sábado, 1 de septiembre de 2018

Sabotaje: Herramienta legítima (aunque sea ilegal) en la lucha contra la opresión laboral


El Percal y Grupo Ruptura

A continuación van algunos consejos prácticos, siempre al alcance de todos, trabajadores o no, que nos pueden ayudar actualmente a plantar cara a la explotación asalariada. Muchas de ellas no son aplicables en todos los curros, pero sí en todos los curros hay una forma de generar solidaridad, bloquear la producción y reivindicar de manera práctica nuestras exigencias.

Las prácticas más extendidas dentro del movimiento obrero a lo largo de su historia, aparte de informar con propaganda a la gente que tiene a su alrededor, han sido: la huelga, el sabotaje o el boicot. Cualquiera de ellas, es una acción deliberada dirigida a debilitar a un enemigo mediante la subversión, la obstrucción, la interrupción o la destrucción de material. En ocasiones, es utilizado como una forma de ineficiencia, organizada por los propios trabajadores, para influir de manera negativa al empresario o para desviar responsabilidades de daños ocurridos a terceros.

La mayoría de las veces estas prácticas van asociadas, según los niveles de conflicto, con actos puramente violentos, peligrosos o espectaculares, cuando no siempre es así. En muchas ocasiones, las que nos permita la situación, tenemos a mano formas de utilizarlas que son eficaces y menos aparatosas de lo que pensamos.

A mala paga, mala gana

Una de estas formas de entorpecer la producción podríamos llamarla
«No os canséis». Al igual que una empresa ofrece unos servicios de una calidad a un determinado precio, el trabajador ha de marcar el precio al que vende sus servicios. Lo único que tiene cualquier proletario para ofertar es su tiempo y una capacidad o fuerza de trabajo. Es decir, su cuerpo y/o su mente, durante un tiempo establecido. Y esa mercancía ha de tener un precio. Si buscas una cierta calidad al adquirir un producto deberás pagar un precio. Por un precio menor encontraras menor calidad. Sobre esa base capitalista del precio y la calidad descansa esta forma de sabotaje que se resumiría en: a mala paga, menos trabajo. Si el empresario quiere mayor volumen de producción, lo cual requiere mas esfuerzo, deberá subir los salarios.

Sin prisas y con pausa

Esta tendencia de restricción de la labor se presenta espontáneamente
en la mente de cualquier trabajador: «el ritmo de trabajo lento». Esta forma de sabotaje es practicable para los obreros a jornal. Es evidente que los que trabajan a destajo, si disminuyeran el ritmo de su producción, serían las primeras víctimas de su sublevación pasiva, pues sabotearían su propio salario. Deben pues recurrir a otros medios, y su preocupación debe ser disminuir la calidad y no la cantidad de su producción.

Lo contamos todo

Otra forma de sabotaje, tanto para trabajadores a jornal como a destajo, es el método de la «boca abierta». La expresión es explicativa por si misma. Y es que resulta muy cierto que muchas fortunas no se han amasado más que gracias al silencio que guardaron sobre las piraterías patronales los explotados que en ellas colaboraron. Todos conocemos los desmanes que se producen en las empresas (en todas hay trampa y cartón), es necesario hacerlos del dominio público para poner en un compromiso al empresario.

Más gastos, menos beneficios

Del mismo modo, utilizar la «mano ancha» a la hora de producir, también es una forma de sabotear al empresario. Cocineros preparando platos elaborados y bien condimentados, albañiles gastando cemento a espuertas, tinta a chorros en la fotocopiadora, etc., eso reduce el margen de beneficios de una empresa. Pero también tiene el inconveniente de generar más producción, y sobreexplotación
de las materias primas, a todos los niveles.

No funciona, no trabajo

Las «averías» son también una forma muy recurrente de obstruir la producción y reducir los beneficios para el empresario. Cada uno en su puesto de trabajo sabe cómo producirlas. Azúcar o limadura de hierro en el depósito de combustible, arena en los engranajes, ventilaciones obturadas, cables pelados que hacen conexión, hielo que se derrite sobre un aparato eléctrico, por ejemplo. El mundo de los accidentes y las averías está plagado de posibilidades.

Buscar las cosquillas al jefe

El sabotaje por exceso de celo, es llamado también «obstruccionismo
». El obstruccionismo consiste en aplicar al detalle las normas laborales. Actualmente muchas empresas se rigen por normativas de calidad, que, aplicadas con suma fidelidad, harían imposible la realización del trabajo dentro de los plazos y con la premura que gusta a las empresas. Se trata simplemente de ceñirse a la legalidad hasta el mínimo detalle. Esto combinado con algo de «no os canséis», provocará un colapso seguro.

Acabamos de examinar algunos de los procesos de sabotaje que pueden ser realizados por cualquier trabajador sin suspensión de su «actividad laboral», sin que exista abandono de la obra, almacén o cadena de montaje. Pero el sabotaje no se limita a esta acción restringida y puede convertirse en una potente ayuda en caso de huelga. Los esquiroles van a trabajar encontrando en perfecto estado los medios de producción (ordenadores, redes eléctricas, maquinaria…) y es así como la empresa consigue reventar las huelgas. Si una empresa sigue funcionando gracias a los esquiroles, verdadera lacra del movimiento obrero organizado, la respuesta de éste debería ser paralizar los medios de producción.

[Párrafos tomados del folleto Manual práctico de autodefensa proletaria, que en versión completa es accesible en https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxncnVwb3BlbnNhbWllbnRvY3JpdGljfGd4OjdjNzY0ZThlNTIzZjU5YmU.]


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