domingo, 13 de agosto de 2017

¡Otra vez la burra al trigo! La FAU reitera viejas pifias sobre Venezuela




Armando Vergueiro

La Federación Anarquista Uruguaya (FAU) es una agrupación de nombre conocido en la historia del anarquismo latinoamericano, aunque ya hace tiempo dejó de ser fundamental o mayoritaria expresión ácrata en ese país. Sin embargo, se mantiene como colectivo que expresa la perspectiva denominada especifismo o plataformismo dentro de lo que se reclama como anarquismo en el área latinoamericana. Es por tal condición de voz reconocida para esa corriente que vale ocuparse de un reciente documento emanado de ese grupo, en el cual se  propone una interpretación de la actual coyuntura venezolana.

Resulta de partida curioso que ese documento no se dé a conocer como directamente remitido por la FAU, pues ni siquiera hay referencia al mismo en el sitio web oficial de la organización. Se publica desde un grupo argentino con el que tiene estrechos lazos y similar orientación político-ideológica: la Federación Anarquista de Rosario, quien lo divulga a través de la lista de información A-Infos (ver http://www.ainfos.ca/ainfos336/ainfos84907.html). Pese a este peculiar modo de difusión, entendemos que no hay porque dudar en que la FAU es la fuente del texto en cuestión, que además coincide –como veremos más adelante- con previos pronunciamientos suyos sobre el tema, reincidencia a la cual alude el título de esta nota.

Conviene advertir que cabría un examen aún más exhaustivo de los errores, omisiones, adulteraciones y medias verdades de los que está repleto ese pretendido “análisis anarquista” de la situación venezolana actual, desmontando los supuestos esenciales en torno a los que se articula. Afortunadamente, esa evaluación meticulosa de los fundamentos del discurso de la FAU y sus correligionarios de otras regiones ya ha sido expuesta por el Colectivo Editor de El Libertario en el documento titulado “Funerales de Estado, Amnesia y Anarquismo” http://periodicoellibertario.blogspot.com/2013/05/funerales-de-estado-amnesia-y-anarquismo.html, en el que además hay amplia referencia a diversos materiales con la crítica amplia y contundente a lo que la corriente especifista-plataformista expone como verdades irrebatibles para erigirse en única perspectiva anarquista posible. Ya hace más de 4 años que se divulgó ese documento de El Libertario, pero parece que tan acuciosa réplica no hizo mayor mella en la FAU, que ahora vuelve con similar discurso, ante lo cual va esta refutación de lo que se percibe como los más evidentes dislates del susodicho “análisis”:

* Se asume de partida que toda información o análisis que critique o cuestione al gobierno de Maduro es obra de aviesos  enemigo del país y la sociedad entera, y lo que es más, todo el que lo haga de un modo u otro se presta al juego del enemigo imperialista. Es un conocido recurso de la propaganda del autoritarismo estatal marxista-leninista, que acá aparece en manos de sedicentes libertarios que proclaman escandalizados: «Hoy presenciamos una campaña sistemática de toda la derecha y de todos los consorcios informativos contra Venezuela», lo que deja sentado que adversar a Maduro y su pandilla en el poder solo es posible desde “la derecha” y hacerlo es, por definición, un ataque “contra Venezuela”. No hay diferencias con lo que se argumentaba desde las dictaduras del extinto bloque soviético –y aún hacen sus sobrevivientes- ante lo cual el anarquismo consecuente siempre ha respondido con razonadas y enérgicas condenas, algo totalmente ajeno a estos especifístas-plataformistas que, por ejemplo, aún hoy son elocuentemente silenciosos a la hora de caracterizar y denunciar a dictaduras de izquierda como la cubana.

* Con una mesura que sólo podría explicarse por desinformación o complicidad, se afirma que en Venezuela hay «cierto descontento popular con el gobierno» minimizando o menospreciando el profundo malestar que sectores mayoritarios de la población venezolana tienen hoy contra el régimen chavomadurista, con el que no cabe sentirse menos que profundamente iracundo al padecer la más alta inflación del planeta, una desesperante carestía y desabastecimiento en alimentos y medicinas, la feroz represión a las protestas que ha cobrado más de 100 vidas desde abril pasado, la saña criminal de los delincuentes con uniforme y los grupos parapoliciales que se hacen llamar “colectivos”, el descarado latrocinio e inenarrable incapacidad de militares y civiles a cargo de la administración pública, sin olvidar lo que la gente de a pie siente al presenciar la mascarada torpe que cotidianamente se representa desde unas instituciones políticas que están logrando que para la mayoría se hagan odiosas o burlonas expresiones como socialismo, revolución, comunas y poder popular. En ese contexto, calificar tibiamente lo que es el sentir actual de tantos venezolanos como “cierto descontento” es del todo incomprensible, por decir lo menos.

* En las retorcidas explicaciones que intentan darse a la evidentemente conflictiva situación venezolana (dichas en un lenguaje donde la mala redacción se da la mano con la expresión ininteligible), se elude del todo referirse al autoritarismo militarista que siempre fue un rasgo esencial del chavismo y que con Maduro ha llegado a los claros extremos de un gobierno que orgullosamente se proclama “cívico-militar” (aunque el humor popular lo ha bautizado como “cínico-militar”). De hecho, el apoyo –que más apropiadamente es complicidad pagada a muy alto precio- militar siempre ha sido elemento esencial para sostener al chavomadurismo en el poder, y ahora le resulta del todo vital pues se ha perdido el soporte de sectores populares con el que en otro tiempo podía contar, hoy solo existente en fraudulentos cómputos de elecciones a gusto de un gobierno cada vez más repudiado por la sociedad venezolana, a pesar de lo que determine alguien desde Montevideo.

* El documento de la FAU se extiende en largas elucubraciones sobre las sombrías acciones del imperialismo en Latinoamérica (que en este relato es exclusivamente el imperialismo yanqui), con lo que sugiere que la principalísima, por no decir casi única, responsabilidad en las dificultades que puedan presentarse en la sociedad venezolana, y obviamente para el gobierno que la rige, vienen de ese tenebroso origen. Semejante atribución es bastante dudosa en el caso venezolano y sobre ello hay detallada explicación en la réplica de El Libertario antes indicada. A lo que allí se expone, agregaremos que bajo Maduro no ha hecho sino reforzarse la entrega de recursos petroleros y mineros de Venezuela al gran capital transnacional, así que el imperialismo (no solo yanqui, sino también chino, europeo, ruso y hasta canadiense y brasilero!) tienen asegurado lo que les interesa con los actuales gobernantes, que siguen graznando un falaz discurso antiimperialista, que solo resulta convincente para el que quiera comulgar con semejante bodrio.

Como era de esperar, un argumento estelar para presentar al intervencionismo gringo como causa estelar y abrumadora de los males que pudiesen afectar a Venezuela es citar declaraciones amenazantes de algunos de sus voceros, lo que vendría a reforzar la reciente pirotecnia verbal del actual payaso que mora en la Casa Blanca; pero frente a esos desplantes discursivos para impresionar a la galería están las pruebas de la sumisión estratégica del gobierno venezolano a los intereses que Mandan en Washington, bien explicados en su momento por el texto de El Libertario y que bajo el gobierno de Maduro no han hecho sino reforzarse como prueban la disciplinada obediencia a los dictados de la banca internacional y la entrega de los recursos del Arco Minero y de la Faja Petrolífera del Orinoco a la voracidad del capital transnacional.

* Para la abrumadora corrupción, burocratismo e incapacidad administrativa que han sido rasgo fundamental de estos 18 años de gestión chavomadurista apenas si hay apurada referencia en este supuesto “análisis”, como si se quisiese desestimarla o atribuirle el rasgo de inevitable efecto secundario que no ha afectado en lo básico a la pureza y buenas intenciones de la “revolución bolivariana”. La mentada pretensión olvida convenientemente la descomunal magnitud de esos males, reflejada por ejemplo en la denuncia, surgida de las propias filas chavistas, del gigantesco robo (¡se estima podría ser de unos 50.000.000.000 de dólares en 15 años!) defraudado a los recursos públicos a través de las llamadas empresas de maletín, cifra ante la cual lo que se califica de grave corrupción en el resto de Latinoamérica queda como simple hurto menor o tropelía de robagallinas (para más detalles, ver http://bit.ly/2vuH9nM). Este descomunal peculado, en combinación con la ineptitud galopante que ha sido norma de gobierno del chavomadurismo, explica cómo se evaporó el gigantesco volumen de recursos que el Estado venezolano recibió en la primera década del siglo XXI –que en 10 años fue más que el total del ingreso nacional en la historia previa -. Si bien alguna parte de ese ingreso sirvió para lubricar el clientelismo estatal y la demagogia populista, presentados por la propaganda oficial como “redistribución de la riqueza social”, ello solo fue solo un mecanismo oportunista y de ocasión que no modifico para nada la estructura de desigualdad social en Venezuela, siendo prueba de esto que tan pronto cesó el auge de precios petroleros, la miseria y el hambre como experiencia de vida esencial para amplios sectores de la población no solo reaparecieron, sino que se han hecho presentes de un modo que hace mucho tiempo se desconocían en un país que por tanto tiempo disfrutó de aparente riqueza.

* Como en esa lacrimógena proclama que emitió a la muerte de Chávez, la FAU sigue glosando elogiosamente elementos positivos que estarían presentes en su propuesta y acción, pretensión falaz sobre la cual ya fue suficientemente contundente aquella réplica de El Libertario. Ahora, aún cuando precavidamente no deja apuntarse la obvio objeción crítica a la intervención burocrática que desde el anarquismo se debe hacer frente a una propuesta de organización social impulsada desde arriba por el Estado, se sigue sosteniendo la errada afirmación de que «En el caso venezolano el proyecto de Poder Popular y de Comunas contó con participación y respaldo popular importante». Esto supone que de alguna manera esa iniciativa gubernamental conectó con lo que previamente venía gestándose desde las iniciativas colectivas, lo que es falso pues si de algo tuvo cuidado la burocracia de este flamante “poder popular” fue de eliminar toda posibilidad previa de organización autónoma que escapase a su control. Por otro lado, el “análisis” de la FAU expresa un cándido optimismo porque, de alguna manera, el ejercicio de “poder popular” ocurrido en las comunas venezolanas ha contribuido a crear una experiencia positiva para nada desdeñable en “el imaginario del mundo plebeyo”. Tal presunción solo es posible cuando se está a miles de kilómetros, solo se atiende a la imagen que vende la propaganda chavomadurista, y se elude a lo que es la cotidiana realidad de burocracia, corrupción y clientelismo que ha sido la norma en la desdichada experiencia de las comunas y el “poder popular” en Venezuela, cuya excrecencia más tétrica ha sido el surgimiento de esas pandillas parapoliciales y semidelictivas que tristemente se conocen como “colectivos”. Poco o nada de semejante “imaginario” perverso sería de utilidad en cualquier esfuerzo consistente por construir desde abajo organización social basada en la autogestión, acción directa, apoyo mutuo y autonomía.

Con lo anterior se estima dar respuesta a lo esencial que sostiene ese aventurado “análisis” que se soporta –por decirlo con cortesía- en una visión sesgada y desinformada de Venezuela, donde además se debe cuestionar la insistencia en errores ya bastante rebatidos, y la prepotencia de quienes titulándose anarquistas pontifican sobre una realidad que conocen poco o nada, sin prestar la menor atención o credibilidad a quienes desde esa realidad nos asumimos como ácratas y hemos procurado actuar en ella e interpretarla siendo consecuentes con el ideal libertario.


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