viernes, 4 de agosto de 2017
"Capitanas Araña" pretenden vender el cuento de una "constituyente feminista"
Suhey Ochoa
"La Araña feminista" es la organización que impulsa la campaña por la “constituyente feminista”: “Enunciar que el proceso Constituyente será feminista significa mucho más que el solo hecho de que participen muchas mujeres en él. Y más allá de un asunto de retórica y enunciar un término que ha calado en la identidad revolucionaria, impulsar un proceso Constituyente feminista fundamentalmente se orienta a que se incorporen en el debate y resultados, las propuestas históricas que el movimiento feminista y el movimiento sexogenerodiverso vienen impulsando hace décadas”, señala en el [diario oficialista] Ciudad Caracas.
Pretenden embaucar a las mujeres en la “constituyente feminista” que nada tiene que ver con un verdadero proceso democrático en que las mujeres trabajadoras y pobres tuvieran alguna posibilidad de luchar por sus intereses, totalmente amañada, hecha a la medida del gobierno.
Este “proceso constituyente” se da en el marco de un estado de excepción permanente, donde los cuerpos represivos pueden hacer y deshacer lo que les dé la gana, pisoteando derechos y libertades democráticas elementales. El gobierno prohíbe o reprime las movilizaciones que no se le subordinan, ejemplo de esto ya fueron los trabajadores de la UCV, impide las elecciones sindicales allí donde considera que pueden ser electos dirigentes que no obedezcan al gobierno, criminaliza los paros y huelgas obreras.
Dentro las movidas más bonapartistas del gobierno el CNE impidió la legalización de organizaciones de izquierda opuestas al gobierno, así como impuso una renovación de partidos completamente antidemocrática, dejando por fuera a las organizaciones minoritarias que no cuentan con los recursos del Estado ni de los empresarios. Entonces, si proscribe a las corrientes de izquierda opuestas al gobierno, que se reivindican anticapitalistas, ¿quién realmente le hace el juego a la derecha? Eliminando así la diversidad de opciones políticas y dejándolos solo a ellos y los partidos de derecha a los que financiamiento nunca le ha faltado.
La juventud padece particularmente el autoritarismo de este gobierno. La violencia policial en los sectores populares es brutal, la policía sube al barrio y ajusticia impunemente a centenares de chamos al año. A las y los jóvenes que protestan su inconformidad con la situación actual el gobierno responde con represión, incluyendo asesinatos, y hasta les mete juicios militares y los manda a cárceles comunes.
¿Es en estas circunstancias en las que se pretende vender esta como una “Constituyente feminista”?
"La araña feminista" apuesta a apoyar las miserables políticas del gobierno y que detrás de esto vayamos las mujeres, subordinando nuestras necesidades como clase y como género. Esta elección no será más que una elección interna del chavismo que apoya al gobierno –puesto que hay sectores del chavismo que se oponen a la misma– y el resultado será, a lo sumo, un “Congreso de la Patria” ampliado,una “Constituyente” de las organizaciones creadas y dirigidas por el PSUV y sus aliados, es decir, por los mismos que ejercen todo este autoritarismo y antidemocracia que describimos.
¿Puede ser una Constituyente así un espacio donde las mujeres, las jóvenes, las trabajadoras, peleemos por nuestros derechos más urgentes? ¿Es esta Constituyente un lugar donde podemos exigir demandas elementales como el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, el fin de la desigualdad salarial o la necesidad de medidas urgentes para enfrentar la violencia machista? Creemos que no hay ninguna posibilidad de que en estas condiciones y en este escenario, tal farsa de ANC puede ser una canal para la expresión de las mujeres, ni las trabajadoras ni las jóvenes. Con los niveles de restricciones democráticas, de represión y fraude de por medio, esto no es más que trampa que debe ser claramente rechazada. Participar es avalar semejante farsa que no busca sino reforzar el autoritarismo de este gobierno que, junto a los empresarios, descarga brutalmente la crisis sobre las espaldas del pueblo, golpeando particularmente a las mujeres.
Cuando no hay pan, las mujeres sufrimos más
Lo que no es ninguna novedad es la situación del país con la crisis más catastrófica de las últimas décadas. Según las cifras ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en noviembre del 2014 la tasa de desempleo cerró con 850.262 de los cuales 377.787 son mujeres. También varios estudios realizados por la Universidad Central de Venezuela (UCV) sobre la pobreza reflejan que se pasó de 48% de pobreza a 82% en el 2016, y quienes más lo padecemos somos las mujeres porque tenemos que enfrentar la doble jornada laboral; en la cual trabajamos y luego tenemos que atender los deberes del hogar, la misma que se ha convertido en triple y cuádruple con los malabares que hay que hacer para conseguir la comida, medicinas y estirar cada bolívar para llegar a fin de mes. El ajuste de los precios de los productos básicos como los alimentos, las medicinas (da miedo enfermarse de una gripe) y productos de higiene personal exclusivos de las mujeres, como por ejemplo las toallas sanitarias, es un convenio debajo de la mesa entre el gobierno y los empresarios, lo cual es un golpe al salario de las trabajadoras.
En este contexto de crisis, el gobierno ha dado la espalda una vez más a las mujeres: es increíble que los anticonceptivos sean productos incomparables, si es que se consiguen, ya que sus precios en las farmacias son completamente elevados, los preservativos están alrededor de 7.000 Bs. el paquete de 3, las pastillas anticonceptivas superan los 100.000 Bs. y dispositivos como el Implanon o DIU alrededor de los 90.000 bs. Sería imposible para una trabajadora, jóvenes de estudiante o una mujer de bajo recursos poder controlar la natalidad, teniendo que decidir hoy entre gastar en eso y quedarse sin comprar comida. Adiós al subsidio de los anticonceptivos. La indiferencia del Estado transforma este problema en un creciente factor de desigualdad contra las mujeres, especialmente las jóvenes y las trabajadoras.
Venezuela encabeza la lista de embarazos entre mujeres adolescentes en Latinoamérica, la Asociación civil de planificación familiar (PLAFAM) asegura que, por cada 100 partos 25 son de mujeres menores de 15 años, y el Fondo de población de las Naciones Unidas (UNFP) señala que el 66% de los casos de mortalidad materna corresponde a madres adolecentes. ¡La única respuesta del Estado es una campaña televisiva por la abstinencia sexual, “Si te apuras qué ganas”! Nada se discute sobre el derecho básico a la educación sexual, el acceso a métodos anticonceptivos y, mucho menos, sobre el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. No, no, de estas cosas malas no se habla.
Después de 18 años no nos encontramos en un país con tendencia progresistas
Aunque se dieron algunos avances con respecto al tema de la mujer, todas estas fueron migajas con respecto a los derechos de las mujeres, si es que estábamos hablando de un gobierno que se dice “socialista”. Inclusión del lenguaje de género, financiamientos para micro emprendimientos (Banco de la Mujer), ayudas económicas a las más pobres entre las pobres (Madres del Barrio), una ley contra la violencia de género (sin mecanismos ni estructuras para garantizan su cumplimiento) en una realidad que la deja casi como letra muerta. Un proyecto hoy entra en completa decadencia y que nunca fue realmente ni socialista ni feminista.
Luego de tener mayoría en la Asamblea Nacional, la discusión sobre la legalización del aborto siempre se negó porque era un “tema muy polémico”, no existió la mínima intención de aprobarlo, mientras cientos de mujeres mueren por aborto clandestino. Según el “diagnóstico de los factores del embarazo a edad temprana” con cifras del 2014, un 11,4% de los embarazos de mujeres adolecentes terminan en abortos, más de la mitad (55%) de los embarazos en adolescentes son no deseados, en 2012 cada 10 días murió una mujer por causa de abortos (La Razón). Ese mismo año en la maternidad concepción palacios se atendieron 2.336 complicaciones por abortos mientras que en el 2015 se registraron 1.222 casos.
La violencia es un problema creciente del que ni el gobierno ni la derecha dicen una sola palabra. Se estima que en el 2016 existieron 169 víctimas por femicidios: “Venezuela es uno de los países con las cifras más altas de violencia contra la mujer. Se calcula que 40% de las mujeres venezolanas han sido, son o serán víctimas de algún tipo de violencia. Es decir: 4 de cada 10”, explicó Beatriz Borges, directora de la ONG Cepaz. Borges enfatizo que “Existe 96% de impunidad en las denuncias que se hacen de estos casos. Datos de la Fiscalía General de la República indican que la segunda causa de muerte violenta en el país es el feminicidio” (El Nacional, 26/11/2016).
Aparte de todo esto en la actualidad las demandas de la comunidad LGBTI, como lo es el matrimonio igualitario y el reconocimiento de su identidad de género están lejos de aprobarse. La ausencia de derechos solo multiplica la desigualdad y la discriminación que sufren las personas LGTBI, sobre todo entre la juventud, en el acceso a salud, educación y un trabajo digno. La ley de identidad de género y el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo siguen siendo negados, tanto por el gobierno (que mantuvo la formulación “el Estado protege el matrimonio entre un hombre y una mujer”) y la derecha que no representa ninguna perspectiva para conquistar derechos básicos para las personas LGBTI.
Mientras tanto la oposición de derecha agrupada en la MUD, desde que tiene mayoría en la Asamblea Nacional tampoco ha movido ni un dedo por los derechos de las mujeres, ya que parte fundamental de su apoyo es la cúpula de la iglesia católica. Con la primera diputada trans, militante de Voluntad Popular, las demandas de la comunidad LGBTI siguen estando debajo de la mesa, ella misma no las pone en el centro de la escena, y está perfectamente callada con respecto al ajuste (que ellos mismos aplicarían con sus amigos los empresarios), y por supuesto hace demagogia con el tema del hambre jugando así con las necesidades de las mujeres trabajadoras y pobres.
Es necesario que las mujeres salgamos con banderas completamente independientes del gobierno y la MUD por nuestras demandas
En América Latina, el feminismo que se resguardó en las ONG, en los parlamentos o en las oficinas de los gobiernos posneoliberales y “progresistas”, no representó ninguna alternativa para los millones de mujeres que siguen sufriendo las consecuencias del aborto clandestino, la violencia machista y la desigualdad. Es así que en nuestro país, después de casi 20 años de un gobierno que habló hasta por los codos de “revolución”, “socialismo” y “feminismo”, nos quieren vender gato por liebre y grupos como la Araña feminista apoyan esta farsa. Planteando una propuesta política que está ligada a un gobierno que viene aplicando medidas antipopulares y cada vez más antidemocráticas.
Apoyan la propuesta del mismo gobierno que junto a los empresarios descarga la crisis sobre los trabajadores y el pueblo pobre, esa crisis que nos golpea más fuerte a las mujeres. Es el mismo gobierno que restringe y reprime las movilizaciones y luchas que se le oponen. Así, mientras durante los años de Chávez estas compañeras cimentaron la equivocada idea de que apoyando al gobierno y sus políticas se podían conseguir nuestras demandas, que mediante al lobby en el Estado se podía avanzar, ahora es peor porque pregonan que se hará de la mano de un gobierno cada vez más antipopular, autoritario y represivo.
[Versión resumida de post originalmente publicado en http://www.laizquierdadiario.com.ve/Constituyente-feminista-o-farsa-de-constituyente?id_rubrique=5442.]
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