Por Domingo Alberto Rangel
Moamar Kadafi solicitó antes de ser capturado y ajusticiado
negociar la transición en Libia. El Consejo que ya gobernaba al país del Norte
del África rechazó, con destemplanza, tal solicitud.
Mezclando la caridad con la ironía, pudo haberse aceptado
tal gestión. Pero sometiéndola al calvario de anexarle unas condiciones. La
primera que Kadafi pidiese, antes de penetrar a cualquier salón libio perdón
por los delitos cometidos durante los cuarenta y dos años de su tiranía. En
realidad, Kadafi fue más enemigo del Tesoro libio que de los habitantes del
país. Era imposible, cuando advino Kadafi al mando superior de la nación libia,
implantar una tiranía de tipo latinoamericano.
El advenimiento de Kadafi coincidió o siguió a la huida poco gallarda de los dictadores del Río de
No todo empero fue fraudulento o malsano en los primeros
ensayos gubernamentales del joven coronel libio que a fines de 1969 capturó el
poder en su país. El movimiento libio coincidió en el tiempo con la gestión de
Omar Torrijos en Nicaragua y con la interrumpida Presidencia de Salvador
Allende en Chile. De allí que el líder libio podía imitar, con firmeza absoluta
los regímenes del momento, pero sin extremar el parecido.
Hay algo que silencian ahora las crónicas de estos días en que Kadafi, convertido primero en un delincuente que deambulaba por las sombras de una huida sin grandeza. El régimen libio instaurado por aquéllos días llegaba a las alturas del poder e introducida en el texto del libro verde una experiencia nacida en Libia siglos atrás y robustecida o reivindicada por los oficiales del ejercicio de los cuales era Kadafi y exponente. París tribal, Libia tiene tres troncos tribales diferentes, el de Cirenaica, el de
Es curioso ese régimen los oficiales que derrocaron al rey
en 1969 implantaron en la Libia
petrolera y arrogante de 1969. Kadafi era o fue durante décadas miembro de un
supremo organismo de gobierno, la transformación del régimen en una especie de
dinastía- republicana con un monarca vanidoso y giratorio fue obra de los
últimos quince años. El modesto beduino que llevaba las insignias de coronel en
sus dos hombros hasta transformarse en un caudillo iracundo, de efervescencia permanente,
es obra del postrero decenio en las cimas supremas del poder.
Las tribus libias, como casi todas las tribus o muchas de ellas suelen combinar un caudillismo raudo y fulminante con un asambleísmo antediluviano. Cuando Kadafi, en su libro Verde reivindicaba
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