Por Douglas Zabala
Aquel martes 23 de Octubre del 1996, allá en el reten de la Planta, como de rutina los custodias de la GN realizaron el conteo diario de reclusos del pabellón 4; al poco tiempo los regresaron a sus celdas y nuevamente las cerraron con candados. Después como todo el país presenció; se inició el dantesco incendio que provocara la muerte de 24 de los 50 reclusos, que estaban apilados en una celda de unos 4 metros de ancho por cuatro de largo.
Quince años después y como una bofetada al rostro de quienes han alardeado tanto de dirigir un régimen penitenciario “humanista y bolivariano” aparece de nuevo, pero en el Rodeo el fantasma de la violencia carcelaria. Para nadie es un secreto que los Pram y sus carros de la muerte no andan solos; y que el combustible activador de esta nueva crisis penitenciaria ha de buscarse en el mismo gobierno, que a pesar de las charlatanerías de El Aissami y sus carceleros, no pueden venir a tapar su fracaso con los maníos cuentos de la cuarta república y la ultraderecha mediática.
No hay que olvidar que el 21 de Noviembre del 2006; el entonces Ministro, ahora encuestologo y prestidigitador, Jesse Chacón, anunció que para el 2011 se tendría listo el “Sistema de Comunidades Penitenciarias” en todo el país. Y que para el 2007, serian inaugurados los Centros de Tratamientos Comunitarios (CTC) en los Estados Falcón, Táchira, Anzoátegui, Carabobo. Lara y Monagas. Ahora bien, hemos llegado al segundo semestre del 2011 y según fuentes del mismo gobierno, en la actualidad, tenemos una capacidad instalada, a nivel nacional, para 17.046 privados de libertad, y se albergan 37.701; es decir, existe un hacinamiento del 121%.
Tampoco y a pesar de la campaña de descrito que hoy mantienen los medios oficialistas contra el Observatorio Venezolano de Prisiones, no debemos olvidar que esta institución ha señalado que en estos 12 años el gobierno del que se encuentra recluido en Cuba, ha construido planta física sólo para 2.408 presos y que para el primer semestre del 2010, producto del hacinamiento y las condiciones reinantes en los centros de reclusión, se habían producido la espeluznante cifra de 221 reos muertos y 449 heridos.
Abran las rejas de todos los presupuestos “revolucionarios” asignados en estos 12 años a las partidas: Construcción y Rehabilitación de Centros Penitenciarios; Visita y Supervisión de Centros Penitenciarios; Dotación y Equipamiento del Sistema Carcelario; y Atención Integral al Interno. Requisen hasta lo más mínimo y podrán observar como los miles de millones de bolívares, destinados a la humanización del régimen penitenciario, han ido a parar sin cuentas ni rodeo a los bolsillos de los Pranes de cuello rojo, que bajo la mirada cómplice del ex presidiario de Yare, han impuesto el código de la corrupción en el sistema penitenciario venezolano.
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