Está harta de intervenciones militares que se escudan en falsos motivos humanitarios.
Esto vale para lo que ocurre hoy en Libia y en otras partes.
Está harta de la lógica de la violencia como forma de solucionar conflictos sociales y políticos.
Está harta de tener que hablar, otra vez, de estos temas.
Es qué no se ha aprendido nada en todo el siglo XX y este comienzo del XXI?
Pero superando nuestra saturación y poniendo por delante nuestra indignación decimos que:
La IRG rechaza absolutamente la intervención militar extranjera en Libia, cualquiera sea su excusa.
Rechaza asimismo el uso de la violencia como forma de enfrentar y solucionar los multiples conflictos que hay en Libia.
Rechaza las lecciones de moral y ética política que los gobiernos intervinientes pretenden dar, justificando bombardeos y muertes, en una guerra contra su -hasta hace poco- aliado, Gaddafi. Las armas vendidas principalmente por países europeos son ahora objeto de destrucción por parte de esas mismas poencias mientras proveen o permiten proveer de armas a la oposición libia. Esta hipocresía no es nueva y nos indigna cada vez que sucede. Así mismo, en Egipto se apoyó a Mubarak y su ejército hasta que no fue más útil. En Túnez lo mismo.
Rechaza también las intervenciones extranjeras en los procesos de cambio inaugurados en África del Norte y Medio Oriente. Procesos no terminados y que seguramente requieren de mucho tiempo para que los pueblos involucrados logren cumplir sus objetivos en cuanto a libertad y justicia social.
La caída de las dictaduras en esta zona del mundo, esperamos que signifique la consolidación del fin de las agresiones a los derechos humanos, económicos, sociales y culturales de las personas y pueblos, especiamente el fin de las odiosas violencias y discriminaciones de género que los regímenes caídos alentaban.
Lograda la caída de los dictadores y regímenes opresores, el desafio de construir una sociedad que responda a los múltiples intereses y deseos de los pueblos involucrados requiere, ante todo el respeto y apoyo extranjero, sin ánimo intervencionista, puesto que cualquier intervención -y en especial la militar- sólo contribuíra a crear las bases de un conflicto armado de largo plazo, como estamos viendo sucede en Libia. Rechazamos por ello cualquier intervención que impida a los pueblos involucrados llevar a cabo, en sus tiempos y maneras, sus objetivos.
Las intervenciones extranjeras agudizan procesos que sólo fortalecen la militarización de las sociedades y el uso de la violencia para resolver los conflictos, así vemos cómmo lo que ha empezado en Libia como una lucha popular contra la dictadura hoy en dia se ha convertido en una guerra civil, y la intervención militar extranjera ayudará a instalar una facción militar en el poder, siguiendo los ejemplos de procesos fraudulentos como los de Iraq y Afganistan.
La IRG está activamente luchando, hoy como ayer, en frenar al militarismo y rechazar las guerras y las causas de las guerras. Las acciones noviolentas que llevaron al cambio en Tunez y Egipto señalan un camino. Un camino inconcluso pero que se afirma en el respeto a los derechos y vida de las personas y pueblos. La IRG seguirá apoyando ese camino y, en términos prácticos, lo hace en estos días apoyando al objetor de conciencia egipcio Maikel Nabil Sanad, dtenido por "insultar al ejercitoy obstruccion de la seguridad publica" (por opiniones que puso en su blog) enviando un observador internacional al juicio al que será sometido por parte de las Fuerzas Armadas Egipcias; así como realizando la publicación en árabe del Manual para Campañas Noviolentas.
http://wri-irg.org
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