viernes, 4 de agosto de 2017

Opinión: Megafraude electoral del siglo XXI

J.R. López Padrino

El pasado domingo 30 de julio, el régimen del iletrado Maduro realizó su fraudulenta e impopular maniobra electoral a fin de perpetuarse en el poder. Farsa electoral corporativista que no tuvo nada de democrática y menos de libre y soberana y que lamentablemente produjo el asesinato de 16 personas a manos de la pestilente bota militar y sus secuaces paramilitares.

Lo vivido el domingo fue una situación vergonzosa para el régimen y sus acólitos, vimos poquisima movilización popular, centros de votación vacíos y luego el anuncio infame por parte de las madamas del Consejo Nacional Electoral (CNE) de una participación fantasiosa de más de 8 millones de votantes. Sin embargo, fabricar 8 millones de votantes no fue tarea simple y sobre todo cuando los medios de comunicación fueron testigos del ausentismo electoral en los centros de votación a nivel nacional. En su intento por ocultar el megadesastre electoral las pranes del CNE "nuclearon" centros de votación (caso de La Rinconada), los electores pudieron sufragar en cualquier centro del municipio donde estaban registrados, no se usó tinta indeleble, sin embargo, todo ello fue insuficiente, no pudieron ocultar la dimensión del naufragio. Fue imposible convertir a una microminoría en mayoría.

La magnitud del megafraude ha sido de tal dimensión que la propia compañía Smartmatic, empresa vinculada al CNE y que ha trabajado en la gestión electoral de Venezuela desde 2004, ha asegurado que los datos de participación en los comicios para la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) fueron manipulados. Recordemos que Smartmatic pasó de ser una pequeña empresa tecnológica a un importante actor en el mercado, catapultado por su participación en los diversos procesos electorales a partir del año 2004 en Venezuela. Valer señalar que el comandante insepulto siempre presumió que el sistema electoral de Venezuela era el mejor del mundo y estaba blindado a cualquier tipo de actividad fraudulenta. Ahora, nos enteramos que el blindaje del sistema no era más que una de las tantas mentiras Goebbelianas del proceso.

Todos los cálculos coinciden en que la participación a favor de la ANC anduvo en torno al 12-15 por ciento del patrón electoral; ello a pesar de la persecución, asedio y terror a los empleados públicos y beneficiarios de las misiones, de una represión despiadada y de los asesinatos sistemáticos por parte de la GN, PNB y paramilitares. La participación en dicha consulta no superó la cifra de los dos millones y medio de votantes según información filtrada del propio CNE.

La realidad es que la ANC ha sido fraudulenta desde su convocatoria (ausencia de una consulta previa para su realización, bases comiciales anticonstitucionales, perdida de representatividad territorial, desaparece el principio de un hombre, un voto) pero además nace sin apoyo popular, lo cual compromete su legitimidad. Los 545 farsantes escogidos dolosamente el pasado 30/7 constituyen la mejor expresión del lumpanato-madurista.

El iletrado de Nicolás y su logia militar recurrieron a la fraudulenta ANC como herramienta para calmar la protesta popular y lograr así una mayor gobernabilidad. Se equivocaron, la conflictividad y la desobediencia seguirán, ello es indetenible dada la magnitud de la crisis y la conflictividad social. El falsario de Maduro pretendió darse un baño de legitimidad, pero no lo logró; de allí la adulteración de las cifras electorales. Perversidad que es muy propia de los regímenes autoritarios cuando han perdido el apoyo de las grandes mayorías.

Ante este nuevo escenario político (fracaso de la ANC y repudio internacional) el régimen profundizará la confrontación política y el terror militar. No hay vuelta atrás, con la ANC quemaron sus últimas naves. La disidencia política debe prepararse para esta nueva fase de lucha. Lamentablemente el tacticismo agotado de algunos sectores (calle y más calle hasta que se vaya) o un electoralismo prematuro de otros (participación en elecciones regionales) no permiten articular una política que pueda confrontar a la dictadura en forma efectiva y facilite la incorporación de otros sectores disidentes no vinculados a la MUD. Además, la agenda política opositora está totalmente desconectada de las necesidades del venezolano común que clama por soluciones ante la escasez de comida y medicinas, una inflación y especulación galopante, falta de seguridad, un terrorismo de Estado que atenta contra la dignidad y la vida. Desgraciadamente no se vislumbra una salida a corto plazo, no creo que la partida del ungido de Miraflores este a la vuelta de la esquina como afirman algunos. El futuro del país está en manos de una narco-cúpula militar y su maquinaria represiva; solo un quiebre militar podrá romper con la hegemonía milico-civilista madurista. La pérdida del apoyo militar liquidaría el sostén fundamental de este oprobioso régimen y lo obligaría a renunciar.

Vale acotar que esta fraudulenta elección ha sido además ampliamente cuestionada por la comunidad internacional. Países como Canadá, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá, Perú, Paraguay, Francia, Italia, Portugal, Inglaterra, España, Suiza y Estados Unidos entre otros, así como la Comunidad Económica Europea han cuestionado la legitimidad del proceso del pasado 30/7. Llama poderosamente la atención el pronunciamiento de un país neutral como Suiza y el silencio celestino del Papa Francisco quien con su afonía se ha hecho cómplice de los asesinatos del régimen y sus hordas armadas.

La fraudulenta ANC nace manchada con la sangre de más de 100 jóvenes asesinados por los milicos y paramilitares. La ANC lejos de resolver los problemas que aquejan al país, solo persigue la institucionalización de la narco-dictadura de Maduro.

Estamos en presencia del megafraude electoral del siglo XXI


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