Por Keymer Ávila
@Keymer_Avila
SUBE EL TELÓN: DE LAS REDADAS A LOS MADRUGONAZOS
A través del tema securitario pudieran sintetizarse de una manera mucho más dura y clara las desigualdades del sistema político mundial, en éste se evidencia como el pez grande se come a los pequeños; también pueden apreciarse las tensiones y contradicciones de los procesos de transformación y construcción del Estado. El Estado Absoluto, premoderno, subsiste cubierto por las ropas de la modernidad a su conveniencia. El Estado Social y de Derecho todavía lucha constante y dialécticamente contra el Leviatán absolutista. Estas confrontaciones pueden apreciarse también en el proceso de reforma policial que se lleva a cabo en Venezuela desde el año 2006. A partir de la mencionada fecha se han realizado unos esfuerzos extraordinarios para implementar un nuevo modelo policial respetuoso de los DDHH, proceso que implica tiempo, y toda una transición hasta su consolidación. ¿Mientras tanto que sucede? El nuevo modelo policial, que sería una representación del nuevo Estado respetuoso de los DDHH que se pretende construir, no termina de nacer ante el empoderamiento de facto del CICPC y de la GN. El CICPC, según cifras de CONAREPOL (2007), es el cuerpo armado más letal del país, que teniendo el porcentaje más bajo de funcionarios (5,1% de la totalidad de los funcionarios armados) llegó a ocupar el segundo lugar en casos de ajusticiamientos (el primer lugar lo tienen las policías estadales que los superan más de diez veces en número de funcionarios).[1]
A esto se le suma la política y la propaganda nefasta de los “Madrugonazos”, que envía un mensaje bélico dirigido a los habitantes de las zonas populares, que recrea las cuestionadas redadas de la extinta PM, pero esta vez con un añadido más mortal: este órgano se investiga a sí mismo, cualquier violación en la que éstos incurran será procesada por los mismos verdugos o por sus compañeros. Por otra parte, la GN, a través del DIBISE, actualmente coordina las actividades de Seguridad Ciudadana en el país, transgrediendo de facto el espíritu de la reforma policial cuya naturaleza es eminentemente civil, tal como está definida en la CRBV (art.332), en la Ley de Coordinación de Seguridad Ciudadana (art.2), y en la Ley de Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana (art.6). En fin, el Estado Absoluto que pervive subterráneamente no deja nacer al nuevo Estado respetuoso de los DDHH, los poderes de facto impiden el nacimiento y desarrollo del nuevo modelo policial.
BAJA EL TELÓN, SUBE EL TELÓN: LOS APLASTA CRÁNEOS
En el imaginario popular existe cierta noción de la época inquisitorial, germen de nuestros actuales sistemas, instituciones y procesos penales. En esos tiempos se buscaba combatir al mal mismo: al demonio, las brujas, la peste, etc.; ahora a nuestros males les llamamos: inseguridad, terrorismo, delincuencia, hampa. Desde esta perspectiva es poco lo que se ha avanzado, antes las formas más “efectivas” de interrogatorio eran consideradas como parte del procedimiento regular, mientras que en la actualidad se las oculta, se llevan a cabo de manera subterránea. Algunos reaccionarán diciendo que ahora existen garantías y derechos, pero resulta que en esos tiempos también todo estaba regulado, las formas de aplicación del dolor estaban preestablecidas y regladas. A través de ellas se alcanzaba “la verdad”, la tortura era y sigue siendo el principal medio para la obtención de la misma, gracias a ella llega a los oídos del verdugo lo que éste desea escuchar. Eficiente manera de concluir investigaciones y “resolver” un caso. El Estado inquisitorial aún existe y se encuentra latente en nuestros Estados actuales, es por ello que en 1987 entró en vigor la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
Entre las múltiples herramientas utilizadas por el verdugo, para encontrar “su verdad”, estaba el “aplasta cráneos”, aparato similar a un exprimidor de naranjas, que hacía con las cabezas lo mismo que con la mencionada fruta, en ese proceso el interrogado confesaba cualquier cosa en procura de disminuir su tormento. Es alarmante enterarse hoy en día a través de las noticias que detenidos que se encontraban bajo custodia del Órgano de Investigaciones mueren presentando edemas cerebrales y fracturas de cráneos. En 2006 casos como el de Kennedy, Faddoul y Sindoni (como lo he expresado en otros espacios)[2] dieron lugar a reformas y depuraciones institucionales interesantes, pero sobre todo necesarias, ahora las muertes de estos ciudadanos, sin poder mediático, no pueden pasar en vano.
BAJA EL TELÓN, DEBAJO DE ÉL CORRE LA SANGRE DE LOS MÁS VULNERABLES ¿CÓMO SE LLAMA LA OBRA? ¿Rumbo al Estado Premoderno?
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