lunes, 7 de enero de 2019

Feminismo autónomo en Bolivia: Entrevista al Colectivo de Mujeres Libertarias Imillas



Revista Rebeldías

El Colectivo de Mujeres Libertarias Imillas comenzó a articularse en la ciudad de Cochabamba en Bolivia hace casi 20 años cuando, en el contexto de la Guerra del Agua (1), algunas mujeres fueron poco a poco evidenciando que los espacios mixtos en que éste conflicto se desarrolló eran violentos para ellas. Así han comenzado a reunirse entre mujeres para hacer un trabajo de formación política, creando fanzines, cuestionando los procesos que viven las mujeres y cómo los viven. Revalorizando y reivindicando las prácticas ancestrales, la medicina natural y la sabiduría de sus abuelas a través de la escritura, el arte y la radio para resistir a las experiencias capitalistas y patriarcales, también se han articulado con otros colectivos de tendencia libertaria, anarquista y andinista formando la Red de Colectivos Apu Tunari, participando de la Coordinadora Antifascista, y realizando talleres, conversas y proyecciones en la Kasa Kamasa, espacio autogestionado durante dos años. De la reflexión a partir de éstas y otras experiencias ha surgido la necesidad de articular entre mujeres, dando forma al Akelarre Subversivo, encuentro de colectivas e individualidades que este año se realizará por cuarta vez. Algunas de las integrantes del Colectivo nos hablan de sus experiencias y trabajo político, el gobierno de Evo Morales y el movimiento feminista, la movida libertaria y el extractivismo en Bolivia.

- La radio es una herramienta que ha ocupado un lugar central dentro de su actividad política, ¿cuál es la importancia que le dan y qué otras herramientas han utilizado?
° Nuestra actividad con la radio ha sido un momento bien alucinante donde hemos podido explorar todo este mundo. La radio es una herramienta que por excelencia puedes llegar a todo lado, y nos hemos metido de lleno investigando, haciendo nuestro programa de radio durante 2 o 3 años. Hemos hecho también unos reportajes radiales que están ahí para repartir a compañeras, para trabajar temas de aborto, feminicidio, cuerpo y territorio, y una de nuestras mayores heridas en este momento es no poder hacer radio porque andamos en otras cosas de la vida cotidiana. Pero ha sido un momento de poder decir las cosas, de poder tener voz propia, porque la reflexión más grande que hemos tenido en el transcurso de ser una colectiva es el hecho de tener voz propia. Siempre estábamos apoyando las luchas de otros movimientos y el momento en el que hemos podido evidenciar que teníamos una voz propia, que podíamos hablar nosotras y hablar desde nosotras, para nosotras ha sido como “Aquí nadie me va a dar la palabra, o no voy a esperar que nadie me dé la palabra; yo tengo la palabra”. Entonces la radio ha sido ese momento en que hemos podido darnos cuenta de eso y además tratar los temas que hemos trabajado. Justamente ahora las Imillas nos estamos re articulando; somos pocas, pero tenemos ganas de seguir con la movida, tenemos muchas ganas de volver a hacer chicha por ejemplo, como una reivindicación de la fiesta ritual, que no significa una fiesta de emborracharnos así porque si nada más, sino transgredir realmente el concepto de la fiesta. Queremos tejer, hacer radio, tener un espacio otra vez. Y otra cosa bien importante es que estos espacios como escribir, tener un programa de radio, podernos manifestar con nuestra propia voz, con nuestra propia lucha, han sido bien importantes y principal para el Akelarre; tener un espacio donde nosotras seamos las sujetas de la lucha. Está ese discurso institucional: hablamos por las que les pegan, por las que abortan, por las que las violan; siempre hablando de la otra, por el bien de la otra, y es que nosotras también hemos vivido esas cosas, lo evidenciamos y lo queremos hablar, lo queremos trabajar y tener nuestra voz propia, porque lo hemos vivido y porque lo estamos viviendo cotidianamente. Todas estas herramientas de lucha como la radio, la revista, el documental y el mural nos dan voz propia.

- ¿Cómo comienza el Akelarre Subversivo y cuál es su balance de esta experiencia hasta la fecha?

° El Akelarre ha empezado por esas inquietudes de saber quiénes estábamos, quienes éramos, quienes nos sentíamos indignadas por todo lo que estaba pasando, y dejar de estar en un grupito de nosotritas no más para conocer otras cumpas. Ahí es cuando empezamos con nuestra búsqueda de colectivos en otras ciudades y de conocer a esta cuata y decirle “mira hermana, queremos hacer esto” y de pronto se ha vuelto una cosa que no ha sido generada por unas cuantas, sino por muchas mujeres que hemos sentido la inquietud de reunirnos. Nosotras habíamos propuesto que el Akelarre siempre tiene que tener un carácter autogestivo y autónomo, lo que quiere decir que desde un principio nunca hemos querido que vayan mujeres pagadas e institucionalizadas. Esta idea tenía que ver con que no queríamos que ninguna tecnócrata política venga a ocupar un espacio y monopolizar la palabra y tirarnos la línea. Y para eso también habíamos visto que es fundamental la autogestión. Hasta ahorita, el cuarto año, que va a ser en El Alto, todos los Akelarre han sido de manera autogestionada, todas hacemos cosas en las regiones donde estamos y aportamos un monto a la organización y el otro se queda para nuestros pasajes, y los mejores años ha quedado plata para pagar los pasajes de compañeras que no podían ir. El simple hecho de que sea algo pensado así también tiene una línea política. Lo que da para analizar es que el primer encuentro se invoca como un encuentro de mujeres, y luego después nos apropiarnos del término feminismo autónomo. En algún momento poníamos en reflexión que quizás eso ha hecho que a muchas compañeras de acá de Bolivia les haya repelido el término. O que nos hayan cuestionado, como las Mujeres Creando que en algún momento también nos han cuestionado que por qué feminismo autónomo, y ustedes quiénes son y ustedes qué hacen. En el Akelarre no todas se definen como feministas, eso es algo que también hay que decir y es algo que se respeta completamente, porque en nuestras charlas filosóficas es así como “yo personalmente en este momento si necesito definirme como feminista y es mi proceso”, pero hay otras compañeras que no, y hay compañeras de pueblos indígenas que también con mucha lucidez dicen “no, yo no soy feminista pero sí creo en la lucha de las mujeres” y es válido.

- ¿Cómo vivieron la represión y la solidaridad durante la marcha del Akelarre Subversivo del 2017?

° El Akelarre lo hemos vivido, estos años, como nuestra escuela de aprendizaje y desaprendizaje, y lo que ha pasado este último año es el aprendizaje más transformador quizás. Nos ha cuestionado en todos los niveles posibles, desde nuestras actitudes personales, cómo nos hemos relacionado entre nosotras, hasta cómo hemos ejercido la política y la violencia a nivel macro. Ha significado un cuestionamiento de cómo nos organizamos y qué es lo que estamos buscando, porque los Akelarre al principio han sucedido con esa necesidad de agruparnos y de repente solo estaban comenzando a suceder, y era así como “¿y ahora hacia dónde vamos?” Y así nos hemos tropezado, buscando ese a dónde vamos, no nos habíamos sentado a pensar, habíamos agarrado las riendas del asunto, caminando sin sentarnos a hablar a profundidad. Y la vida de la lucha también nos ha hecho cuestionar harto, como la seguridad y los cuidados mínimos que habíamos olvidado en medio de la emoción de estar juntas. La rabia contenida, evidenciar que este mundo es una mierda, que este mundo es jodido y que juntas éramos fuertes. Lo que ha pasado en el Akelarre ha sido muy jodido porque ha trascendido y ahí nos hemos dado cuenta que si estaba bien visible a nivel internacional. Ahí nació también un cuestionamiento de “¿Qué somos? ¿Somos un colectivo? ¿Un movimiento?” y en eso decíamos sí, está rico que nos equivoquemos porque si no nos estuviéramos equivocando no estaríamos haciendo, porque así se aprende; aprendes sacándote la mierda, equivocándote, cagándola, reflexionando sobre lo que ha pasado. Entonces lo que ha pasado ha sido la muestra fehaciente de que nuestro enemigo es poderoso y de qué nuestro enemigo es una mierda y es el peor cabrón que pueda existir en el mundo y es el Estado y es el capitalismo, y eso es así como completamente reafirmado. Pero también están reafirmadas nuestras ganas de seguir haciendo cosas y de seguir conectando entre nosotras y de seguir creando redes, que más allá que no sean redes para accionar en una situación concreta son redes que en algún momento si van a funcionar. Eso es lo que transgrede nuestra relación de las mujeres especialmente, el sabernos que estamos ahí, porque más allá de nuestras diferencias políticas que podamos tener, sabemos que vamos a estar ahí. No porque tú tengas una tendencia me cago que te violen. Y al hacer esto generamos una hermandad, que la podemos discutir y todo lo que quieras, pero está ahí, y el Akelarre creo que ha servido tanto para eso como para que de alguna manera muchas cuatas se acerquen al espacio a encontrar otra cosa; y esa otra cosa es lo que no han encontrado en el feminismo comunitario ni con las Mujeres Creando.

Y de pronto puede sonar muy pretencioso decir esto pero definitivamente las formas en que se hacen las cosas en el Akelarre son muy distintas. Incluso nos hemos llegado a cuestionar la excesiva horizontalidad que tenemos, todo lo consultamos y hacemos un tema de debate, pero es algo en lo que creemos abiertamente y el espacio es un espacio donde estamos porque queremos estar y porque nuestras relaciones no se permean por una autoridad, por una líder o por una vaca sagrada del feminismo, donde las que hablan más o las que hablan mejor son maestras. Aquí realmente ninguna tiene la necesidad de ser una maestra ni ser una mentora de este feminismo. Entonces hemos evidenciado que el Akelarre está tomando vida propia ya que otras compañeras se lo apropian. Por ejemplo ahora las compañeras de El Alto están full emocionadas de hacerlo y son sus propias cosas, no hay ninguna línea o directividad de que las chicas de Cochabamba decimos que va a ser esto y así va a ser. Sí lo gestionamos entre todas pero es una cuestión de un despertar interno, de hacer las cosas de una manera así siempre en la autogestión y en la autonomía, y eso es algo que creo que toditas estamos con la tarea de recordárnoslo siempre, porque ha habido casos de “¿oye y si escribimos un proyectito, y nos financian los pasajitos o el alojamiento?” y además está de moda presentar un proyecto de género y feminismo; podríamos hacer muchas cosas con eso y realmente nunca ha habido un encuentro nacional de mujeres. Las Mujeres Creando hacen un Encuentro de la Mujer Trabajadora, pero así en la experiencia del Akelarre Subversivo no conocemos una en Bolivia. Entonces las dos directrices todas las tenemos en mente, jamás vamos a permitir que se pida un solo centavo a nombre del Akelarre y jamás vamos a permitir que se hagan proyectos a nombre del Akelarre. Y en ese sentido las muestras de solidaridad que hemos recibido de otros países eran un poco conflictivas por el tema de aceptar plata. Pero ha sido un conflicto que también después nos hemos cuestionado mucho y al final hemos terminado hablándolo entre nosotras, de tener una transparencia con todo el manejo del dinero, que es una cosa fundamental.

- ¿Ustedes han participado de espacios mixtos de articulación, cuál es la experiencia que tienen de esos espacios y cómo influye en la necesidad de organizarse entre mujeres?

° Cuando ha pasado la represión del caso bombas justo era la marcha del TIPNIS (2) y varias compañeras estaban allá. Había una articulación bien fuerte entre todas las colectividades libertarias y anarquistas, era uno de los movimientos que estaban articulados más fuertes con las marchas.

Y entre paréntesis, después de muchos años, se había visto en la marcha un bloque anarquista, desde principio de siglo con la FOL (Federación Obrera Local), que eran todos los sindicatos de tendencia libertaria y anarquista. De muchos años que no había un bloque anarquista, y estábamos entrando con nuestra postura política frente a todas las prácticas extractivistas de Evo. Y todo lo que ha provocado ha corroído tanto al movimiento, ha despertado los demonios más jodidos de cada persona, sobre todo de los hombres, y las culpables de este asunto siempre terminaban teniendo nombre de mujer. Entonces habernos articulado ha generado un cuidado entre nosotras y de quitarnos al Estado de encima.

Después la experiencia que hemos tenido con la Kamasa y con la biblioteca es como bien complicado lidiar con los hombres. Es siempre tan complicado porque por un lado no sé si somos incapaces de decir las cosas como deberían ser, pero los cuates son completamente sordos muchas veces, o sí te escuchan pero sus prácticas son completamente otras. Ahí está el mayor aprendizaje que tenemos con el movimiento de mujeres, que es poder haber logrado un espacio de comunidad, donde todas seamos parte, donde nos cuidemos, donde todas hagamos, donde no sea una cuestión de “¿y por qué no está haciendo esta?”, sino que de repente está haciendo sin que nadie le diga que tiene que hacerlo.

Ocurre una relación maternalista con los hombres, siempre hay que decirles “ya pues limpia tu taza”, desde lo más simple. Y eso no quiere decir que no tengamos compañeros buena onda, que se están cuestionando sus masculinidades y todo, pero también hemos tomado como bandera de lucha que no vamos a despatriarcalizar a nuestros compañeros. Si quieren hacerlo que lo hagan, pero nosotras no vamos a liderar un espacio de despatriarcalización porque justamente son actitudes maternales. Lea, investigue, cuestiónese; haga usted su propio proceso. Entonces ahí es donde defendemos plenamente el espacio de mujeres para mujeres. Y eso a veces choca e incomoda. Y al momento de articularnos con cuatas lesbianas eso también ha sido también como “ah ya se están volviendo lesbianas”, ¿y pues qué? ¿Cuál es el problema? o de “ahora son las odia hombres”. Y claro, si yo en este momento de mi vida no quiero activar con hombres porque no me siento cómoda, no quita que tenga un hijo hombre y tenía un compañero, pero tampoco quita el que yo cuestione en mi misma casa, en mi misma relación todas esas cosas. El autocuidado es fundamental entre mujeres. Nosotras nos organizamos mejor, fluimos mejor.

- El gobierno de Evo Morales ha llevado a cabo un “proceso de despatriarcalización”. ¿Cómo evalúan ustedes ese proceso y ese feminismo de corte estatal?

° Hemos tenido varias discusiones con cuatas que han entrado al Estado y que son defensoras del proceso de cambio y nos han llegado a decir que Evo es feminista. Entre ellas está el feminismo comunitario, que tiene una tendencia de apoyo pleno al gobierno de Evo y al “proceso de cambio”. Y es jodido porque también nosotras desde nuestra lectura libertaria podíamos ver que las leyes no cambian un carajo y qué de pronto cuando la ley 348 ha sido promulgada, que es la ley contra la violencia hacia la mujer, el movimiento de mujeres institucional, estatal y algunos otros colectivos dijeron “si, vamos a las calles y celebremos nuestra victoria de las mujeres” y es así como “compañeras, esto no va a cambiar nada, lo único que va a hacer es desarticularnos, lo único que va a hacer es que nosotras dejemos de presionar, dejemos de salir porque nos hacen creer que una ley nos va a proteger”. Y de pronto sí, la ley ha hecho que el feminicida entre más rápido a la cárcel, que se tipifique el feminicidio, pero más allá de eso las políticas estructurales no han cambiado absolutamente nada, y en eso podemos ver los mismos alcaldes, prefectos, sub prefectos, diputados, senadores y concejales que dentro de estos 10 años de gobierno de Evo Morales han sido violentos con sus parejas, han violado y han matado y creo que ninguno está ahorita en la cárcel, están en completa impunidad, lo que nos muestra que la ley 348 realmente funciona para unos y no para otros. Entonces el discurso de las cuatas estas que están en el gobierno es atroz, es vergonzoso, es indignante, y en algún momento nos hemos encontrado en alguna marcha; por ejemplo, el Ni Una Menos en Bolivia es bien cuestionado, aquí el gobierno se la está usurpando, y hasta eso podemos ver: las publicaciones del mismo Evo Morales poniendo en su twitter “Ni una menos”, las diputadas y senadoras saliendo con las banderas a marchar. Esa bandera de lucha ha sido también tomada por estas cuatas institucionales y por estas cuatas que no tienen una postura crítica al Estado. Las cuatas que se están afirmando más al movimiento están de alguna manera viviendo su proceso de formación política, pero también hay una usurpación de la lucha feminista, hay una instrumentalización de la lucha feminista en Bolivia a favor del Estado. Y realmente no es algo tan cómo quieren hacer ver afuera, invisibilizan toda la problemática que hay debajo con leyes y más leyes, protecciones, e incluso el bono Juana Azurduy, que cuestionamos y que es un bono que se le da a las mujeres que tienen hijos. Es un bono de un año, que te dan alimentos de lujo y todo, pero te condiciona a que vayas a parir a un hospital. Entonces desde ahí ya hay todo tipo de violencias. En Bolivia con Evo hay una estrategia de estatalizar el país, hay una presencia estatal heavy, lo que no había antes. Y el bono es así: quieres recibir tu plata mensualmente porque vas a tener una wawa entonces tienes que parir en lo que el Estado te da. Y el Estado no está promocionando el parto natural ni nuestra sabiduría ancestral, y las pequeñas muestras que hay son cosas muy aisladas y ninguneadas también. Es una trampa. El discurso de la descolonización no es tal.

- ¿Cómo ven los procesos extractivistas que se están llevando a cabo en toda Latinoamérica, y las consecuencias que estos tienen sobre los territorios de las comunidades y las vidas de las mujeres, sobre todo con el asesinato de mujeres defensoras de los territorios?

° Es jodido todo lo que está pasando, de pronto ves a Evo ahí diciendo “la madre tierra y la Pachamama” y de pronto aquí, ahora mismo, la anterior semana han aprobado proyectos en Bolivia. Están las represas, está el TIPNIS, está Tariquia, y la criminalización que hay a la protesta, respecto a esos temas especialmente está heavy. Por eso ha pasado lo que ha pasado en mayo del 2012. El gobierno no se esperaba tanta movida por defender el parque nacional TIPNIS, y obviamente había también intereses de la oposición, pero ahorita una de las cosas más jodidas que está pasando en Bolivia, y por la que deberíamos realmente movilizarnos, es todas las prácticas extractivistas que están sucediendo. Toda esa lógica de desarrollo, de sacar recursos naturales para hacer un Estado fuerte, es la misma lógica de mierda de cualquier gobierno neoliberal y capitalista. Entonces realmente no hay ese proceso de cambio del que hablan, qué están haciendo de diferente, si van a hacer los mismos proyectos que tienen los países extractivistas que no respetan a sus pueblos indígenas; y dentro del territorio boliviano habitan 36 naciones, hay mucha riqueza en eso. Entonces las políticas son atroces. Cualquier defensor o activista, los mismos compañeros y compañeras indígenas, están en peligro. Están perseguidos, y toda esta mano estatal y represora que son la policía y los milicos no van a dudar en hacer la represión tal cual ha sido en Chaparina por ejemplo, que antes que la marcha llegue a La Paz ha sido una represión así jodida. Si ustedes revisan los medios de comunicación ha sido fatal; gente maniatada, con masking en sus bocas, gente que ha tenido que huir al monte, wawas que se han perdido. Han reprimido en medio del monte con gases, balines y se han llevado gente presa. Nosotras que estábamos en las ciudades haciendo vigilias veíamos todas las noches, con la CONAMAQ y con la CIDOB, autos que se paraban ahí sospechosamente mirando quiénes estábamos, sacando fotos. Ha sido una cuestión de persecución y represión bien jodida que ahora está vigente y en el momento en que los pueblos indígenas, que lo están haciendo, se levanten, va a volver a pasar. Nosotros cuando estábamos en el TIPNIS también cuestionamos mucho eso, ¿será bien realmente que los cumpas vayan a la ciudad? ¿O más bien nosotros nos venimos aquí? Ahorita el mundo ve el gobierno de Evo como progre, full cambios, pero no saben todo lo que está pasando aquí, y dentro del código penal habían cosas que estaban así más o menos bien pero habían cosas que estaban muy jodidas, como la criminalización a la protesta, o sea ya no podías ni salir a marchar, y ellos definían qué era justo y que no. El Estado tenía la voz. Estamos viviendo un momento jodido en Bolivia, y dentro de lo del Akelarre, por ejemplo, nosotras también hemos cuestionado eso a las compañeras que han llegado; de pronto ustedes creen que aquí en Bolivia no pasa nada. Es ignorar también la realidad de este lugar, una onda hasta colonialista. Entonces también lo hemos dicho, aquí la policía es una mierda y el Estado también. Y al Estado no le va a temblar la mano para hacerte algo. La intromisión en las comunidades está cada vez más jodida, las amenazas de sus trabajos, de sus territorios, de la misma vida, es cotidiana y permanente. Y tomando esto de las mujeres defensoras de la tierra me acuerdo que muchas dirigentes decían que las mujeres son más peligrosas para el Estado porque ellas no se van a vender, y los hombres sí, entonces justamente por eso nos van a matar. Las cuatas de la Red Nacional en Defensa de la Madre Tierra, que son puras mujeres de comunidades indígenas víctimas de todo este extractivismo atroz, que han vivido el extractivismo y que ahora están siendo despojadas de sus comunidades, o que tienen que salir a recolectar agua a las 3 de la mañana para preparar el desayuno o el almuerzo para que sus maridos y sus hijos vayan a trabajar. Y ellas la tienen re clara, es decir, nosotras somos las reproductoras de la vida y vemos cómo se enferman nuestros hijos y se mueren nuestros animales. Ellos van a la mina, van a la chacra y no ven, ellos solamente vienen y comen, y duermen y chupan. Ellos no sienten lo que nosotras, que además es el aumento de nuestra jornada laboral, se incrementa nuestro esfuerzo. Entonces una vez más dentro de todo este tema extractivista, tenemos que ser capaces de ver la mirada de las mujeres. Y se está haciendo un trabajo dentro de algunas compañeras dirigentes que se están cuestionando esto y ellas están muy conscientes de que si nuestro territorio se vende va a ser por culpa de los hombres, por toda esta cuestión de las prevendas que ha hecho el Estado. Lo mejor que ha hecho el gobierno de Evo Morales es comprar a los movimientos sociales. Nunca he visto que los movimientos sociales sean tan llunkus, que significa vendidos al Estado, como ahora, entonces canchita por aquí, estadio por allá, auto por aquí, tractorcito por allá y listo, eso implica que uno tiene que dar. Esas son las prácticas de los Estados.

- ¿Cómo se sitúan ante la ruptura dentro del feminismo comunitario a raíz de las situaciones de violencia y caudillismo relacionadas con Julieta Paredes, y qué mecanismos han construido ustedes para hacer frente a este tipo de prácticas?

° Jodido ha sido lo que ha pasado y obviamente hemos solidarizado plenamente con la compañera. Es una práctica machista y patriarcal muy heavy de parte de la Julieta. Nos hemos pronunciado como Akelarre y como colectivo también, sin perder la crítica. Tenemos una postura bien clara que no estamos de acuerdo frente a ningún tipo de violencia ejercida por nadie, pero que también cuestionamos a las compañeras del feminismo comunitario a que ellas puedan ver la violencia que vivimos desde el Estado. Y qué toda esta cruzada que tienen ellas a favor del Estado o de este proceso, deberían cuestionárselo porque en el momento en que hay prácticas así de parte de tipos del Estado, ellas ya no tienen una voz. Se nota que hay un condicionamiento. Lo que nosotras hemos hecho para evitar eso es querernos y la horizontalidad nos ayuda mucho, decirnos las cosas. La horizontalidad, eso que hemos cuestionado en su momento, de nadie sentirse la jefa, incluso a veces terminamos siendo super invisibilizadas porque no queremos ser la cara, generar jerarquías. Dar la cara significa algo, y es una cosa bien simbólica. Y en el Akelarre no se da, las Imillas tampoco tiene cara. Somos todas. Y creo que eso de alguna manera también nos ayuda a no tener esas rupturas tan jodidas de prácticas así. Siempre hemos cuestionado, y en ese manifiesto también hemos dicho, las vacas sagradas del feminismo, en Bolivia eso es jodido. De pronto internalizar nuestras prácticas, de ser realmente libertarias, no sé si llamarnos anarquistas, pero tener una postura libertaria en nuestras vidas nos ayuda también a neutralizar alguna cosa. Entre nosotras hay cuatas que llevan mejor la palabra, otras que escriben mejor, otras que le dan al arte. Pero somos un tejido, nadie es mejor por nada y en ese sentido el tema de la horizontalidad es como “bueno, ahora te toca”, entonces es la horizontalidad que nos ayuda.

- Por último, ¿Cuáles creen que son las necesidades del feminismo latinoamericano en este momento?

° Articularse con distintos movimientos de mujeres, que no necesariamente tomen el nombre de feministas. Buscarle esos otros nombres a lo que hacemos. Estoy de acuerdo en este momento de nuestras vidas en ponernos feministas porque es lo más subversivo que podemos encontrar. Pero también que venga desde Europa esa palabra siempre nos hace zapatear un poco. Entonces podernos articular desde otras formas, con mujeres de distintos territorios hace falta. Se urbaniza mucho el feminismo. Desbocar un poco la mirada a ver todo el feminismo decolonial, es algo que debemos estudiar, y que debemos tomar un poco más enserio, porque desde el momento en que podemos ver todas esas prácticas coloniales que tenemos dentro de nuestro mismo feminismo nos encontramos con sorpresitas que no habíamos estado trabajando. Por ejemplo, a principio de año ha estado la Gladys Tzul Tzul aquí en Cochabamba haciendo una conversa con todas nosotras y con todo lo que ha ido trabajando ella dice “yo no soy feminista y no quiero ser feminista, porque no me calza el nombre”, pero es una cuata comprometida, que todos sus estudios, lo que dice, su vivencia desde la comunidad y desde lo indígena es una enseñanza alucinante de despatriarcalización y de decolonialidad.

Entonces articularnos entre nosotras, discutirnos, conocernos y generar sobre todo estas redes de hermandad, porque conocernos es generar redes de articulación y hermandad que traspasan fronteras, y para mí es lo más libertario que puede haber: traspasar y transgredir todas las formas en que nos han enseñado a relacionarnos entre nosotras, transgredir las formas en que nos vemos como mujeres también es necesario: que la chilena, la boliviana, la colombiana, la argentina… somos nosotras y ya. Articularse y hermanarse sin dejar de lado la crítica. En el Akelarre ha sido duro decirnos cosas, cuestionarnos cosas, pero después decir de todas que hemos tenido un aprendizaje alucinante y abrazarnos y expresarnos y decirnos qué experiencias de mierda que nos ha tocado vivir. Transgredir también esas cosas feas que nos puedan llegar a pasar, y no hay que tenerle miedo a la discusión y a la confrontación, aunque cuesta y es también todo un ejercicio. Porque también al no querer enfrentar pasan unas categorías de poder jodidas, el hecho de ver en nuestro análisis por qué las bolivianas no hablamos tanto como las chilenas o las argentinas. Ahí atraviesan unas categorías de poder jodidas que además son ancestrales; color, raza, plata, de todo. Siento que por ahí es un camino, y no digo que seamos todas decoloniales, pero sí que nos va a ayudar en nuestro camino y también a crecer.

Notas:

(1) Guerra del Agua es el nombre que reciben una serie de protestas masivas ocurridas entre enero y abril del 2000 en la ciudad de Cochabamba a raíz de la privatización del agua en manos de trasnacionales y el aumento exorbitante de las tarifas.

(2) En 2010 se anunció el proyecto de construcción de una carretera que atravesaría el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure, provocando la movilización en su defensa y una fuerte represión estatal.

[Tomado de https://revistarebeldias.wordpress.com/2018/11/14/feminismo-autonomo-en-bolivia-entrevista-al-colectivo-de-mujeres-libertarias-imillas/#more-545.]


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