miércoles, 4 de junio de 2014

Vladimir Aguilar: "Los consejos comunales han debilitado las organizaciones tradicionales indígenas”


Pepe el Toro

Vladimir Aguilar profesor universitario de La Universidad de Los Andes, coordinador del Grupo de Trabajo de Asuntos Indígenas y miembro del Centro de Estudios Políticos y Sociales de América Latina (CEPSAL). Como abogado cuenta con una vasta experiencia en la defensa de los derechos indígenas, con quienes mantiene un intenso trabajo comunitario y de base. El Libertario conversó con él para conocer su opinión sobre las políticas estatales dirigidas a los pueblos originarios.

- ¿Qué pasa con los consejos comunales indígenas?

- Cuando se nos pidió consulta sobre el rol de los consejos comunales (CC), si había la posibilidad de establecer algún tipo híbrido de expresión comunal en el ámbito de las organizaciones indígenas, y principalmente en el ámbito de las comunidades indígenas, siempre dijimos que eso era perverso. Lo que había que hacer era reforzar las organizaciones tradicionales indígenas, tal cual como estaba contenido en la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (LOPCI), que señala, hablaba y especificaba la importancia de reforzar, de darle legitimidad a esas organizaciones tradicionales. Los CC son una forma de organización que en el ámbito comunitario lo que ha creado es fragmentación, problemas y confrontaciones, y en última instancia, ha tenido como consecuencia el debilitamiento de las organizaciones tradicionales indígenas. De manera que para nosotros los CC en el ámbito de los territorios y las comunidades indígenas no tienen razón de ser. Como dato curioso encontramos que no hay un solo CC en territorios indígenas en Venezuela donde, por ejemplo, se hayan solicitado recursos para un tema tan importante como es la demarcación de territorios. Los CC cuentan con un presupuesto, con una asignación del Estado y curiosamente nos ponemos a hacer un examen de los CC indígenas que existen en el país y vamos a encontrar que no hay uno solo en territorio indígena que haya utilizado los recursos para avanzar en los procesos de demarcación. Es una situación curiosa, pues podríamos estar ante la expresión más evidente de este proceso de cooptación: Los recursos se solicitan para cumplir responsabilidades del Estado. Lo que hay es una transferencia de responsabilidades del Estado y eso ha generado los problemas que encontramos en los CC en barrios, en otros ámbitos de organización popular, que también lo estamos encontrando en las organizaciones indígenas, generando mucha fragmentación y enfrentamiento y, más o menos reproduciendo lo que son los mismos problemas de corrupción que encontramos en otros ámbitos de la administración pública.

- El gobierno ha promocionado como un avance la creación del ministerio de pueblos indígenas. ¿Cuál es tu valoración del papel que ha cumplido este organismo?

- Hay que decir que el movimiento indígena venezolano que confluye en el Consejo Nacional Indígena de Venezuela (CONIVE) es el resultado de procesos organizativos de carácter regional. Hemos dicho que en ninguno de los papeles reivindicativos ni del CONIVE ni de las organizaciones de base estaba planteada la creación de un ministerio. Lo digo porque uno podría decir que el ministerio es como una concreción de una vieja aspiración que tenía el movimiento indígena venezolano y no es así. Decimos que el Capítulo 8 de la Constitución (CRBV) es el resultado de un conjunto de aspiraciones y reivindicaciones que el movimiento indígena venezolano tenía desde hace un tiempo atrás, y que fueron reconocidos en un pacto social, un contrato. No solamente en el ámbito interno, sino que el movimiento indígena venezolano venia participando en foros donde venía siendo partícipe de todas estas negociaciones a nivel internacional sobre este catálogo de derechos que  finalmente entran a la CRBV en el año 99. Cuando eso surgió saludamos la idea porque obviamente había expectativas, pues la primera ministra de pueblos indígenas había sido hasta ese entonces la presidenta del Conive. Incluso asumíamos que el ministerio era el que, en el año 2007 a casi 8 años de mora del proceso de demarcación, se iba a poner al frente del proceso de demarcación. Cuando comenzamos a ver el desarrollo y evolución del ministerio, nos dimos cuenta y creo que es el balance que se puede hacer al día de hoy, que verdaderamente este ministerio posee unas características colonialistas, racistas hacia sus propios pueblos que deja mucho que desear. Situación que da pena y que es perversa, pues ha sido sistemático. El ministerio ha ido contra los derechos contenidos y reconocidos en nuestra propia CRBV, aspecto este que va a requerir de un balance que tarde o temprano las organizaciones indígenas tendrán que hacer. Para nosotros ha sido muy nefasto, pues ha sido una burocracia indígena enquistada en el aparato del Estado en connivencia con el resto de los ministerios, que han venido aplicando políticas desarrollistas en territorios y hábitats indígenas sin ningún tipo de consulta.

- El ministerio habla mucho de un socialismo indígena, ¿eso qué significa?


- Creo que es un clisé. Es parte del panfleto ideológico en el que andamos, no solamente válido para los indígenas sino en general. Se aplica al movimiento indígena y el ministerio opera aquí como una institución del Estado y del poder de turno, y del proyecto del momento actual, justamente en esa perspectiva, pero creo que no dice absolutamente nada, más allá que los indígenas en algunas comunidades lleven su camisa roja, lleven sus gorras del partido, etc. No veo trascendencia alguna. Incluso en el propio intento que la ministra tuvo, en algún rato, de tratar de conceptualizar eso de socialismo indígena, de socialismo indígena bolivariano indoamericano, en esa pretensión que ella tuvo en algún rato de explicarlo y justificarlo. Cuando se buscan los informes del Minpi hay un intento de darle contenido, pero se queda con las ganas de ser explicado, no tiene ningún sustento. Creo que los resultados han sido para mantener movilizada, en este caso a la población indígena. Ha sido una consigna para mantener movilizado a un electorado que se mueve en tiempos de elecciones y siempre va a estar preparado para este proceso plebiscitario en el cual nos encontramos desde el año 99, donde ha habido una recurrencia de elecciones y la gente tiene que estar movilizada por las elecciones, porque esas elecciones es “la batalla final” y en esa batalla final es la batalla entre el todo y la nada.  En consecuencia el panfleto ayuda a que la gente se mantenga despierta.

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