Movimiento De Frente con Venezuela
Indiscutiblemente que la situación política del país aparenta estarse complicando cada vez más, lo que lleva a la utilización de un discurso y unas acciones gubernamentales cada vez más agresivas, en respuesta a las naturales protestas que aparecen en todo el territorio nacional. Las acciones represivas del actual gobierno cada vez se asemejan más a las que se utilizaban en las décadas de los gobiernos adecocopeyanos. Violencia física contra las manifestaciones populares, criminalización de las protestas, enjuiciamiento de carácter militar y no con los jueces naturales y el traslado de los detenidos a localidades lejanas de sus zonas de residencia. Contrastan estas duras actitudes con la suavidad con la que son tratados los llamados “pranes” carcelarios, el llamado y negociaciones “pacificadoras” llevadas adelante con bandas delictivas de asesinos, secuestradores y violadores, y el trato benevolente de motorizados rebeldes a acatar las leyes existentes y las normas aprobadas incluso para la protección de la integridad física de los mismos. La protesta constitucional parece ser el peor delito que se pueda cometer en el país.
El gobierno no tiene dólares, sin que se sepa en qué han gastado la inmensa riqueza recibida, ni que ocurre con los dólares existentes en depósitos a la vista en el exterior, que poseen distintos organismos gubernamentales, según se puede conocer de las Memorias del BCV. No hay suficientes dólares para el funcionamiento normal y cómodo de la sociedad venezolana, a pesar que esta incontrovertible realidad sea negada consuetudinariamente en el discurso oficial. Si hubiera dólares suficientes para cubrir todas las necesidades de los venezolanos, tal y como se afirma, el Ejecutivo no hablaría de asignaciones de divisas prioritariamente para ciertos rubros, ni existiría la escasez de: productos como las baterías de los vehículos automotores, los repuestos de todas las marcas y tipos de automóviles, el 40 por ciento de los medicamentos necesarios terapéuticamente, innumerables reactivos para los laboratorios clínicos existentes, artículos médicos y hospitalarios, incluyendo repuestos de los equipos en funcionamiento, y el papel requerido para la prensa escrita. No habría paralizaciónde los servicios de transporte internacional de las aerolíneas comerciales, para no referirnos al desabastecimiento de las mercancías de consumo personal ordinario, que deben importarse.
En estos momentos en Venezuela no existe un mercado de vehículos automotores nuevos, carros de agencia, como acostumbran a decir los venezolanos. ¿Por qué? Porque no existen dólares para adquirirlos en el exterior, ni para importarlos por partes y ensamblarlos en el país en las cantidades y modelos en que se hizo por muchísimos años. A todas estas limitaciones se agregan las carencias de muchos otros productos indispensables, adicionales a los señalados anteriormente, como leche, mantequilla, aceite vegetal, harina de trigo, harina de maíz, azúcar, café, margarina, pollo, productos de limpieza personal y del hogar, entre otros. Si añadimos el incremento constante de los precios, el rezago de los sueldos y salarios, la inseguridad personal, evidente en una tasa de homicidios cercana a 80 por cien mil habitantes, más de 5 veces mayor que la existente en 1998; el deterioro médico asistencial y de los indicadores de salud, el retroceso educativo, más que evidente en el regreso del analfabetismo; la corrupción, el contrabando desatado y totalmente incontrolado, la existencia de bandas delictivas que actúan impunemente y la podredumbre del sistema judicial, tendremos una clara imagen de la gravedad de la situación venezolana.
El país sin embargo todavía disfruta de un precio del barril petrolero por encima de los cien dólares, lo que todavía le da al gobierno mucha capacidad de maniobra. El control y uso de los poderes públicos, de la FANB, de los medios de comunicación, un gasto propagandístico exorbitante, la manipulación de la infor-mación y la movilización de grupos agresivos fanatizados, constituyen, junto con medidas efectistas sobre los precios, las principales respuestas de la dirección gubernamental, para tratar de encubrir las medidas económicas anti populares y disminuir la protesta social. La oposición de la MUD se fragmenta y se debate entre la resistencia dentro del sistema democrático y la aventura golpista. Los grupos no alineados dentro de la polarización, a pesar de sus distintos orígenes y heterogeneidad, constituyen la esperanza de una democratización del escenario político y de un cambio de rumbo en el mediano plazo.
[Tomado de la revista electrónica Continuidad y Cambio, # 33, 2da. quincena febrero 2014.]
Indiscutiblemente que la situación política del país aparenta estarse complicando cada vez más, lo que lleva a la utilización de un discurso y unas acciones gubernamentales cada vez más agresivas, en respuesta a las naturales protestas que aparecen en todo el territorio nacional. Las acciones represivas del actual gobierno cada vez se asemejan más a las que se utilizaban en las décadas de los gobiernos adecocopeyanos. Violencia física contra las manifestaciones populares, criminalización de las protestas, enjuiciamiento de carácter militar y no con los jueces naturales y el traslado de los detenidos a localidades lejanas de sus zonas de residencia. Contrastan estas duras actitudes con la suavidad con la que son tratados los llamados “pranes” carcelarios, el llamado y negociaciones “pacificadoras” llevadas adelante con bandas delictivas de asesinos, secuestradores y violadores, y el trato benevolente de motorizados rebeldes a acatar las leyes existentes y las normas aprobadas incluso para la protección de la integridad física de los mismos. La protesta constitucional parece ser el peor delito que se pueda cometer en el país.
El gobierno no tiene dólares, sin que se sepa en qué han gastado la inmensa riqueza recibida, ni que ocurre con los dólares existentes en depósitos a la vista en el exterior, que poseen distintos organismos gubernamentales, según se puede conocer de las Memorias del BCV. No hay suficientes dólares para el funcionamiento normal y cómodo de la sociedad venezolana, a pesar que esta incontrovertible realidad sea negada consuetudinariamente en el discurso oficial. Si hubiera dólares suficientes para cubrir todas las necesidades de los venezolanos, tal y como se afirma, el Ejecutivo no hablaría de asignaciones de divisas prioritariamente para ciertos rubros, ni existiría la escasez de: productos como las baterías de los vehículos automotores, los repuestos de todas las marcas y tipos de automóviles, el 40 por ciento de los medicamentos necesarios terapéuticamente, innumerables reactivos para los laboratorios clínicos existentes, artículos médicos y hospitalarios, incluyendo repuestos de los equipos en funcionamiento, y el papel requerido para la prensa escrita. No habría paralizaciónde los servicios de transporte internacional de las aerolíneas comerciales, para no referirnos al desabastecimiento de las mercancías de consumo personal ordinario, que deben importarse.
En estos momentos en Venezuela no existe un mercado de vehículos automotores nuevos, carros de agencia, como acostumbran a decir los venezolanos. ¿Por qué? Porque no existen dólares para adquirirlos en el exterior, ni para importarlos por partes y ensamblarlos en el país en las cantidades y modelos en que se hizo por muchísimos años. A todas estas limitaciones se agregan las carencias de muchos otros productos indispensables, adicionales a los señalados anteriormente, como leche, mantequilla, aceite vegetal, harina de trigo, harina de maíz, azúcar, café, margarina, pollo, productos de limpieza personal y del hogar, entre otros. Si añadimos el incremento constante de los precios, el rezago de los sueldos y salarios, la inseguridad personal, evidente en una tasa de homicidios cercana a 80 por cien mil habitantes, más de 5 veces mayor que la existente en 1998; el deterioro médico asistencial y de los indicadores de salud, el retroceso educativo, más que evidente en el regreso del analfabetismo; la corrupción, el contrabando desatado y totalmente incontrolado, la existencia de bandas delictivas que actúan impunemente y la podredumbre del sistema judicial, tendremos una clara imagen de la gravedad de la situación venezolana.
El país sin embargo todavía disfruta de un precio del barril petrolero por encima de los cien dólares, lo que todavía le da al gobierno mucha capacidad de maniobra. El control y uso de los poderes públicos, de la FANB, de los medios de comunicación, un gasto propagandístico exorbitante, la manipulación de la infor-mación y la movilización de grupos agresivos fanatizados, constituyen, junto con medidas efectistas sobre los precios, las principales respuestas de la dirección gubernamental, para tratar de encubrir las medidas económicas anti populares y disminuir la protesta social. La oposición de la MUD se fragmenta y se debate entre la resistencia dentro del sistema democrático y la aventura golpista. Los grupos no alineados dentro de la polarización, a pesar de sus distintos orígenes y heterogeneidad, constituyen la esperanza de una democratización del escenario político y de un cambio de rumbo en el mediano plazo.
[Tomado de la revista electrónica Continuidad y Cambio, # 33, 2da. quincena febrero 2014.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.