lunes, 3 de diciembre de 2018

Anarcosindicalismo, gastronomía y Revolución Social en España 1936-1939




Nelson Méndez

Para comienzos del siglo XX ya se perfilaba con nitidez, primero en Europa Occidental y Norteamérica pero extendiéndose rápidamente al resto del mundo, la presencia consolidada del anarquismo en las organizaciones de la clase obrera que están desarrollándose por aquel entonces. Es un hecho que venía gestándose desde tiempo atrás, prueba de lo cual es entre otras que los mártires obreros de Chicago en 1886 eran activistas anarquistas, pero ahora  potenciado por la  necesidad de buscar nuevos rumbos para aquella militancia libertaria que no quería quedarse solo en el ámbito de la difusión y debate de ideas, ni caer en la tentación de los inmediatos actos violentos contra las jerarquías de poder, lo que por esos años promovía y practicaba el radicalismo fogoso de una minoría de ácratas con sus bombas y atentados contra gobernantes e instituciones.

La paciente organización de los trabajadores, que en muchos casos acogen de buena gana la prédica anarquista, empieza a ser vista como una vía con bases más firmes y logros más evidentes para hacer el camino a la Revolución Social. En diversos lugares, esa infatigable actividad anarcosindicalista se traduce en la aparición de importantes organizaciones sindicales de rango nacional (por ejemplo la CGT (Confédération Générale du Travail) en Francia, la USI (Unione Sindacale Italiana) en Italia, la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) en España, o la IWW (Industrial Workers of the World) en Estados Unidos). Este proceso de expansión llevaría más adelante incluso a constituir una entidad de alcance mayor: la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT-IWA), fundada en Berlín en 1922 y aún existente en la actualidad.  El enlace del anarquismo con la organización y luchas del proletariado es su signo de identidad más visible durante un período de varios decenios, con lo que se está en presencia de lo que suele considerarse “la edad de oro” del anarquismo, al menos en cuanto a la importancia que llegó a tener en muchos lugares como movimiento con capacidad de movilización de masas y como inspirador de significativas luchas sociales.

En diversos países y extendiéndose fuera de Europa y Norteamérica no solo a Latinoamérica, sino a puntos tan distantes y diversos como Corea, Australia o Suráfrica, el activismo laboral ácrata gana espacio y adhesiones en empresas vinculadas al área de la alimentación, sea en su producción, distribución o servicios conexos; muy pronto ese activismo se traduce en reflexiones, debates y propuestas que vinculaban lo gastronómico con los propósitos y finalidades del anarcosindicalismo, lo que enlaza con las preocupaciones descritas en párrafos previos que tenían antecedentes y difusión reconocida en los medios anarquistas.

No es entonces de extrañar que para muchos militantes de esta ideología en todo el mundo, la meta social del comunismo libertario y el método de acción anarcosindicalista iban de la mano con la propuesta de "anarquizar" el modo de vida de las personas, lo que incluía su alimentación. Por tal razón, los escritos sobre temas ligados a lo gastronómico y su importancia en un proyecto de cambio social revolucionario aparecían con frecuencia tanto en la prensa libertaria cuyas cabeceras se multiplicaban en distintos lugares del planeta como en libros y folletos que eran parte de la propagación impresa del ideal ácrata; igualmente, las propuestas prácticas, proyectos e iniciativas, que iban desde los eventuales preparativos de comidas o picnics para fraternizar, pro-fondos y/o propaganda hasta el desarrollo de cooperativas y propuestas varias para producción y/o consumo que también abundan, con muestras de ello, por ejemplo, en lo que reseña la historia del anarcosindicalismo para el primer cuarto del siglo XX en muchos sitios de Europa, particularmente en Francia, España o Italia.

Entre el último tercio del siglo XIX y primeros decenios del siglo XX, va haciéndose masiva la difusión e influencia del anarquismo en la Península Ibérica, lo que es particularmente notorio en los medios obreros, de modo que en la medida que se va perfilando la propuesta anarcosindicalista, adquiere allí singular importancia. Esto se afianza al constituirse la CNT en Barcelona en 1910. Para ese mismo período en España están logrando amplía penetración los diversos aspectos que relacionaban al anarquismo con temas de alimentación tanto en el plano de las ideas como en los esfuerzos por concretarlas en hechos y prácticas, así que fue ocurriendo un acercamiento entre el anarcosindicalismo y lo gastronómico como cabía esperar.

Buscando un indicador de esa confluencia, veamos los datos que se han podido ubicar respecto a quiénes participaban en los congresos de la CNT hasta 1936[1]. Al respecto, la información disponible señala que desde sus inicios, cuando la organización estaba muy marcada por el predominio en su nómina de los afiliados radicados en Cataluña, se hace sentir la presencia de trabajadores del área de la alimentación y conexos, participando a través de sindicatos de base territorial o de oficios varios, pero también en algunos sindicatos por ramo económico, cuya constitución y desarrollo sería una tarea que los organizadores anarcosindicalistas llevarían progresivamente a cabo; en tal sentido, en el Congreso de Sants  en 1918, exclusivamente realizado para la región catalana, solo se reseña la asistencia de unos pocos sindicatos de ramo, entre los cuales están trabajadores de mercados, fideeros, semoleros, pescadores y agricultores. Un año más tarde es el Congreso de la Sala de La Comedia, en Madrid, primer congreso con participación real desde todo el país, se evidencia el avance en la constitución de sindicatos por ramo, lo que en el sector de nuestro interés se deja  ver con la presencia desde diversas localidades y regiones de sindicatos únicos del ramo de alimentación, como los de Badalona, Manresa, Bilbao, Zaragoza, Barcelona, Valencia y Gijón; aparte se cuenta con gremios de camareros, cocineros y similares. de reposteros, de pescadores, de trabajadores del campo, de obreros azucareros, de trabajadores de fábricas de conservas, de cocineros y camareros marítimos, de trabajadores de mercado, de trabajadores en el transporte de alimentos, y otros que están afiliados a través de sindicatos de base territorial y de oficios varios.

Pese a tener que soportar feroz persecución y represión en los años siguientes, esa presencia no solo se conservó sino que siguió expandiéndose, lo que se evidencia cuando la CNT sale de la clandestinidad y puede realizar sus siguientes Congresos, en Madrid en 1931 y especialmente el de Zaragoza en mayo de 1936, que significó una clara muestra de la fortaleza y el gran peso político-social de la Confederación. Registremos asimismo que para el congreso de Madrid ya es evidente el avance en el establecimiento de sindicatos únicos del ramo de alimentación en muchas localidades, y además se indica la presencia de sindicatos de trabajadores gastronómicos en Madrid y Albacete, así como de una Federación de Trabajadores Gastronómicos con sede en Madrid.

Por lo anterior, no es casual que en la rica y poco explorada historia de la relación entre gastronomía y anarcosindicalismo el punto cenital ocurra en la Península Ibérica en la década de 1930. Ante el estallido de la Guerra Civil en julio de 1936 provocado por el alzamiento militar fascista, la CNT anarcosindicalista y la instancia ácrata específica Federación Anarquista Ibérica (FAI) responden no solo aliándose a fuerzas republicanas y de izquierda marxista para enfrentar a los sublevados, sino también impulsando en profundidad un proceso de cambio revolucionario en las regiones en que se logró frenar al golpe castrense y donde el anarquismo era fuerza mayoritaria, como Cataluña, gran parte de Aragón y del Levante, pues en esta coyuntura era de esperarse que los libertarios ibéricos empezaran de inmediato a llevar a cabo esa Revolución Social que soñaban, discutían, ensayaban y para lo que se preparaban desde hacia tantos años.

Profundizando en lo que para el nexo entre gastronomía y anarquismo representó la Revolución Libertaria impulsada por el anarquismo ibérico a partir de julio de 1936, siempre es posible espigar la información pertinente en la amplia bibliografía sobre la experiencia de colectivizaciones anarquistas en aquella coyuntura;  por ejemplo existe una descripción parcial acerca de la situación del ramo de la alimentación en Barcelona para aquella época, incluida en el muy citado libro _Colectivizaciones: la obra constructiva de la revolución española_, basada en una entrevista hecha en aquel entonces al secretario del Sindicato de la Alimentación de la ciudad, afiliado a CNT, donde se aportan datos de interés pero se centra más en las circunstancias y problemas coyunturales relacionados con el desarrollo de la Guerra Civil para 1937, año en que se escribe la obra [2]. Siendo así, en este trabajo optamos por remitirnos al resumen de los aspectos ligados al tópico de nuestro interés recogidos en el texto “Alimentación de Barcelona colectivizada”[3], con una muestra que entendemos es representativa de acciones y realizaciones de aquel proceso:

* Los trabajadores de restaurantes tomaron el control de 36 locales de alimentación, que en su mayoría se convirtieron en restaurantes populares a precio fijo. Relatan crónicas de la época que en esos sitios colectivizados se hizo cuestión de dignidad y compromiso para construir una nueva sociedad no aceptar propinas de la clientela, pues ello era sentido como un resto de relaciones y conductas capitalistas que debían superarse.

* La industria cervecera Damm, principal empresa del ramo en Cataluña, fue colectivizada.
   / A falta de gerentes y profesionales que se marcharon, mantuvo operaciones con un mecanismo de gestión asamblearia controlado por sus 610 trabajadores afiliados a CNT;
   / Se garantiza el sueldo al centenar de trabajadores que decidieron ir como voluntarios al frente de guerra, y se aportan recursos a las milicias organizadas por CNT-FAI;
   / Para asegurar la cebada necesaria, se establece contacto directo con colectividades del campo –de similar inspiración libertaria- a las que se dota de semilla y herramientas;
   / Hay mejoras en los equipos de la fábrica, así como en la seguridad social y la atención a necesidades del personal que allí labora.

 * El caso de la industria láctea socializada:
   / Se procura unificar un sector antes muy atomizado, creando 7 centros de refrigeración y pasteurización;
   / Se da atención especial a la higiene y salubridad (lo que no había sido de igual cuidado para los patronos capitalistas), por lo que se reparan y modernizan equipos;
   / Se compra y opera una granja modelo, además de estrechar lazos con proveedores del campo, en especial de las colectividades afines;
   / Se rechazan los intentos gubernamentales de control burocrático.

La fuente que estamos siguiendo en relación a estas circunstancias no alude al sector de la panificación, pero al respecto fue posible ubicar un interesante párrafo sobre tal punto que se transcribe a continuación:

«La mayoría de los 745 hornos-panadería de Barcelona se vio envuelta en dificultades financieras a causa de la escasa racionalización, la dispersión administrativa y la falta de conocimientos económico-contables. En esta rama se decidió desde un principio la socialización, es decir, la fusión orgánica de todas las panaderías de Barcelona en una única gran empresa. La consecuencia de esto fue el cierre de varios pequeños establecimientos. A principios de septiembre [de 1936] ya estaban dispuestos los planes para una reestructuración del sector. Los establecimientos pequeños e improductivos debían ser cerrados, había que erigir grandes fábricas, reducir la amplia gama de variantes de pan y modernizar la maquinaria y el equipo envejecido. Pero el plan de apertura de grandes fábricas sólo pudo realizarse al final de la guerra civil.»[4]

Al anotar un balance global de la colectivización en el ramo de la alimentación para la ciudad de Barcelona, la página web en principio citada señala que duró casi hasta el término de la Guerra Civil Española, garantizando en general el suministro de productos alimentarios a la urbe. La experiencia finalizó no por fallas inherentes a la idea global, errores en su aplicación o ineficiencia de quienes la propugnaban, sino por el triunfo franquista (abril 1939).

Otro testimonio de necesaria mención y donde se enlazan anarquismo con gastronomía por aquellos años en España, es lo contenido en el libro La cocinera de Buenaventura Durruti (2013)[5], basado en un manuscrito anónimo cuya autora sería una mujer con responsabilidades en los servicios de alimentación a las milicias de la CNT-FAI, obra que hace un peculiar relato donde se combinan las vivencias y apreciaciones de la narradora ante las circunstancias que le tocaba vivir, junto con la presentación de una buena cantidad de recetas que reflejan tanto lo que era la tradición culinaria popular, como la disponibilidad de recursos accesibles en esa difícil coyuntura, e incluso el aporte gastronómico de los voluntarios internacionales que se unieron a la causa de los pueblos ibéricos.

Notas

[1] Los datos que se exponen de seguidas son tomados de VEUOBRERA.ORG (2018).

[2] Ver SOUCHY Y FOLGARE (1937). Se trata de un texto fundamental en torno a las colectivizaciones libertarias de aquel momento, pues recogió en directo testimonios y datos que luego han sido referencia obligatoria para todas las investigaciones sobre el tema.

[3] Ver PÁGINAS WEB ANARQUISTA (2014).

[4] BERNECKER (1982), pp. 284-285.

[5] El libro no está disponible en Internet, pero una reseña amplia es accesible en http://www.weeky.es/la-cocina-anarquista-durante-la-guerra-civil.

Referencias

° ANÓNIMA (2013): _La Cocinera de Buenaventura Durruti_. Almería, Los Amigos de Ascaso.

° BERNECKER, Walter (1982). _Colectividades y Revolución Social. El anarquismo en la Guerra Civil Española 1936-1939_. Barcelona, Crítica-Grijalbo.

° PÁGINAS WEB ANARQUISTA (2014): “Alimentación de Barcelona Colectivizada”, http://paginaswebanarquista.blogspot.com.es/2014/10/alimentacion-de-barcelona-colectivizada.html.

° SOUCHY. Agustín y Paul FOLGARE (1937): "4.- La organización de la alimentación", Extraído del libro _Colectivizaciones: La obra constructiva de la revolución española_. Este apartado es accesible vía Internet en http://colectivizaciones.blogspot.com/2009/05/4-la-organizacion-de-la-alimentacion.html.

° VEUOBRERA.ORG (2018): "Diccionari de Sindicats, Sindicalistes Banderes i de la Nena obrera. Història del Moviment Obrer de Catalunya". http://www.veuobrera.org.

[Este texto es una sección de la ponencia titulada "Visiones y propuestas desde el anarquismo ante lo gastronómico: Siglo XIX y primera parte del siglo XX", presentada al I Congreso de Estudios Anarquistas "Manuel González Prada", Lima, noviembre 2018. Agradecemos al autor por permitirnos la reproducción de este material.]


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