El Libertario
Debido al interés suscitado en Venezuela por el
movimiento del 15M, debido a las movilizaciones recientes en donde algunos
veían algunas coincidencias, decidimos hacerle algunas preguntas a Carlos
Barranco, miembro del Movimiento de Objeción de Conciencia de Valencia, España,
quien participó muy de cerca en esos acontecimientos.
1) ¿Cuáles eran las demandas del 15M? ¿Algunas de ellas se cumplieron?
La convocatoria inicial de las manifestaciones que
tuvieron lugar el 15 de mayo de 2011 en diferentes ciudades españolas se había
gestado a través de las redes sociales por parte de gente procedente
movimientos sociales de nuevo cuño, como "Juventud sin futuro",
"V de Vivienda" o los que se oponían a las leyes antidescarga en
Internet. Bajo el paraguas de "Democracia Real Ya", convocaron unas
manifestaciones al margen de las organizaciones políticas y movimientos
sociales tradicionales que desbordaron las previsiones de asistencia más
optimistas. Una semana antes de las elecciones municipales y autonómicas de
2011, cientos de miles de personas salieron a las calles de más de 50 ciudades
apoyando una convocatoria muy difusa que sobre todo expresaba el rechazo a la
subordinación de la vida al poder del dinero y señalaba las vergüenzas de un
sistema político rebosante de corrupción y que no merecía el nombre de
democracia: "No somos mercancías en manos de políticos y banqueros",
o "Lo llaman democracia y no lo es", "No nos representan",
"No hay pan para tanto chorizo", eran algunos de los lemas de las
manifestaciones.
Las propias manifestaciones fueron desbordadas a
su vez por las acampadas que se establecieron en las plazas de hasta 57
ciudades, primero en solidaridad con los detenidos en la manifestación de
Madrid y por el intento de desalojo de los que acamparon en la Puerta del Sol
la misma noche del 15 de mayo. La participación en las acampadas creció
exponencialmente y se convirtieron con el paso de los días en acciones directas
noviolentas permanentes y verdaderas comunidades "autónomas". A
partir de este momento es cuando empieza a hablarse de "movimiento
15M" (el nombre que se dio a si mismo el propio movimiento) o de los
"indignados" (que fue la denominación preferida por los medios).
Cuando los medios y las organizaciones políticas
tradicionales constataron que el movimiento "iba en serio", empezó
una sutil presión sobre éste para que formulara claramente cuáles eran sus
reivindicaciones. Hay que tener en cuenta que solamente habían pasado unos días
desde el 15 de mayo y el movimiento era enormemente heterogéneo y formado en
una gran parte por personas que nunca antes habían participado en ninguna
organización o movimiento, por lo que era imposible formular a esas alturas
unas demandas que representaran realmente al movimiento, y además esto podía
ser contraproducente y recortar sus potencialidades. El resultado de esta
presión fue un decálogo de demandas que incidían en la reforma del sistema
electoral que favorecía el bipartidismo para lograr una democracia más
participativa, la lucha contra la corrupción, el acceso a una vivienda digna,
el control público del sistema financiero, etc. Sin embargo, las acampadas
siguieron trabajando en las siguientes semanas en definir realmente qué era el
15M y qué quería.
Hoy, justo tres años después de aquellos días, el
movimiento ha sufrido una evolución que le ha llevado primero a levantar las
acampadas y descentralizarse en asambleas de barrios y pueblos, para luego
prácticamente explotar y dar vida a multitud de colectivos, movimientos (como
por ejemplos las “mareas ciudadanas”
contra los recortes en educación, sanidad, etc)
y proyectos diversos autoorganizados y asamblearios (http://autoconsulta.org/mutaciones.php)
Actualmente se podría decir que entre los logros
del 15M está en primer lugar que ha alcanzado un apoyo social tan fuerte que
prácticamente ha conseguido confundirse con la propia sociedad española, que ha
asumido como propios muchos de los puntos de vista del movimiento y sus
puntos reivindicativos fuertes, aunque
el aparato político parece estar en plena huida hacia delante, perdiendo día a
día cada vez más legitimidad.
Las demandas de mayor democracia puede que estén
en vías de materializarse en el plano electoral por la vía de los hechos,
porque las próximas elecciones al parlamento europeo son las primeras en la
historia española reciente en que el bipartidismo va a sufrir un fuerte
descalabro, con ambos partidos de bipartito, Partido Popular (PP) y Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) perdiendo una enorme cantidad de
representación. Pero la mayor aportación democrática del 15M se produjo ya en
la plazas durante las acampadas, con la pedagogía enorme que supuso que decenas
de miles de personas participaran en procesos asamblearios horizontales, o la
popularización de la desobediencia civil como herramienta legítima de
radicalización democrática.
Se podría decir que las demandas del 15M fueron el
catalizador del afloramiento de cada vez más casos de corrupción política, la
evidente pérdida de aceptación de la institución de la monarquía, o el
impresionante movimiento de desobediencia civil de la Plataforma de Afectados y
Afectadas por las Hipotecas (PAH), que ha puesto contra las cuerdas a los
bancos revelando el coste humano de su implicación en la estafa inmobiliaria de
los años 2000 en la que cayeron millones de familias.
Otros logros pueden encontrarse aquí (http://wiki.15m.cc/wiki/Lista_de_logros).
Todo parece indicar que nuevos cambios más profundos todavía están por llegar.
2) ¿Quiénes eran los que participaban en el 15M? ¿Pudieron vincularse después con otras luchas?
Lo más significativo de la composición del
movimiento 15M es que ha desbordado prácticamente todas las redes de la
izquierda y los movimientos sociales tradicionales porque ha estado formado
sobre todo por personas totalmente ajenas a estos que han usado las redes
sociales para constituirse, para organizarse, debatir y convocar con un éxito
sorprendente. Esta autoconvocatoria consiguió despertar la suficiente confianza
mutua como para que mucha gente que no habría seguido el llamamiento de las
organizaciones tradiciones si que diera el paso en este caso no sólo de
responder a una convocatoria de manifestación, sino también de vincularse y
comprometerse de manera sólida con las siguientes actividades que se lanzaron
con la etiqueta “15M”.
Creo que es importante para entender esto el hecho
que desde los primeros momentos, el movimiento rechazó ser encajado en las
categorías políticas tradicionales, rechazando incluso el definirse como un
movimiento de “izquierdas”, aunque en el terreno de los hechos pudiera ser
considerado así fácilmente. “El movimiento 15M es un movimiento apartidista” o
“No somos ni de izquierdas ni de derechas: somos los abajo y vamos a por los de
arriba”, fueron algunos de los lemas utilizados para expresarlo. En la práctica
cotidiana de las acampadas, todas las personas que querían participar eran
bienvenidas a hacer su aportación y a nadie se le preguntaba sobre sus
creencias ideológicas o su filiación política. De hecho la expresión de estas
ideas, por ejemplo mediante símbolos, siglas o banderas, no era bien visto en
el ámbito de las actividades del 15M, llegando hasta el punto de darse
discusiones bastante ásperas al respecto, sobre todo cuando vista la solidez y
la amplitud del movimiento, muchas organizaciones políticas y sociales se
fueron sumando al movimiento con mejores o peores intenciones, para aportar su
experiencia y puntos de vista como unos participantes más, o para intentar
“pescar” votos o intentar llevar por el “buen camino” al movimiento.
Gracias a esta falta de una identidad política
cerrada, el movimiento pudo conservar una enorme pluralidad interna (pluralidad
que no estuvo exenta de conflictos, como el caso de los ataques antifeministas
en la acampada de Madrid) que hizo posible que se convirtiera en prácticamente
un reflejo de la sociedad española, cosa que sin duda explica las altísimas
cotas de apoyo social que recibió desde los primeros momentos, llegando en
algunas encuestas hasta cifras cercanas al 80% de simpatías y aceptación de sus
propuestas. Esta enorme pluralidad interna también dio lugar a uno de los
rasgos más fascinante, que fue su creatividad, reflejada por ejemplo en los
lemas dibujados sobre las pancartas hechas a mano: "Pienso luego
estorbo", “¿Dónde está la izquierda ? Al fondo a la derecha", "Si no nos
dejáis soñar, no os dejaremos dormir", “Mis sueños no caben en sus urnas”,
"No tenemos casa, nos quedamos en la plaza", “No podemos apretarnos
el cinturón y bajarnos los pantalones al mismo tiempo”, “¿Por qué manda el
mercado, si yo no lo he votado?”, “Me sobra mes a final de sueldo”, “Manos
arriba, esto es un contrato”, “Vamos despacio porque vamos lejos”, como algunos de los más populares.
Entre las luchas ya existentes que el movimiento apoyo o asumió como
propias con naturalidad estaban la campaña por el cierre de los Centros de
Internamiento de Inmigrantes (CIEs), las campañas de los afectados por la
estafa inmobiliaria (que entonces todavía tenían muy poca incidencia social) o
el rechazo a las políticas de ajuste estructural impuestas por las
instituciones financieras internacionales. De hecho, la siguiente mutación del
movimiento, explotando en multitud de asambleas y proyectos diferentes,
alimentó decisivamente también a estas campañas
3) ¿Cuáles fueron las principales críticas en contra del 15M?
La irrupción totalmente inesperada del movimiento
15M en el panorama político español, apareciendo casi desde “ninguna parte” con
su rechazo de las etiquetas políticas tradicionales y una capacidad de
convocatoria desconocida en la historia española reciente, no hizo feliz a todo
el mundo aunque parezca mentira. En los primeros días, el contraste entre el
volumen y el impacto de la movilización, y la ausencia de una ideología
“cerrada” y de organizaciones “reconocibles” detrás de las convocatorias,
disparó la imaginación de sectores más conspiracionistas tanto de la extrema
derecha como del entorno de los partidos comunistas o del anarquismo. Para la
extrema derecha y sus medios, detrás de el 15M estaba la extrema izquierda y
todo había sido organizado en la sombra por el ministro del interior del
partido socialista, Javier Pérez Rubalcaba para evitar el desastre electoral
que se le avecinaba a su partido en las siguientes elecciones municipales y
autonómicas. Entre los sectores más conspiracionistas del comunismo y del
anarquismo, había diferentes teorías para intentar entender de dónde había
salido el 15M y tratar de reducirlo a categorías políticas tradicionales. Para
algunos sería un movimiento de laboratorio cocinado por sectores de la nueva
derecha nacionalista española representada
por el partido Unión, Progreso y Democracia (UPyD), para otros se trataba de
una forma de anarquismo de derechas, de anarcocapitalismo, producto de una
supuesta conspiración global imperialista para implantar un “Nuevo Orden
Mundial”, inspirado nada menos que por Milton Friedman
(http://old.kaosenlared.net/noticia/169379/refundacion-capitalismo-similitudes-entre-movimiento-15-m-anarcocapita). En todo caso, si no era un directamente un
instrumento al servicio de intereses ocultos, se trataría como mucho de una
forma de “disidencia controlada”, una válvula de escape para evitar una
verdadera revolución en la sociedad española azotada por dificultades
económicas crecientes. Como era de esperar, desde estos sectores se repite hoy
día una y otra vez que el 15M ha muerto hace mucho tiempo y no ha conseguido
cambiar nada.
A mismo tiempo, los medios afines al partido
socialista, como el diario El País o la Cadena SER, preferían buscar,
identificar y tratar de cooptar a supuestos “líderes” del 15M para que formularan
demandas “razonables” y “asumibles”. También trataron de alguna manera de
domesticar el movimiento, criminalizando y tildando de “violentas” acciones de
desobediencia civil como por ejemplo la acción de bloqueo al Parlament de
Catalunya el 19 de junio, cuando se iba a aprobar los presupuestos catalanes,
presupuestos que fueron pioneros en implementar las medidas de ajuste
estructural que luego se aplicarían a escala estatal.
En general la mayor fuente de críticas contra el
movimiento 15M desde la izquierda preexistente fue la incapacidad de algunos
sectores de ésta para entender que el 15M no era ni una organización ni un
movimiento social al uso, sino más bien un proceso horizontal y descentralizado
de concienciación y socialización política masiva, y por lo tanto tenía poco o
ningún sentido pedir que formulara unas demandas y unos análisis radicales
desde el primer momento. De esta incomprensión vienen sin duda las acusaciones
de ser un movimiento “desorganizado” y en peligro de desaparecer “sin conseguir
nada”, “manipulable”, o meramente “reformista”, ignorando el enorme potencial
pedagógico y de transformación radical detrás de ese proceso asambleario y
autoorganizado masivo.
Estas mismas voces también criticaban la opción
del 15M por la noviolencia, una característica que formaba parte de la
identidad del movimiento desde sus primeros pasos. Según ellos, esta
apuesta convertía al movimiento en
contrarrevolucionario, puesto que desviaba a la gente de la verdadera lucha
contra el sistema, que tiene que ser violenta. Sin embargo parece claro que el
movimiento ha visto como su apoyo social no paraba de crecer gracias a que se
ha negado a jugar en el terreno de los enfrentamientos con la policía, terreno
al que al Estado le hubiera gustado traer al 15M puesto que es el que mejor
domina sin duda y donde habría podido aislarlo y neutralizarlo.
En todo caso, es verdad que esta apuesta del
movimiento por la noviolencia se puede afirmar que ha sido superficial y
limitada a evitar enfrentamientos con la policía, llegando incluso a criticar
en momentos iniciales hasta las acciones de desobediencia civil simplemente por
ser ilegales, ya que se ignoraban las dimensiones más profundas de la
noviolencia, como por ejemplo la coherencia entre fines y medios, la distinción
entre rol social y persona, o el efecto “boomerang” de la represión contra la
acción noviolenta. Aunque sí que empezó a hablar rápidamente de la violencia
estructural infligida por las políticas económicas, el movimiento no supo o no
quiso llevar un paso más allá su identidad noviolenta y demostró cierta miopía
a la hora de identificar y cuestionar las instituciones de la violencia como el
ejército y la policía, o todo el aparato legal en que se sustentan. Aunque en
los primeros momentos mucha gente de 15M sostenía una cierta esperanza naive en
que los finalmente los “compañeros” policías se quitaran los cascos y las
porras y se unieran al movimiento, con el paso de los meses, éste parece haber
afinado su análisis obligado por la tozudez de una realidad cotidiana saturada
de brutalidad policial y leyes antiprotesta.
Uno de las mayores debilidades del movimiento sí
que puede ser un cierto “adanismo”, la pretensión de venir de la nada (o como
máximo ser un contagio de las revueltas populares en los países árabes) y
querer inventar lo que ya llevaban practicando movimientos y organizaciones
preexistentes, por rechazo o desconocimiento de las realizaciones prácticas de
éstas (que a su vez, también hay que decirlo, solían relacionarse con el 15M
con una actitud entre la descalificación, el paternalismo y la
condescendencia). En general, el movimiento ha tenido muchos problemas en
aprovechar las experiencias y las realizaciones prácticas útiles de las
personas que ya estaban en marcha cuando emergió el 15M. Por ejemplo, se podría
citar la ingenuidad en pretender que sólo con buena voluntad y algo de
facilitación se puede garantizar unos mínimos democráticos en el desarrollo de
asambleas de varios cientos de personas que acababan a menudo en medio de una inoperancia
total, con la consiguiente mala prensa para el asamblearismo. Esto se producía
quizás por desconocimiento de la gran cantidad de herramientas de
funcionamiento de asambleas, aplicables también a reuniones de gran número de
participantes.
Entre las demás críticas al 15M con algo de
fundamento se pueden destacar dos. Primero, que el movimiento no consiguió
conectar con el mundo del trabajo (o viceversa). Parece que efectivamente,
aparte de nutrir con nueva militancia una parte del sindicalismo alternativo,
en estos tres años no han aparecido nuevas organizaciones sindicales desde el
movimiento. Otra crítica que se ha formulado en ocasiones, ha sido la aparente
fe acrítica en las herramientas tecnopolíticas de buena parte del movimiento,
llegando incluso a reducir el problema de la construcción de una verdadera
democracia directa a una simple cuestión informática de referendos permanentes
convocados a través de internet.
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