Por Carlos Solero
El economista francés Dominique Strauss Khan está en prisión en Nueva York, una celda es la habitación actual de uno de los directores del Fondo Monentario Internacional (F.M.I), allí se encuentra acusado de abuso y violación a una mujer que trabaja como camarera.
El economista francés Dominique Strauss Khan está en prisión en Nueva York, una celda es la habitación actual de uno de los directores del Fondo Monentario Internacional (F.M.I), allí se encuentra acusado de abuso y violación a una mujer que trabaja como camarera.
Esto es algo más que una metáfora o una nota periodística de color, Strauss Khan es uno de los rostros visibles de los hacedores de las políticas globales de ajustes brutales que engendran en todo el mundo miles y miles de pobres, indigentes, desempleados y excluidos de los servicios de salud, vivienda y educación.
Strauss khan es uno de los arquetipos de la tecno-burocracia defensora de los intereses del sistema del capital-mercancía. Siendo esto así es especialista con alta matrícula en cuanto a abuso de la dignidad de los pueblos y violaciones a sus derechos de seres humanos.
Como bien dijeran algunos pensadores socialistas y libertarios del siglo XIX, los banqueros y sus capitales derrumban sólidas murallas pero no cañones sino con sus discursos poco persuasivos de imposición de “libre mercado y libre cambio”.
Para uno de los jefes de los banqueros globales, es habitual pensar que el resto de la humanidad, es decir miles de millones de personas estamos para servirlos, para satisfacer sus ambiciones y sus ansias.
Como lo vienen señalando con acierto las militantes feministas desde el siglo antepasado y las analistas de la problemática de género, el patriarcalismo subyace a la ideología del capitalismo mercantil., aún en su etapa senil.
Por eso no nos sorprende la repudiable conducta del arrogante Strauss Khan, acaso sería sólo una revelación del espíritu del F.M.I explícito, sin pudores, con su habitual prepotencia e hipocresía.
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