Sociedad de Resistencia de Oficios Varios Neuquén (FORA-AIT)
En el actual modo de producción, la clase dominante intenta a través de la legislación, el control policial y el adoctrinamiento cultural que los/as trabajadores no detengan la producción de riqueza, ya que eso no efectivizaría su opresión, no generaría ganancias y pondría en riesgo el sistema de explotación laboral. Es por eso que debemos dedicar nuestros esfuerzos organizativos en la concientización de los/as compañeros/as, en función de que comprendan que su mayor herramienta de lucha es detener la máquina, salir de la fábrica, la oficina o el campo, retirarse de sus “obligaciones”, y provocar una ruptura de la explotación capitalista cotidiana.
El mismo efecto no puede ser producido desde la política, nada de lo que políticamente se genere puede detener drásticamente la continuidad de la lógica productiva. Ningún funcionario, por más izquierdista que se diga, puede prometer a los/as trabajadores/as que va a detener la sangría obrera; aunque lo hacen igual. Las instituciones de la burguesía están preparadas para sostener la explotación, no son factor de cambio, son factor de continuidad, y mientras ellos nos dominen responderán a sus deseos. No esperemos nada de las instituciones políticas, judiciales e incluso sindicales (cuando son dominadas a través de leyes, de forma vertical y por mafias patronales), recordemos que la emancipación de los/as trabajadores/as será obra de los trabajadores/as mismos, como sostenían nuestros/as hermanos/as obreros/as hace tiempo.
Entonces, la tarea para el activismo obrero es hacer entender a los/as compañeros/as que la fuerza para cambiar su situación está en ellos/as, en su capacidad organizativa, en su solidaridad, en las acciones directas que puedan llevar adelante. Allí verán la capacidad transformante de la huelga. La potencia que guarda esa herramienta de lucha para poner nerviosos a todos/as los/as que nos someten para robarnos la vida.
Como vemos cada vez más en la actualidad, pero ha sido así desde la creación del Estado argentino, se avanza en la regulación y prohibición de las huelgas. Eso, nos tiene que mantener alertas y contra esas leyes debemos luchar, pero lo más importante es avanzar en mayores niveles de organización, que logren superar esas estructuras legales que impiden que detengamos el trabajo y protestemos. No será una nueva ley la que nos permitirá hacer huelgas o no, será la fuerza que podamos crear la que nos hará avanzar en nuestro objetivo.
No hay nada más transformante que un pueblo que se niega a acatar la autoridad. La del patrón, la del policía, la del juez, la del cualquier político. Esa rebeldía, emanada de la conciencia de nuestra condición de explotados debe ser reforzada permanentemente. Debemos evitar las lumeros delchas indirectas, los arbitrajes ministeriales, la intervención de terceros. Los/as trabajadores/as, luchando por su libertad y por mejorar sus condiciones de vida, son los únicos que tienen derecho a decidir sobre los conflictos. Vamos entonces por la construcción de escenarios favorables a nuestros intereses, donde la huelga sea una incesante herramienta de lucha. Transformando nuestra realidad, ejerciendo nuestro derecho a no ser esclavos del salario. Eso hará temblar los cimientos de sistema que queremos transformar.
[Publicado originalmente en el periódico Organización Obrera # 65, Buenos Aires, noviembre-diciembre 2016. Números del periodico accesibles en www.fora-ait.com.ar.]
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