Comunicado del Servicio Paz y Justicia - Paraguay en el Día
Internacional de los Derechos Humanos del año 2012
Al recordarse hoy el Día Internacional de los Derechos
Humanos, el Servicio Paz y Justicia, Paraguay manifiesta que el sentido
profundo de esta fecha, y que se resume en el enunciado del artículo 1º de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, experimentó su degradación más inquietante en nuestro
país el pasado 15 de junio en las tierras conocidas como Marina Kué, Curuguaty.
Los acontecimientos de Curuguaty emergen como la expresión
más perversa de un sostenido proceso absolutamente incompatible con una
sociedad democrática y con los principios básicos de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos. Los hechos mezclaron impunemente el asesinato y la
tortura con las ejecuciones extrajudiciales, y prosiguió luego con el accionar
de un sistema de justicia que ya en el año 2011 se definía por la ausencia de
verdad en su comportamiento y por generar terror particularmente en los
sectores que viven en social.
Posteriormente, el “golpe parlamentario” que pulverizó
definitivamente los vestigios sueltos que quedaban de un remedo de Estado
Social de Derecho. El umbral de vergüenza prácticamente se disolvió y en su
lugar se desplegó un discurso excluyente, autoritario e irracional que instaló
en la vida cotidiana de la sociedad paraguaya la contracara de lo que enuncia
el artículo 1º de la
Declaración Universal : Marina Kué nos recordó a partir del 15
de junio del 2012 que en Paraguay no todos los seres humanos nacemos libres e
iguales en dignidad y derechos y que, por lo tanto, existen vidas que no son
tales y que existen muertes que no deben ser lloradas y menos aclaradas.
Y más aún: Marina Kué nos mostró que convivimos con grupos y
personas que nos proponen construir una sociedad basada en la violación impune
del derecho a la vida, derecho reconocido y garantizado por la Constitución Paraguaya
de 1992, por la
Convención Americana de Derechos Humanos y por el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, todos instrumentos jurídicos
plenamente vigentes cuya infracción genera responsabilidad internacional del
Estado.
Los responsables del derrumbe del frágil Pacto Social
democrático hoy, desde diversos lugares y con el apoyo de los medios de
comunicación masiva, quienes también violentaron de manera profunda el derecho
constitucional que tienen los habitantes del Paraguay “a recibir información
veraz, responsable y ecuánime” (Art.28, Constitución de la República del Paraguay),
nos invitan a preocuparnos de la mecánica de las elecciones, de la
transparencia de sus procesos, de la legalidad de sus actos, a condición de no
escuchar la palabra de los muertos, a dejar de interrogarnos por las razones de
esas muertes. A cambio de nuestra sordera al clamor de nuestros muertos, nos
ofrecen disfrutar perversamente de un modelo de desarrollo que a la desolación
de territorios y gente llama progreso.
Ante esta propuesta que reitera la perversión de la
impunidad, el Servicio Paz y Justicia, Paraguay, insiste en recordar que “todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” y que el
verdadero territorio de los derechos humanos es el definido por las prácticas
de libertad de la gente. Los derechos humanos no se distribuyen desde arriba;
tampoco habitan en documentos o declaraciones políticamente correctas del poder
estatal que, en realidad, terminan por convertirlos en artefactos legales
e inertes.
Los derechos humanos, aquellos que se despliegan desde el
reclamo radical de libertad de las personas, no esperan el veredicto legal para
afirmarse o para empujar siempre hacia adelante como forma no sólo de mostrar
lo que ya somos, sino de dibujar aquello que aún no somos pero que podríamos
llegar a ser: una sociedad un poco más cerca de la dignidad de las personas.
Hoy que se recuerda el Día Internacional de los Derechos
Humanos, como Servicio Paz y Justicia - Paraguay, declaramos que desde el
rotundo ejercicio de la libertad tendremos que volver a construir aquello que
se derrumbó en Marina Kué y que, en ese sentido, siguen vigentes los 14 puntos
de la agenda programática definida por la Coordinadora de
Derechos Humanos del Paraguay en el Informe Chokokue relacionados con la
justicia, la revelación y reconocimiento de la verdad, la reparación y las
garantías de no repetición. Si quienes hoy o en el futuro ocupan
responsabilidades en el gobierno no asumen estas tareas, la distancia entre los
principios de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y la sociedad
paraguaya seguirá extendiéndose hasta que se torne horriblemente natural que
vivamos unidos no por el amor sino por el espanto.
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