domingo, 2 de diciembre de 2018

La corrupción en Venezuela, más vigente que nunca



Humberto Decarli

El problema de la corrupción venezolana es ancestral. Forma parte de la historia nacional y es palmariamente estructural. El Estado venezolano nació de la forma más violenta imaginable por la iniciativa castrense de cobrar sus servicios prestados para el logro de la secesión del imperio español. Emergió de la arbitrariedad y de caudillos representativos del alma nacional sin existir institucionalidad alguna.

La marca de fábrica de la nación es la intolerancia y la violencia como fórmulas de funcionamiento. Ello implica dos rasgos esenciales para entender al país: la inexistencia de organismos eficaces para sancionar a los delitos contra la cosa pública, vale decir, no haber ninguna clase de contrapeso por la concentración de poder y la obvia impunidad generada por esa dinámica perversa. Estas consecuencias han persistido en el tiempo y en el presente con una intensidad inconmensurable.
 
El texto de Inés Quintero y un grupo de licenciados en historia de la Universidad Central de Venezuela, intitulado Más allá de la guerra, es una clave para poder comprender a la nación porque trata lo acontecido acá en el plano de la sociedad civil, la iglesia, los tribunales y los centros educativos en los años del combate por la independencia, entre 1810 y 1830. En esa obra se describe los juicios de los esclavos al servicio de los dos bandos enfrentados con la promesa de libertad a posteriori. Pero una vez concluida la confrontación le correspondía al débil probar su participación en ella y obviamente era imposible o muy difícil la evidencia y debía continuar en su situación de esclavitud. Ese devenir retrataba el estilo del aparato judicial al servicio de la situación, presagiando cómo iba a funcionar las instituciones en Venezuela.

Período posterior a la independencia durante el siglo diecinueve

Venezuela se vio arruinada por la guerra de independencia y después por la guerra federal y ello incidió en gobernantes de mano dura sin disciplina fiscal y disponiendo a su antojo de los bienes públicos, endeudándose infinitamente. Todos esos regímenes fueron de la misma catadura, en especial los liderados por los caudillos José Antonio Páez, los Monagas y Guzmán Blanco.

Inicios del siglo veinte

Con la llegada al poder de los andinos en 1899 se instauró un régimen autocrático en el país. Primero con Cipriano Castro hasta el año 1908 y luego Juan Vicente Gómez hasta 1935 cuando falleció. Fue una noche oscura donde se despilfarró dos bonanzas económicas, la de 1918 por la subida de los precios del café y el cacao por su escasez en el mercado internacional ocasionada por la Gran Guerra; y la de 1926 por la exportación del petróleo como fuente energética.

Ambas oportunidades se perdieron porque, entre otras razones, la corrupción del gomecismo fue espantosa. Esta circunstancia determinó la pérdida de esas ocasiones para saltos cualitativos desde el punto de vista económico. El peculado y demás hechos punibles contra la cosa pública eran una praxis normal en el desenvolvimiento gubernamental. Era un ejercicio o desempeño del poder con este flagelo incorporado prácticamente a su devenir.

El perezjimenismo fue una dictadura cruel con las mismas características de sus predecesores, esto es, una gestión arbitraria sin control alguno que determinaba efectuar desfalcos en el presupuesto nacional. Fue tal la situación que es conocida la anécdota de la maleta olvidada llena de dinero cuando el tirano hacía mutis del país por su derrocamiento.

El puntofijismo

El pacto de Nueva York llevado a cabo entre los líderes populistas venezolano fue en esta materia lo mismo que los anteriores. El contubernio entre los partidos y la ausencia de un poder judicial autónomo, incidieron en el incremento de la inmoralidad administrativa llevada a cabo por sus distintas administraciones.

Numerosos escándalos dibujaron la dinámica de la descomposición. Casos como el de la venta del hotel Tamanaco, las graves irregularidades del banco de los trabajadores, las maniobras financieras de C.A. Pérez en Nicaragua que al final determinó su defenestración, el Sierra Nevada en el primer gobierno del oriundo de Rubio, el de Recadi en las gestiones de Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi, el de los jeeps durante la de este último, la venta con un alto sobreprecio de los F-84 adquiridos en 1984, las nunca aclaradas denuncias de Luis Piñerúa Ordaz sobre los bandidos negociantes con el gobierno, los ministros de la defensa enjuiciados idos al exterior, los variados funcionarios de la gestión de Luis Herrera Campins que esperaron la prescripción de sus delitos para luego regresar como si nada y sería innumerable el cúmulo de situaciones cumplidas por el populismo iniciado en 1958 cuya dialéctica se basaba en la impunidad.

Durante este período las prácticas envilecidas se acentuaron durante las bonanzas financieras de 1974 y 1983, cuando se produjeron los espectaculares ascensos en los precios petroleros. Era obvio, había más dinero para asaltar y habían democratizado plenamente estas aberraciones.

El desbordamiento chavista

La experiencia comenzada en 1999 ha roto todos los récords de corrupción. Una de los estandartes de la campaña electoral de 1998 del candidato Chávez fue el ataque a este flagelo desarrollado por el puntofijismo. Sin embargo, una vez instalado y profundizado el militarismo y el autoritarismo, se potenció la ausencia de controles dando rienda suelta al manejo administrativo deshonesto. Domingo Alberto Rangel decía que el chavismo repetía el fenómeno adeco porque la mayoría de sus dirigentes vivían en el oeste caraqueño y después de estar en el gobierno se mudaron hacia el este. Ese mismo recorrido lo cumplieron los militares, civiles y empresarios socios chavistas de este abyecto operar.

Consecuencias de los procesos penales de loschavistas en el exterior.

Los juicios ocurridos en Estados Unidos y en Europa contra activistas gubernamentales del chavomadurismo eran ampliamente acá conocidos y solo con la estridencia de los últimos procesos es cuando la fiscalía venezolana actúa para solicitar la extradición de los involucrados. Las razones del desorden administrativo residen en la carencia de elementos disciplinarios sobre la actuación del funcionario quien actúa con total discrecionalidad generando un caos prefijado. Asimismo, la opacidad en las estadísticas de los organismos estatales causa una ausencia de conocimiento de las políticas públicas con lo cual no se puede apreciar el comportamiento de los entes del aparato de dominación. Esta oscurana influye notablemente en esta praxis contraria a derecho, repitiendo el esquema cubano en este sentido.

Las experiencias del Plan Bolívar 2000, el desastre de PDVAL con la descomposición de alimentos por una importación masiva sin planificación alguna donde privaba el cobro de comisiones, la partición del presupuesto para reservar al presidente uno paralelo dispuesto a voluntad, la no participación de la Defensoría del Pueblo, la Contraloría Nacional y la Fiscalía del Ministerio Público en estos procesos tan riesgosos, fue la diadema para dar rienda suelta a desorden fiscal, la impunidad otorgada por los tribunales a quienes eran sujetos activos de delitos y muchísimos otros factores incidentes en coadyuvar en un aberrante desenvolvimiento de la gestión oficial.

Se comenzó a hablar de boliburgueses y bolichicos, expresiones empleadas para calificar a los grupos beneficiados por estos movimientos inmorales. Gracias a los juicios en el exterior es que se ha confirmado la verdadera situación interna porque de lo contrario nunca se hubiera conocido en detalles como ahora se sabe.

El diferencial cambiario con varios tipos de convertibilidad fue una fuente o un imán para la especulación, el soborno, el peculado y la malversación. Ya durante las gestiones de Lusinchi y Luis Herrera, con el instrumento denominado Recadi se efectuaron verdaderos asaltos al patrimonio nacional. Con el chavismo desde el control de cambios de 2003 se perfeccionaron con diversos cognomentos: Cencoex, Dicom,Sicad, subastas permitidas.Y el resultado fue una ingente extracción de divisas depositadas o transferidas a paraísos fiscales, muchos de los cuales son cerrados y no brindan colaboración a ninguna autoridad.

Un informe de la Asamblea Nacional sitúa en más de 400 mil millones de dólares lo sustraído del tesoro nacional por parte de este enjambre de personeros gubernamentales. Con una suma de esa magnitud se hubiese reducido la deuda social, se habrían evitado miles de muertes por falta de medicinas y alimentos, se debió haber invertido en el sector productivo y tecnológico, científico y agrícola para paliar las carencias de calorías y proteínas del venezolano medio cuya talla lógicamente se ha reducido. Es realmente una tragedia lo acontecido en el país delante de todo el mundo.

Colofón

El problema de la corrupción es eminentemente estructural heredado de un pasado ominoso iniciado desde 1830 y potenciado por todos los gobiernos hasta el presente. La esencia de este fenómeno radica en el poder que en América Latina ha dado para todo. Y no importa que sea un gobierno de izquierda o de derecha porque igual da. Si no, habría que preguntarse por qué Lula, izquierdista confeso, Kuchisnki, de derecha o los Kirchner, populistas, Peña Nieto con el sempiterno PRI, hayan actuado de la misma forma. Es la toxicidad del poder que manifiesta su propia naturaleza haciendo abstracción de quién lo detente. No hay totalitarismo o corrupción buena o mala sino las consecuencias de una relación social perversa que permita a un grupúsculo dominar a toda la sociedad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.