jueves, 17 de julio de 2014

Opinión: La izquierda europea, entre el autoengaño y el eurocentrismo ante la violación de Derechos Humanos en Venezuela.

Por Ira Nahomi
               
No es novedad que muchos de los análisis que se hacen desde Europa sobre Venezuela, están plagados de simplismo, superficialidad, ignorancia, romanticismo y mucho de eurocentrismo. Lo novedoso es que ante los graves acontecimientos que vienen ocurriendo en el país los últimos cinco meses, son precisamente los medios de comunicación que se definen como independientes, partidos políticos y organizaciones europeas de pensamiento de izquierda (que no perciben fondos del gobierno venezolano, quienes si están fuera de estas consideraciones) que por antonomasia defienden los Derechos Humanos (DH) y abanderan las causas más justas del planeta, hoy cierran sus ojos, oídos y voces, cuando quienes reclaman respeto por los DH y justicia son venezolanas y venezolanos. Una sociedad civil liderada por jóvenes estudiantes, seguida y apoyada por ciudadanas/os de cualquier perfil social, económico, político y que algunas/os líderes políticas/os decidieron secundar.   
                
Según los argumentos (retóricos y cargados de todo lo mencionado anteriormente) y la actitud de muchos de los actores europeos de izquierda, pareciese que el pueblo venezolano que está en las calles, no tuviese el mismo derecho y legitimidad que otras sociedades para exigir sus derechos, denunciar al gobierno que los viola, reclamar justicia e incluso pedir apoyo internacional. Se equivocan gravemente y lo vienen haciendo desde hace años, cuando pretenden entender y explicar la realidad venezolana bajo el prisma de su identidad europea, su simplicidad política: derecha-izquierda, sus conflictos sociales, sus problemas económicos y sus lacras históricas. Evidentemente hay muchos aspectos estructurales, culturales e históricos que nos acercan, pero ni Venezuela es una extensión distorsionada de Europea ni America Latina lo es. Por lo tanto, el error de la izquierda europea es de raíz y quizás donde más se refleja actualmente, es en su fervientemente afirmación (aunque recientemente no hayan estado en el país y quizás nunca, que suele ser así) que quienes protestan en Venezuela son burguesas, capitalistas, fascistas, delincuentes y cualquiera de los mismos calificativos que el gobierno usa para desacreditar a quienes piensan diferente o simplemente no quieren seguir viviendo escasez de alimentos, medicamentos, precariedad laboral, económica e inseguridad.  


Si bien la realidad política, social y económica de Venezuela es compleja y para intentar entenderla desde Europa hay que hacer un profundo ejerció mental, vivencial y de mucha lectura, la realidad de lo que pasa ahora en las calles venezolanas no es difícil de entender y menos de comprobar. Sin embargo, todas esas posturas de la izquierda europea continúan reacias a ver lo que no quieren ver, a buscar excusas, justificaciones y a seguir defendiendo por encima de los DH, un proceso de cambio que no llega a ser, que fracaso. Lo ideal seria que visitaran el país e intentaran vivir como una venezolana/o cualquiera, sin los privilegios que el tour chavista/madurista ofrece y fuera del recorrido único que hace (el que muestra las pocas y buenas cosas que el gobierno durante estos 15 años ha hecho). Así se acercarían a la realidad, verían que la burguesía venezolana la conforman las/os integrantes del gobierno, los altos cargos militares y una pequeña parte de la antigua burguesía que se congracio con ellos, el resto hace años se marcho del país. También constatarían que los únicos imperialistas y capitalistas son también ellos/as, que pueden viajar con total facilidad y comodidad precisamente a los países imperialistas y capitalistas, consumir sus productos, promocionarlos y reproducir el estilo de vida que tanto critican.

En cuanto a quienes son los delincuentes, aparte del hampa común que no responde a nadie, los mayores delitos están siendo cometidos por el propio gobierno, a través de fraudes, abuso de poder, robos multimillonarios, narcotráfico y legitimando la violencia para agredir a quienes protestan de forma pacífica. Y sobre la habitual señalización de fascista, por parte del gobierno a quien le critica, unas pocas semanas bastarían para que corroborasen que el único que se apega fielmente a la definición es el propio gobierno.

Son más de 13 años de un excelente lobby internacional de la “Revolución Bolivariana” una buena estrategia de marketing sobre el socialismo del siglo XXI, una magnifica política exterior de compra de alianzas, votos, conciencias y un muy buen discurso anti-yanki, que ha tapado la intromisión y dependencia más elevada que hemos tenido de ellos. Un trabajo perfecto que engaña y adormece a las/os más críticas, reaccionarias y que por otras causas son admiradas. Un gran favor le hacen a este sistema político que justifica y ampara la violencia, que durante estos meses ha estado implicado en la muerte de más de 40 personas, torturas, desapariciones, heridos y todo ello es verídico, no es un montaje, una ilusión o una mala publicidad del gobierno del tío San. Es una realidad que está ahí y aunque la quieran seguir sin ver, negándola o tapándola, no va dejar de estar ahí, de ser real.     

Por otra parte, existe un gran y molesto complejo de superioridad de la izquierda europea, cuando subestima la capacidad mental, opinión política y sentido critico de las miles de personas que están protestando en las calles venezolanas, mostrando su inconformidad con el gobierno, denunciando la precariedad en la que viven y la violación de DH. Todas esas personas no son ignorantes, manadas de borregos o robots que terceros pueden manejar a su justo e intereses, tampoco son pagadas por la CIA, ni adoradores del capitalismo salvaje o de las potencias mundiales, son personas que viven o mejor dicho, sobreviven, entre la inseguridad y las carencias el día a día. La mayoría de ellas crecieron escuchando cuan diferente era el país antes, cuantas cosas se han perdido, degradado, politizado, marginalizado y empobrecido, mientras la generación que vivimos y conocimos la otra Venezuela, hemos sido testigo de lo poco que se ha mejorado (para lo mucho que se prometió y con todas las condiciones y posibilidades que el gobierno tuvo) y lo mucho que hemos retrocedido, sobre todo en igualdad social, seguridad y soberanía. Sí, porque si antes éramos el patio trasero de Estados Unidos, ahora no solo lo seguimos siendo si no que se suma el patio de Cuba, China y Rusia.

Nadie mejor que las venezolanas/os conocemos nuestra historia, la de América Latina, nuestras miserias, nuestras grandeza, los multimillonarios intereses económicos que hay detrás de nuestros recursos naturales, el juego político internacional del que somos parte y todo lo que Estados Unidos ha hecho y es capaz de hacer. Periodistas, políticas/os y organizaciones europeas de pensamiento de izquierda, no somos tontas/os, no pretendan darnos clases de lo que nosotras/os conocemos mejor que ustedes, no se escuden en su utopía, no les sean infieles a sus principios humanitarios y no culpabilicen a un pueblo por revelarse ante el opresor, por llamar a la desobediencia civil y menos por pensar diferente, porque nadie se merece estar tras las rejas, un tiro o un perdigonazo en la cabeza por hacerlo, aunque sea venezolana o venezolano.


                Ira Nahomi

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.