martes, 5 de agosto de 2014

Opinión: Apuntes sobre Cheverito


Luis Carlos Díaz

Es sumamente curioso que cuando empieza la temporada de visas canceladas para miembros del gobierno nacional, el ministerio de Turismo haya decidido incentivar los paseos dentro de nuestras fronteras. Algo tienen que hacer los burócratas cuando sus hijos no pueden ir a Disney tan fácilmente como antes.

Sin embargo, estamos siendo injustos, el ministro Andrés Izarra ha querido pintar un país de comiquita con un alter ego suyo que sí tiene cabello, con el trazo un poco inspirado en Pokemon y una cantidad de recursos desperdiciados que develan una pésima construcción de personaje, trama y arco argumental. Muchos errores juntos, pero que pueden ser cubiertos sin problema por el presupuesto del Estado. Allí no importa mucho la efectividad de las propuestas sino las comisiones y las adjudicaciones de contratos.

La nueva mascota del turismo nacional se llama "Cheverito", suerte de explosión creativa que tomó muchos años de discusión y mediciones en focus group. Cheverito es un digno representante de esa escuela de diminutivos organizaciones como PDValín, Baneskín, Onaíto y cualquier otro intento de darle vida a una marca poniéndole dos ojos y voz.


El recurso fue agotado hace décadas con la poceta del limpiador MAS, pero eso no importa mucho para quienes toman las decisiones, que no siempre están actualizados en estrategias.

Esta columna sobre cibercultura llama la atención sobre el efecto Cheverito porque, aunque fue presentado recién el jueves 31 de julio, en menos de 24 horas ya había sido deglutido, parodiado y respondido desde las redes sociales venezolanas.

Apenas MinTurismo presentó la campaña, la audiencia digital la desmenuzó para dejarla en los huesos, como si Twitter fuese un pozo de pirañas hambrientas de información y destructoras de ridículos.

No obstante, la burla no es la gran cantidad de respuestas a Cheverito que originó el público, sino que la campaña oficial, pagada con dinero público, mostrara de entrada elementos excluyentes de fanatismo político. Literalmente, las piezas oficiales colgadas por @CheveritoTours dicen frases como: - "Hasta por la mirada se reconoce al escuálido", - "Guarimba fascista. Siempre que ocurre igual, pasa lo mismo: nosotros nos vamos de vacaciones y ellos se mueren de sufrimiento", - "Ya me imagino a los disociados de la oposición hablando mal de Cheverito" Eso en una cuenta del Estado, pagada con dinero público, en un personaje que se supone está creado para niños.

Es impresionante lo rápido que come casquillo el poder. En Twitter la cuenta oficial @CheveritoTours logró en 24 horas apenas 135 seguidores, mientras que la cuenta parodia logró 1424 seguidores en el mismo tiempo. Lo más probable es que la nueva estrategia sea promocionar la cuenta oficial desde otros perfiles digitales del Estado y enviar alguna circular para que la guerrilla digital o cualquier otro grupo de empleados públicos inicie el seguimiento masivo de la cuenta.

Para Izarra está demasiado fácil la tarea. No hay dicho el costo de la campaña ni qué agencia publicitaria externa al ministerio fue contratada, pero ya puede decir que ha sido víctima de ataques de la derecha, podrá mostrar como éxito la respuesta recibida en redes, y en términos discursivos será muy sencillo establecer el chantaje de que quien critique la campaña en realidad no ama al país ni la revolución ni a su mamá.

EL PODER ES PREDECIBLE Y TIENE MAL HUMOR

De las decenas de montajes y parodias realizadas sobre el personaje, las más llamativas han sido las que lo colocan en la realidad: fotos de colas, el Guaire como morgue, el transporte público y la basura en algunas calles. Internet es libre y espontáneo, así que en pocas horas el estrellato de Cheverito fue desmontado pieza a pieza.

Por ejemplo, la economista Anabella Abadi, que firma en Prodavinci.com y CaracasChronicles.com, hizo una rápida revisión del 'chavista way of life' que mostraba la campaña turística de Izarra. Cheverito viaja en un jeep 4x4 rojo que cuesta mucho más que varios años de trabajo de cualquier venezolano. También viaja a destinos turísticos que no son asequibles para el obrero común, y además busca unos parajes que resultan imposibles de realizar.

Vista en detalle, la campaña está despegada de la realidad y prefiere quedarse anquilosada en clichés y frases de hace muchos años como "Chévere cambur", que no dijo ni el abuelo de Cheverito.

Al fallido intento se le suman otros errores acumulados, como que Cheverito cometa prácticas ilegales, al estilo de escalar un tepuy sin la permisología correcta, o hacer rapel sin los implementos de seguridad necesarios. Así, la fantasía mostrada para exponer el país no sólo es irreal sino que va en contra de los preceptos del turismo socialista por el alto nivel de consumo.

De hecho, se imprimirán 50 mil ejemplares a todo color del cómic, en papel que no será reciclado, para impactar en la conciencia conservacionista de los más jóvenes.

Ese pasticho de pifias y mamarrachadas ya ha sido pagado con nuestro dinero y no cumple con su misión. Por lo pronto, ocurren demasiadas cosas en paralelo como para hacerle demasiado caso al espíritu Disney del ministerio del Turismo. Sin embargo basta ver las campañas serias adelantadas en Colombia, Ecuador, Perú o El Salvador para promover el turismo y un país con mejores condiciones, para entender que este intento se quedó corto y es una parodia aún peor del país que no llegamos a ser, que las campañas realizadas por la gente en sus redes sociales.


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