sábado, 19 de julio de 2014

Opinión - Venezuela: una colonia del imperio asiático


J.R. López Padrino

El difunto comandante eterno siempre nos habló de un fantasioso mundo multipolar en contrapartida al mundo hegemónico capitalista. Alimentaba su equivocada teoría con las emergencias de economías como la de China, Rusia, India, entre otras. Ignoraba el dicharachero de Sabaneta que todas esas economías consideradas por él como opciones distintas al capitalismo hegemónico, eran igualmente capitalistas, y en algunos casos practicantes del capitalismo salvaje.En ese afán por impulsar su fantasía multipolar y renunciando a la soberanía nacional los regímenes del fallecido tte coronel y del inefable Maduro han entregado nuestras riquezas a transnacionales rusas, iraníes, hindúes, pero en especial a empresas Chinas.

A pesar de toda la falaz retórica del tte coronel en cuanto a las bondades del socialismo chino, vale recordar que a partir de la muerte de Mao en 1976, tras intensos conflictos políticos y sociales, se iniciaron una seria de cambios económicos que fueron propiciados inicialmente por Zhao Siyang, y continuados por Den Xiaoping, Jiang Zeming y más recientemente por Hu Jintao. Cambios que permitieron la llegada masiva de inversiones extrajeras al país, dando inicio a la restauración de un capitalismo salvaje al cual llaman engañosamente “socialismo de mercado”. La realidad es que en la China de hoy no queda absolutamente nada del socialismo del pasado con todas sus imperfecciones y deficiencias. En la China “socialista” de la cual hablaba el vocinglero de Miraflores, los trabajadores tienen las jornadas más largas, los peores salarios y los menores derechos sociales y laborales de todos los trabajadores asiáticos. El "socialismo de mercado" ha sido la excusa que ha utilizado la élite gobernante de ese país para justificar el capitalismo-autoritario del Estado chino. Esta es la realidad más allá de las fantasías del comandante galáctico y de otros sectores afines al régimen que siguen viendo al modelo chino como ejemplo a seguir para la construcción de una sociedad más justa y equitativa.



El Estado chino como parte de su política expansionista ha estado en la búsqueda de materias primas para alimentar su inmensa economía. Ello explica la firma del acuerdo entre la corporación Citic Group y el Estado venezolano (09/2012) la cual estipula el asentamiento de 27 campamentos geológicos ubicados en 12 estados del país, durante 5 años, a fin de generar los mapas para planificar la minería de la nación. El acuerdo establece estudios geoquímicos, de investigación y evaluación de recursos minerales, con énfasis en Guayana y los Andes, exploración y cálculo de reservas de hierro, oro y bauxita (en Bolívar); fosfato (Táchira, Mérida y Falcón) y cobre (Táchira). Labor que por ley le corresponde realizar al Estado venezolano por su valor estratégico, como además lo establece el artículo 117 de la Ley de Minas de 1999. Además, es insólito que una nación le pida a otra que se encargue de la exploración de su territorio. Es un acto contrario a la soberanía nacional, de la cual tanto habla el fachochavismo, porque se le esta entregando la exploración de nuestro territorio a un país extranjero. Citic Group ha expresado su interés en participar en la explotación del coltán, bauxita, hierro y fosfato y ya participa en la explotación de oro y cobre de Las Cristinas, la reserva aurífera más grande del país.

Los capitalistas chinos han entendido que más que arriesgarse montar complejos industriales o empresas productivas de bienes y servicios, es mucho mejor participar en la especulación financiera. Por ende, el mercado financiero internacional se ha ido constituyendo como motor y pilar del capitalismo salvaje chino. Prueba de ello ha sido la línea crediticia, por más de $54.000 millones, que el imperio asiático le ha concedido al Estado venezolano. Esta leonina línea crediticia creada en el 2007 ha estado alimentando al inauditable Fondo Chino-Venezuela cuyos recursos debían de ser administrados por el Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes) y direccionados a proyectos habitacionales, automotrices, agrícolas, eléctricos, tecnológicos, de transporte y comunicaciones. Sin embargo, la realidad es que dichos fondos han sido manejados tanto por el tte coronel como por Maduro con una gran discrecionalidad. Préstamos que estamos garantizando con crudo que aún se encuentra en el subsuelo y que pagaremos igualmente con hidrocarburos en los años por venir. Venta que se hará a un precio preferencial de 40-45 dólares por barril, mientras que el mismo se cotiza actualmente en el mercado internacional entre 95-102 dólares el barril.  Además, el uso de estos recursos crediticios nos obliga a comprar a China los insumos necesarios para la realización de los proyectos contemplados en el Fondo. Es así como el régimen de Beijing se ha asegurado de un significativo suministro petrolero a futuro a precios por debajo del mercado internacional, consiguiendo al mismo tiempo incrementar sus exportaciones de maquinarias, bienes de consumo intermedio y final, con lo cual estimulan aún más su pujante economía.

Adicionalmente, el gobierno chino también ha realizado importantes inversiones en el área de petróleo y derivados. Gracias a la aprobación de las nuevas Leyes Orgánicas de Hidrocarburos Gaseosos del 1999 y la de Hidrocarburos del 2001, las cuales sentaron las bases para el inicio de la desnacionalización de PDVSA, así como la de una mayor participación de las empresas extranjeras en el negocio petrolero nacional, el Estado venezolano y el gobierno chino han creado varias empresas mixtas destinadas a la explotación petrolera. Empresas como Sinopec, Petrozumano, Petrourica y Petrosinovensa, y Petrosino son algunas de las muchas empresas mixtas con capital PDVSA y China National Petroleum Corporation (CNPC) que operan en la faja bituminosa del Orinoco bajo la mirada complaciente del régimen. CNCP es la compañía madre de Petrochina, y constituye la segunda petrolera mundial en términos de capital.

El área agrícola también es víctima de la voracidad del capital asiático. Allí también los chinos están haciendo inversiones. Seis convenios entre el Estado Venezolano y los capitales chinos se han firmado hasta el presente. Hoy el capital asiático está participando en el cultivo de 5 mil hectáreas y se prevé que estas cifras se eleven a unas 20 mil en los próximos tres años en perjuicio de los productores nacionales. Los acuerdos contemplan además, la recuperación, expansión y consolidación de tierras, fase 2013-2016 (Río Tiznados, Delta Orinoco, Píritu Becerra y Río Guárico); el desarrollo del sistema de riego de Río Cenizo; y la creación de la "Empresa Mixta Socialista Camce Venezuela para industrializar la producción agropecuaria y su importación y exportación". Además, con la empresa Camc Engineering se contratará la construcción de cinco complejos azucareros, y se repotenciarán y ampliarán otros dos centrales, y se mejorará y optimizará la producción de los centrales azucareros Sucre, Trujillo, Venezuela, Caaez y Cazta. Asimismo, en materia de transporte la filial de China Railway Engineering Corporation (CREC) participa en la construcción del tramo ferroviario Tinaco-Anaco, y participa con el Estado venezolano (empresa mixta) para ensamblar y producir vagones, y durmientes. En el área eléctrica las empresas chinas participarán en el proyecto de instalación de medidores y en otros planes de las redes de distribución desde el Bajo Caroní.

La dinámica de la economía de China ha empezado a superar las barreras geográficas de ese país, mediante una agresiva estrategia imperial de conquista de mercados y áreas de inversión en otras latitudes. Más que emancipación y soberanía el fachochavismo nos ha llevado a una nueva modalidad de dependencia, de entrega del país al imperio asiático. El feroz capitalismo chino mediante la exportación de sus capitales y la participación sus mega-corporaciones en la explotación de tierras agrícolas, en la megaminería, en el desarrollo de infraestructura vial y medios de comunicación, en la explotación petrolera-gasifera, entre otras áreas, buscan aprovecharse de las enormes debilidades que existen en nuestras economías estableciendo nuevas formas de dominación y de dependencia.

El neo-capitalismo chino ha saltado como felino hambriento sobre nuestra economía tambaleante y colapsada con la complicidad de una bastarda logia militar-civil corrupta y vende patria. El grupete que “desgobierna” al país ha convertido a Venezuela en una verdadera colonia del imperio asiático. ¿De cual patria y soberanía nacional pueden hablar?

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