Periódico Anarquista "La Boina"
Porque no hay nada que celebrar por la muerte
de mujeres trabajadoras a manos de patriarcas capitalistas. Porque no hay que
contentarse con recibir flores, chocolates, peluches o cartas que expresen el
amor romántico y dominante. Porque no hay que domesticarse y estar feliz,
porque al menos un día en la historia, “ellos” nos celebran. Por una memoria
negra a las luchadoras de toda la vida.
En la actualidad el 8 de marzo se conoce a
nivel internacional como la conmemoración del día internacional de la mujer, y
ocultándose ciertos aspectos de este se ha institucionalizado el paternalismo.
Pues nos felicitan, nos regalan cosas y nos tratan bien y con amor. Pero el 8
de marzo es un día dentro de la lucha de décadas de las mujeres de varias
partes del mundo que, llegando a consenso, pudieron elegir un día de la
historia para hablar de su lucha por la emancipación.
Tenemos que entender el contexto imperante en
la época, pues es a inicios del siglo XX cuando empieza a consolidarse el
modelo económico capitalista en el mundo y necesita validarse de una manera
rápida y empezar a producir. Por ese motivo el capitalismo no discrimina, niños
y niñas, mujeres y hombres caen en sus redes, con condiciones de vida y
laborales paupérrimas, jornadas de 12 horas, sin protección a la maternidad,
sin seguridad en los lugares de trabajo, con salarios míseros y un trato despectivo,
entre muchos otros aspectos. Todo lo anterior sumado al patriarcado reinante,
con trabajos en las textileras solamente para mujeres, pues ellas no podían
desarrollarse en otros rubros y se les mantenía amenazadas para que no se
movilizaran.
Aun así, a pesar de todo lo que tenían en
contra, las mujeres decidieron organizarse de manera reiterativa, hacían
mítines y trataban de quebrantar esas malas condiciones exigiendo dignidad.
Como fecha relevante se considera en 1909 el 28
de febrero, cuando se celebró en Nueva York el “Woman day”, fecha que se
conmemoraba hasta el año 1913. Esa es la fecha de la primera celebración hacia
las mujeres de carácter nacional, conmemorando la huelga de las trabajadoras
textiles de 1908, cuando unas 15.000 mujeres salieron a las calles.
En noviembre de ese mismo año también se
movilizaron las mujeres, en el llamado “levantamiento o revuelta de las
20.000”, ellas eran trabajadoras de una textilera de fabricación de camisas,
reconociéndose entre las luchadoras a Clara Lemlich y Rose Schneiderman.
En 1910, en Copenhague, se celebró la II
Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, donde se aprobó el
establecimiento del “Día internacional de la mujer trabajadora”, propuesto por
la alemana Clara Zetkin, quien era socialista.
Ya como fecha de carácter internacional, se
puede reconocer en el año 1911 el 19 de marzo, motivado por un encuentro en
Europa de mujeres que empezaron a pensar y a crear ideas para apropiarse de sus
vidas y reivindicar ciertos derechos que por el momento tenían prohibidos por
el hecho de ser mujeres. Entre sus exigencias se encuentran: “Los derechos de
las mujeres, por el bienestar de la infancia y por la paz europea y mundial”,
“La paz de las naciones, contra el militarismo y por la abolición de los
ejércitos existentes”. La comunista alemana Clara Zetkin realizó la propuesta
apoyada por Rosa Luxemburgo, ambas fundadoras de la Liga Espartaquista alemana.
Todo esto no es muy reconocido, pues se ha tratado de desvincular el carácter
político de la conmemoración del día, para quedar más que nada en una
reivindicación de derechos civiles.
Sumado a lo anterior, el 25 de marzo de 1911,
fue el terrible incendio provocado por la inhumanidad del dueño de la fábrica
textil “Triangle Shirtwaist Company” en Nueva York, donde se cerraban con llave
las puertas para que las obreras no pudieran salir y así trabajen las horas que
les correspondían. En el incendio murieron 146 huelguistas de entre 14 y 31
años, unas quemadas, otras estrelladas contra el piso al tratar de esquivar el
fuego lanzándose desde altura. Este es el hecho que se conmemora en la
actualidad, olvidando la organización y luchas anteriores, pues la historia
oficial ve este atentado contra las 146 mujeres como un hecho de violencia
contra la mujer, pero sin enfatizar el carácter patriarcal y capitalista.
También en la región española existen
evidencias del día, pues Teresa Claramunt, obrera textil y periodista
anarcosindicalista en 1889, junto a Ángeles López de Ayala y Amalia Domingo
formaron la Sociedad Autónoma de las Mujeres, el primer grupo de
autoemancipación de las mujeres trabajadoras. Ellas y otras luchadoras
respaldaron que el 8 de Marzo fuera celebrado como un día reivindicativo.
Y finalmente llega el consenso, pues fue el 8
de marzo de 1917 en el extenso territorio de Rusia dominada por el Zar que,
como consecuencia de la escasez de alimentos, se amotinaron. Es uno de los
primeros sucesos que da inicio a la Revolución Rusa, y que la historia oficial
no cuenta, pues en la historia que nos cuentan la participación de la mujer es
anecdótica, lamentablemente es sólo hecha por hombres y para hombres.
Por la relevancia de este suceso y sobre todo
porque fueron las mujeres quienes lo llevaron a cabo se situó definitivamente
en el día 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, siendo fruto
de un proceso de años, de dolores por la violencia y las muertes, donde no se
dieron por vencidas y empezaron a construir un pensamiento de emancipación
femenina.
A modo de reflexión, podemos dar cuenta de que
a pesar de la organización, lucha y muerte de mujeres obreras, hoy en día se
celebra un día prácticamente comercial, donde los “pololos” les regalan flores
y le ofrecen un día de consumismo, donde se desvirtúa la lucha por la libertad,
existiendo discursos que hablan del poder y la mujer, cuando ha sido el poder
el que ha mantenido durante años a la mujer sumisa y en un estado de latencia,
donde somos bombardeadas con publicidad para cambiar nuestros cuerpos, para
esconder nuestra realidad y donde tenemos que proyectar una imagen de mujer
exitosa y en progreso, donde las luchas de las mujeres han sido ganadas sólo
para poder optar a derechos como el votar, el de acceder a cargos públicos y
usar falda corta y bikini, a eso ha llegado hoy la emancipación de la mujer.
Este fue un pequeño aporte al entendimiento del
nacimiento de este día conmemorativo a las mujeres trabajadoras y sus luchas
que, sin miedo convocaban a mítines, huelgas generales, marchas, en un contexto
de violencia inusitada contra ellas, dando cara al patriarcado. Por eso, en
este marzo negro, no podemos dejar de recordar a las mujeres luchadoras: Norma
Vergara, Flora Sanhueza, Paulina Aguirre, Cecilia Magni, Claudia López, entre
muchas otras “desconocidas gigantes, que no hay libro que las aguante”. Además
nos parece necesario recordar a las compañeras que actualmente se encuentran en
prisión, como Tamara Farías Vergara, Nataly Casanova, Mónica Caballero y a
quienes que fueron golpeadas en España por la Operación Pandora.
[Tomado de https://periodicolaboina.wordpress.com/2015/03/06/no-queremos-flores-queremos-memoria-para-la-lucha/]