Por:
Manuel Isidro Molina
Diego Arria es el mejor exponente de la
corrupción impune en Venezuela. Su más sonado descaro fue la compra con
sobreprecio, siendo gobernador del Distrito Federal (1974), de los terrenos de
Camurí Chico, propiedad de su novia Ticki Atencio, con quien casó tres meses después
de la "negociación".
Hay que ignorar de plano su trayectoria o
tener pésima memoria, para exaltarlo como alternativa frente al presidente Hugo
Chávez, dentro de la gama de opciones que lleva la Mesa de Unidad Democrática
(MUD) a las primarias del 12.02.2012.
Sus posturas de ultra derecha pro yanqui
tampoco son nuevas, siempre presto a servir al imperialismo capitalista
mundial. Su nefasto paso por el Consejo de Seguridad de la ONU, durante el
segundo gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, es la mejor muestra de lo
que afirmo: de ahí sus conexiones con lo peor de la derecha mundial, la misma
que ha desatado guerras y mantiene a media Europa y a Estados Unidos en la peor
crisis desde la Segunda Guerra Mundial hasta el presente.
Hay que estar bien enajenado para insinuar
a DA (1938), a sus 73 años de edad, como aspirante presidencial, pues
moralmente está inhabilitado para ejercer cargos públicos y su pensamiento ultraderechista anticomunista trasnochado lo hace, tal vez, el mejor (peor)
exponente del "macartismo-betancourista" que vengo denunciando.
Sólo los más disparatados insensatos
enajenados, al fin y al cabo- pueden tenerlo como opción. Realmente, una
vergüenza, a estas alturas de la vida.
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