sábado, 19 de julio de 2014

Invitación para multiplicar los grupos de afinidad


Cristian Battaglia

El anarquismo, como sustento teórico y político, difiere en gran medida con respecto a otras tendencias que poseen como objetivo la redención humana, debido principalmente a la relación entre teoría y práctica. En este sentido, es que los anárquicos no se organizan de manera clásica en partidos, sino más bien en federaciones u organizaciones de carácter horizontal, en donde ningún militante posee mayor jerarquía que el siguiente. Sin embargo, el modelo de organización por excelencia de los anarquistas ha sido el grupo de afinidad.

Este modelo organizativo, nacido casi de la mano con el anarquismo, se caracteriza por tener un número reducido de integrantes, además de no poseer métodos bajos los cuales el integrante se vea obligado a responder por sus actuaciones a los otros miembros de la organización. Si bien estos son los rasgos principales, la característica esencial del grupo de afinidad viene dada, como su nombre lo dice, por tener componentes unidos por afinidad y cercanía. Ya sea por amistad, por similitudes políticas, o por simples ganas de levantar un proyecto, el grupo de afinidad tiene esa particularidad y riqueza que quizás en otro método organizativo no encontrarás de la misma forma.

En cuanto a la historia de los grupos de afinidad, podemos ver que en todo momento de la historia desde que los anarquistas se hacen presentes en ella, los grupos de afinidad han tenido un papel clave. En Chile se formaron múltiples grupos, en especial para administrar un periódico; así como podemos ver en el extranjero ejemplos que van desde grupos unidos para la propaganda, hasta personas agrupadas para el atraco de bancos o para atentados a grandes personalidades del poder burgués. Otra característica puntual de estos grupos es su duración. La mayoría de los grupos de afinidad tuvieron una duración efímera, lo cual no es negativo, ya que se demuestra así la importancia del valor individual hacia lo colectivo, al contrario de otros tipos de organización en donde no se le toma mayor importancia a los componentes individuales. En este sentido, es que dentro del grupo de afinidad se prioriza el valor humano, la calidad afectiva hacia el compañero, así como la propia responsabilidad individual. Si es que tú ya no te sientes con las mismas armas y la misma fuerza para aportar dentro del grupo, lo hablas con tus compañeros y lo abandonas, sin rencores y prejuicios de por medio. Este es el principal valor y la gran riqueza que nos brinda un grupo de afinidad.

Ahora, las razones para formar uno son múltiples y dependen de sus mismos integrantes. Así es que podemos ver grupos de afinidad unidos para formar un proyecto de propaganda como lo puede ser un periódico o una editorial; mientras que otros se unen para formar un grupo de estudios, o para realizar trabajo en poblaciones y sindicatos. Sean cuales sean las razones, el ser miembro de un grupo de afinidad te dota de armas y experiencias necesarias en la lucha diaria que tenemos contra el Estado y el Capital.

Si bien en este pequeño espacio no podemos explayarnos mayormente en cuanto a este modo de organización, la razón de escribir este texto está fundada principalmente en el deseo de realizar una invitación a todxs lxs lectorxs de este periódico para que se animen a formar grupos de afinidad. Leer este texto, profundizar en los conceptos expresados aquí, y generar discusiones con tus afines, es un primer gran paso hacia la conformación de un grupo de afinidad. Debemos entender que el anarquismo es un pensamiento político y de vida, y en ese sentido es que se hace necesaria la organización para actuar con mayores fuerzas ante el capitalismo. El anarquismo en esta parte del mundo se ha caracterizado en estos últimos años por la inmovilidad de sus componentes; ya sean por su marcado resurgir individualista (que cae muchas veces en el posmodernismo y el egoísmo) o por el nihilismo exacerbado del que se ha teñido, ha abandonado poco a poco su labor social, pasando a ser considerado muchas veces como expresión de rebeldía juvenil, dejando de lado su carácter tradicional e histórico de ser la alternativa a modelos autoritarios. Es necesario dotarnos nuevamente de esto último, del ser considerados como una opción real al capitalismo o al socialismo, y la proliferación de grupos de afinidad ayudaría muchísimo. Hay que dejar de lado el fetiche del “salir a la calle”, siendo que ni siquiera conocemos a nuestros vecinos, es necesario que con nuestros amigos, con quienes compartimos experiencias y debates ideológicos, nos organicemos y seamos un real aporte a la causa anárquica. Es menester propagar la anarquía en el terreno de las ideas, en la calle, con la gente, en el lugar de producción. Hay que llevar nuestras ideas individuales a lo colectivo. La invitación está hecha, allá tú si la aceptas o rechazas.

[Tomado de El Sol Ácrata # 27, Antofagasta, julio 2014; edición completa disponible en http://periodicoelsolacrata.wordpress.com.]

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