martes, 15 de julio de 2014

Brasil: un profesor perseguido escribe a sus estudiantes


Pedro - integrante del Grupo de Educação Popular (GEP)

[Nota de El Libertario: Esta carta que nos llegó vía e-mail y traducimos de inmediato para su difusión en lengua castellana, fue escrita por un docente que además es uno de los activistas hoy perseguidos por el Estado brasileño, considerados como “fugitivos” ante los mandatos de prisión dictados por el aparato judicial en Rio de Janeiro. La información inicial sobre el tema la publicamos en http://periodicoellibertario.blogspot.com/2014/07/final-de-la-copa-fifa-con-represion-y.html.]

Carta a mis alumnas y alumnos – por qué no puedo estar ahora con Ustedes

Después de casi 2 meses, incluyendo al mes y 19 días cuando cientos de colegas y yo estuvimos en huelga luchando por la escuela que queremos y merecemos, volveríamos a encontrarnos este lunes 14 en las 4 escuelas públicas y 19 cursos en los que trabajo. Pero por desgracia esto no pudo suceder, y es importante para mí y para los demás colegas que no pudieron escribir una carta como esta, hacerles saber a Ustedes las verdaderas razones.

El sábado 11 de julio vivimos una jornada triste y absurda en este país. No a causa de la derrota de Brasil ante Holanda, porque en la actualidad todos los jugadores están bien con sus sueldos millonarios, sino porque en ese día, a las 6:30 de la mañana cuando apenas había amanecido, la policía civil invadió los hogares de 28 trabajadores y estudiantes, tratados como bandidos, y que trabajan y dedican sus vidas a la construcción de una sociedad justa y mejor para cada persona en este país. Yo también estaba en esa lista, por lo que la casa donde vivo también fue invadida con fusiles, mi foto y una orden de prisión por 5 días.

Me gustaría aclarar a Ustedes que no somos y nunca fuimos criminales y que la única criminal, responsable por llevarse a 19 personas y por perseguir a otras nueve como forajidas, es la propia "Justicia", ese poder establecido de un Estado autoritario y asesino.

Hoy yo puedo explicar esto a Ustedes, como es imposible para los 19 compañeros ahora atrapados en Bangu, porque yo no estaba en la casa que fue allanada por la policía y me niego a "entregarme" a una legalidad injusta que ve de condenarnos a todas y todos por delitos que nunca cometimos. Absurdos de un país que persigue a un profesor de las escuelas públicas, oprimido por un Estado que nos condena a esas malas condiciones de trabajo que ustedes conocen, que castiga con amenazas de despido y, no satisfecho, va a cazarnos en las calles por el solo hecho el solo hecho de ser personas luchadoras que vió las huelgas de 2013 y 2014 como posibilidades de construir una educación que sirva verdaderamente a la gente, a sus estudiantes y para todas y todos los trabajadores de la educación. Ela, otra educadora de las escuelas estatales y 17 personas más están ahora presas, mientras los asesinos de muchas masacres están sueltos, mientras gobernantes que han cerrado más de 300 escuelas públicas en tres años siguen en libertad.

Por eso, ¡llega a ser ofensiva e intolerable cualquier identificación del sistema político actual en Brasil con una democracia!

Después de ser detenido y torturado por quince agentes policiales el 15 de junio, durante una manifestación en contra de lo que significaba la Copa Mundial de la FIFA en nuestro país - la Copa de los desalojos forzosos, los miles de millones gastados en los estadios y la falta de agua en las comunidades, de los CIEPS en piezas, los muertos en las filas de espera de los hospitales - escribí un mensaje como éste agradeciendo el apoyo que recibí y diciendo "nunca tuvimos democracia en Brasil". Hoy, una vez más, repito que: NUNCA vivimos en una democracia en Brasil, pues a pesar que la dictadura militar terminó, el régimen social que ella defendía y que la originó continúa igual, sólo que ahora es operado por todos los partidos que treparon al poder del Estado en nombre de la "democracia".

La falta de democracia y derechos políticos que siempre se ha visto en las favelas, periferias y áreas rurales del país, donde no se permite manifestar ni reclamar atención por parte el Estado o de la legalidad vigente, se expandió a las calles de los centros de las ciudades en 2013, cuando allí se hizo ver con fuerza la lucha por los derechos y mejoras. Fueron cientos los arrestados, atacados, golpeados, perseguidos por el Estado sólo por manifestarse.

Hoy me atormentan la separación y el silencio. No saber nada de nuestras y nuestros compañeros - cómo están, dónde, qué les pasa. No poder regresar a mis escuelas y reunirme con Ustedes. Pero estoy seguro que no estoy equivocado y que Ustedes saben de qué hablo. Ustedes viven las situaciones de injusticia, viven en barrios y comunidades donde el Estado mata, estudian en escuelas que carecen de maestros, bibliotecas, aulas, donde la opresión es el orden.

Espero volver a verlos lo más pronto posible. Ayúdenme a compartir esta carta, divulgando al máximo lo que nos está ocurriendo para impedir que esta injusticia continúe.

Abrazos,
Pedro.



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