El término postneoliberalismo se ha estado empleando en los espacios de la intelectualidad de izquierda. Se trata de una definición para reemplazar al modelo neoliberal que ha hecho aguas en muchos países y requiere un sucedáneo para rescatar la debacle dejada por el desempeño de la mano invisible del mercado. Es descrito como un esquema donde se respeta la propiedad privada pero hay una mayor participación del Estado como eje de la economía de una nación.
Los ejemplos más conspicuos de esta tendencia estarían ubicados en el trípode China-Vietnam-Cuba e incluso hablan de ciertas experiencias latinoamericanas donde coexisten esas expresiones capitalistas privadas y estatales. Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua son los paradigmas de esta orientación.
Es cierto que en general el esquema neoliberal ha fracasado como lo demuestran los casos de Estados Unidos y Europa luego de la grave crisis financiera de los años recientes. Los americanos casi caen en una moratoria y los del viejo continente están frágiles en varias de sus economías, Grecia, Irlanda, España, Portugal e Italia. Las experiencias efectuadas también en América Latina así lo confirman luego de la crisis de la deuda externa iniciada por México en el año 1982 cuando el ministro Silva Herzog anunció la imposibilidad de su pago. Los organismos multilaterales asumieron el control de esas economías mediante la aplicación de un recetario donde se hacía énfasis en la estabilidad de los guarismos macroeconómicos por encima de cualquier otra consideración.
Si se aprecia a Venezuela como cursante de la senda postneoliberal podemos observar cómo su dirección apunta claramente hacia un capitalismo de Estado dada la fortaleza financiera del aparato político administrador de la renta petrolera. En el área de servicios las trasnacionales están bien presentes como lo evidencia la actividad energética en la cual son socias y en las telecomunicaciones, la banca y los seguros. La economía social no sobrepasa el tres por ciento del Producto Interno Bruto lo cual delata la naturaleza capitalista en la conformación de los bienes y servicios en el país.
Si valoramos los ejemplos de los regímenes estalinistas contemporáneos, el trío de países antes mencionados, concluimos fácilmente en la existencia de mano de obra cuasi esclava donde no existen derechos sociales mínimos, hay una alta rentabilidad en la gestión administrada por el Estado en medio de la inexistencia de la más elemental participación de la gente.
Las anteriores manifestaciones no son muestras de cambio estructural sino acomodos de las directrices de los centros mundiales de poder a través de gobiernos autodenominados de izquierda cuya actividad se despliega en consonancia con los intereses diseñados en los sanedrines dominantes bajo el ritual del espectáculo.
Son los efluvios de formas aparentes donde se esconden relaciones sociales, económicas y de poder supeditadas a los ejes de la mundialización de la economía. Simbolizan la tramitación de los lineamientos trazados como es el caso de la actual esclavización del país al rentismo petrolero concomitante a la reducción del sector industrial y del ámbito primario de la economía. Las realidades están por encima de las racionalizaciones mediáticas empleadas para encubrirlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.