene a unas
autoridades a su medida: autoritarias, superficiales, incapaces. ¿Por qué
expulsar a Kevin Ávila justo antes de las elecciones estudiantiles? Muchos se
preguntan cómo es posible que en un contexto de incremento del terrorismo y los
ataques al patrimonio ucevista, el cargo bajo el cual se le intenta expulsar
fue por “insultar” a la Rectora en la Facultad de Farmacia en una discusión
sobre los portones y la inseguridad (ver nuestro análisis sobre los portones
en: http://laclase.info/movimiento-estudiantil/portones-de-la-autonomia-o-encierro-privatizador).
Ello es tan peligroso como arrancar una escalada de represión contra quienes
insultan al presidente Chávez o son críticos hacia sus políticas. El argumento
jurídico es muy débil comparado con todas las denuncias que se han hecho
anteriormente contra acciones de grupos violentos; además, esa decisión colocó
como “héroe” a alguien cuya práctica política concentraba el repudio hasta de
diversos grupos pro-gobierno dentro de la UCV, fundamentalmente por sus
métodos.
Las autoridades, con sus prácticas antidemocráticas y su falta de transparencia en el manejo de los recursos, terminan debilitando la autonomía universitaria, entendida como ejercicio de autogobierno. El mismo TSJ se aprovecha de esa debilidad para intervenir, a la orden del Gobierno, anulando la sanción contra Kevin Ávila.
Además, surge la pregunta: ¿quién ganaba si
se suspendían las elecciones estudiantiles? Sacar fuera de lapso a Kevin del
registro electoral, pudo dar pie a la suspensión de las elecciones
estudiantiles, motivo por el cual se postergó una semana (9/12/2011)... Si se
suspendían las elecciones habría quedado como presidente de la FCU, el mismo
personaje que hoy levanta manos de candidatos en todo el país por parte del
“movimiento estudiantil”. Su grupo "100%", acólitos de las
autoridades y de algunos partidos de la MUD, financiados y obedientes, están
bastante golpeados por la conciencia crítica del ucevista debido a su poca
gestión y sus prácticas sectarias. En todo un año nunca reunieron al Comité
Ejecutivo de la FCU, tampoco dan la cara ante el problema de los servicios
estudiantiles.
La autonomía se defiende luchando por una verdadera democracia universitaria
Actualmente se oyen voces aludiendo a una
violación de la autonomía, pero las mismas terminan defendiendo el statu quo
universitario, cerrando filas con las autoridades y la casta burocrática
profesoral que detenta el poder en la Universidad. Esa que dirige las
facultades como unos virreinatos, alejados de nuestra realidad social. Esa
manera antidemocrática de hacer política en la universidad termina debilitando
la autonomía.
Los universitarios tenemos que luchar por mejor calidad en la formación, por un presupuesto universitario con mayor transparencia y contraloría estudiantil, por evaluación profesoral y curricular, por representación paritaria en los organismos de cogobierno, por ampliación de la matrícula estudiantil y, sobre todo por la elección democrática de las autoridades, con la participación de profesores, estudiantes, obreros/as y empleados/as. Todas estas reivindicaciones corresponden a una nueva visión de Universidad. La lucha por la autonomía es consecuente si apunta a potenciar su capacidad de transformación permanente para satisfacer las necesidades y expectativas del estudiante y de la sociedad venezolana.
Creemos firmemente en la transformación de
la universidad, por medio de la movilización de la comunidad universitaria,
para romper la desintegración entre los saberes y superar la concepción que
ignora la experiencia de los trabajadores en la toma de decisiones y en la
estructura del cogobierno. Justamente son los trabajadores quienes ponen en sus
hombros gran parte de la administración en las 11 facultades y los servicios
estudiantiles adscritos a las dependencias centrales; incluso muchos de ellos
son profesionales y estudiantes de la UCV. Por eso creemos que estas elecciones
estudiantiles, en vez de quedarse en cánticos banales, deben abrir debates
serios y responsables sobre la transformación de la UCV, una verdadera defensa
de la autonomía para la transformación, y la lucha por los derechos, tanto del
estudiante como de los trabajadores y sectores populares permanentemente
atropellados por las autoridades universitarias y el Estado. Es necesario apuntar
a la constucción de una alternativa de lucha fuera del marco de la polarización
MUD-Gobierno, verdaderamente comprometida con los intereses del estudiante y el
trabajador ucevista.
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