Por Gustavo Rodríguez
(En memoria de Mauricio Andrés Morales Duarte, a dos años de su desaparición física)
“Es hora de actuar, en la cotidianeidad con nuestros afines, por la destrucción de la sociedad carcelaria y de cualquier intento social de reformar este asqueroso sistema de muerte. La solidaridad no debe jamás ser una consigna vacía, sino una acción cotidiana de enfrentamiento con el poder y un apoyo constante a l@s herman@s secuestrad@s en esta guerra a muerte.”
Mauricio Morales Duarte
“La fuerza de los acontecimientos es más poderosa que cualquier
proceso de acumulación. Abre la oportunidad a los individuos de
volver a sí mismos, de quebrar las relaciones de alienación. Los
procesos de acumulación por el contrario las reproducen: amontonar
es lo que se hace con las mercancías […]”
Al final de la calle
“La memoria activa es una acción, es solidaridad que se traduce en todo lo que nuestra imaginación sea capaz de concretar, los límites solo los fija unx, viven dentro de nosotros. Cada gesto por pequeño que parezca adquiere una importancia primordial en momentos donde la muerte corta el tiempo en miles de pequeños pedazos.”
Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti
Hace apenas unos días, un intento de debate en torno al problema de la organización –formal vs. Informal/ficticia vs. real–, degeneró en una penosa y lamentable polémica, en la que se recurría a la injuria y al escarnio a modo de argumentación de la mano torva de la visión ideologizada y de la renuencia a afrontar la necesaria reubicación –que no acomodo– del andamiaje teórico-práctico del anarquismo acorde a los nuevos desafíos del siglo que pisamos. De más está aclarar que no se busca reanimar aquí ese sombrío episodio ni mucho menos acentuar las evidentes discrepancias pero, pese a las atinadas disculpas públicas y al espíritu conciliador implícito en dicha retracción, quedaba revelado en su respuesta un fajo grueso de concepciones despectivas hacia el proyecto insurreccional anárquico, hacia sus elaboraciones teóricas, hacia sus ejecuciones prácticas y hacia quienes lo encarnan. En medio de ese desafortunado altercado, se declaraba en tono de mofa que “los insurreccionalistas también lloran”[i]–en alusión a la vetusta taranovela mexicana–, pretendiendo imprimirle cierto dramatismo a nuestras actitudes, a lo que contestamos apasionadamente que sí, que innegablemente también lloramos, que “todavía tenemos las lágrimas tibias por la pérdida del Urubú, por la ausencia del Mauri, por la desaparición de Lambros y de muchísim@s compañer@s más, muertos de la guerra social que se libra hoy, aquí y ahora –no la que ya es historia y yace entre telarañas y polvo, apilada en el obligatorio librero del anarquista ilustrado–, caíd@s en el anonimato, condenad@s por la prensa mercantil, acusad@s de “delincuentes” y lapidados por presunt@s “compañer@s”. Son l@s muert@s que se lleva el viento. También lloramos por un@ y cada un@ de nuestr@s compañer@s pres@s, secuestrad@s por el sistema de dominación, aquí, en Chile, en U$A, en Italia, en Grecia, en el Estado español y el mundo”[ii].Lloramos cada vez que recordamos a nuestr@s muert@s y nuestr@s compañer@s en desgracia, por eso afirmamos que la memoria es nuestra más potente arma. La paz es la desmemoria y el olvido.
Hoy, 22 de mayo de 2011, se cumplen dos años exactos de la desaparición física del compañero Mauri. Incansable luchador anarquista hasta las últimas consecuencias, joven estudiante de historia e hijo del barrio, animador de innumerables iniciativas ácratas: fundó bibliotecas, colaboró en ocupaciones y centros sociales, impartió pláticas y conformó grupos de afinidad de clara vocación insurreccional. A sus 27 años actuaba convencido que la Anarquía se vive y no se limita al verbo y mucho menos al sustantivo; cayó en combate un día como hoy en la oscuridad de la noche mientras maniobraba el artefacto explosivo que detonó accidentalmente entre sus manos. Por eso, nos indigna sobremanera la manipulación de su figura, el cobarde manoseo de su ejemplo y el constante acomodo de sus ideas y de su práctica por parte de libertarianos liberales y de pro-leninistas disfrazados de presuntos “compañeros”, verdaderos agentes de la domesticación forzosa, paladines del inmovilismo, actores directos de la constante recuperación de las luchas por el sistema de dominación. Esta caterva “solidaria” que hoy levanta su voz y dedica su pluma a la memoria del compañero Mauri, es el mismo tropel oportunista que ayer apuntaba –como bien subraya un comunicado anónimo de compañer@s chilen@s en pié de lucha[iii]– sus cañones contra la insurgencia anárquica, acusándola de ser “el detonante de la represión sistémica” y señalaba la muerte accidental de Mauri como el “argumento necesario” del poder para desatar su furia, haciendo caso omiso del verdadero rol del sistema de dominación.
Mauri no yace en el olvido pero tampoco reposa en nuestra memoria porque vive en nuestros corazones, por eso su ejemplo ilumina la noche, porque su fuerza nos acompaña en cada acto que se concreta contra todo lo que nos oprime: El fuego permanente de la insurrección aún baila en sus ojos, el grito de guerra todavía lleva su aliento, el rugir de la obscuridad lleva su nombre y con él se extiende la lucha y cobra vida la Anarquía.
Gustavo Rodríguez.
Tijuana, Baja California anárquica e insurrecta
[i] [i] Ver: La diatriba y el madruguete. Respuesta del Colectivo Autónomo Magonista a algunos desencuentros del Primer Congreso Anarquista en México , disponible en: http://www.anarkismo.net/article/19567 y en: http://colectivoautonomomagonista.blogspot.com/2011/05/la-diatriba-y-el-madruguete-respuesta.html
[ii] Ver: El fallido intento de una resucitación y otros cuentos de Comala –La falacia y el discurso panfletario en lugar del debate y la autocrítica. Disponible en: http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/17631
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