lunes, 7 de enero de 2019

El gasto militar en el mundo se dispara



Salvador Aragonés 

* Junto a las armas físicas, hay otra inversión que a nivel mundial está aumentando de forma especial, y es la ciberseguridad y ciberguerra

El gasto militar se dispara en el mundo. En el año 2018 fue el más elevado después de la Segunda Guerra Mundial. Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China) suman el 57,8 por ciento del gasto militar en el mundo, y el 73 por 100 del comercio de armas y material militar.

Estados Unidos, por sí solo, acumula el 35 por 100 del gasto militar mundial, y el 34 por 100 de las ventas mundiales de armamento. Estos datos han sido facilitados por el prestigioso Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés).

Los principales países vendedores de armas son: Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, China, Francia y Alemania. Sus “clientes” principales son las zonas de conflicto: Oriente Medio (especialmente Arabia Saudí e Israel), Asia Central, Pakistán, India, Bangladés, Corea del Norte y el Norte de África, especialmente Argelia y Marruecos.

También se fabrican armas para fines que los estados dicen considerar ilícitos y criminales, aumentando la inseguridad de las ciudades y rearmando a toda clase de bandas, grupos paramilitares, mafias, clanes y guerrillas. De estas últimas no hay estadísticas oficiales y su venta circula por los mercados clandestinos.

Por esta razón, los gobiernos de las principales potencias productoras de armas no quieren acuerdos que limiten el comercio de armas y Estados Unidos está en primer lugar, al no ratificar el Tratado sobre el Comercio de Armas, aprobado por la ONU en 2013, y boicotear, junto a las otras potencias, el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares auspiciado por la ONU el año pasado.

En principio todos los países están de acuerdo, pero al final solo lo han ratificado 15 países y se oponen al mismo precisamente las potencias nucleares: Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido, China, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte.

Los 10 países que exportan más armas en el mundo son, según el SIPRI: Estados Unidos (que representa el 34 por 100 del total del comercio mundial), Rusia (el 22 por 100), Francia (el 6,7 por 100), Alemania (5,8 por 100), China (el 5,7 por 100), Reino Unido (el 4,8 por 100), España (el 2,9 por 100), Israel (2,9 por 100), Italia (2,5 por 100) y Holanda (2,1 por 100).

Ante este panorama, es fácil ver que la solución para frenar la carrera de armamentos no pasa precisamente por la ONU, ni por las potencias militares: Estados Unidos, Rusia, China y la Unión Europea. Es más, son precisamente estas las que más alimentan los mercados de armas en el mundo.

Este comercio y esta alta producción de armas no son, como dicen los gobiernos, “para fines defensivos”. Cuando se acumulan tantas armas, tarde o temprano es para usarlas, de ahí que no son “armas para la paz” simplemente porque no hay armas destinadas a la paz. Cuando un país ve que sus vecinos compran armas este también compra para equilibrar o mejorar el equilibrio militar, y así se llega a una carrera de armamentos muy peligrosa que siempre amenaza la paz.

Junto a las armas físicas, hay otra inversión que a nivel mundial está aumentando de forma especial, y es la ciberseguridad y ciberguerra. Las inversiones en comunicaciones y tecnología digital forman parte también del “armamento de guerra”.

Estas inversiones son muy relevantes para controlar los mercados y las personas. Hay cada vez más ciberataques a gran escala en el mundo, especialmente a las que manejan datos personales, como Facebook, Orange, Sony, Yahoo…, por lo que se dice que hoy “estamos todos muy vigilados y controlados”. La OTAN, por ejemplo, recibe 500 ciberataques cada mes.

[Extraido de nota publicada en http://revistasic.gumilla.org/2018/el-gasto-militar-en-el-mundo-se-dispara-no-es-una-esperanza-de-paz.]


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