jueves, 5 de junio de 2014

Opinión - Más sobre la policía en Venezuela


Gabriela Ibáñez

[Nota de El Libertario: este reporte es la segunda parte de una investigación cuya sección inicial puede leerse en http://periodicoellibertario.blogspot.com/2014/05/un-retrato-de-la-policia-nacional.html.]

Para un 5 (jefe policial) municipal, la reorganización de los cuerpos de policía en Venezuela desde 2006 no ha tenido resultado: los índices de criminalidad han subido de forma expansiva y las críticas al sistema policial se mantienen, a pesar de existir una academia como la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES). El problema radica en la falta de incentivos y compensaciones a los efectivos, así como una formación rigurosa que incluya el monitoreo y seguimiento de los mismos.

“La seguridad de un ciudadano no puede valer lo mismo que el salario de un policía”. Un Jefe de Policía Adjunto Municipal gana ocho mil quinientos bolívares (Bs. 8.500,00), el equivalente a unos 160 dólares americanos, mientras que la canasta básica alimenticia sobrepasó los 17.000,00 bolívares. Su responsabilidad es la vida y seguridad de un millón de venezolanos, servicio que presta por “ética y mística de la profesión”, en uno de los municipios capitalinos con el mayor índice de secuestro y extorsión.

El modelo policial propuesto por el gobierno revolucionario, según diversas fuentes consultadas, no está acorde con la realidad venezolana. Los salarios exiguos, la presión política insertada a través de la formación UNES, la extinción de cuerpos como la Policía Metropolitana, por ejemplo, han tenido como consecuencia mayores violaciones de los DDHH, impunidad y delincuencia.



Policías por Credo

Palacios, funcionario del Cuerpo de Investigaciones Penales y Criminalísticas (CICPC), afirma que su salario no le alcanza para llegar a fin de mes, pero como puede le rinde “muchas veces le resolvemos los casos a la gente y ellos nos dejan algo, nosotros no se lo pedimos, ellos nos los dan…”. Lo cierto es que Palacios no solo nos advierte sobre el salario, sino sobre las debilidades que antes mencionamos en los cuerpos de seguridad. “Nosotros somos los que resolvemos casi siempre, ahora a los policías nuevos los matan (refiriéndose a la Policía Nacional Bolivariana)”.

Ciertamente el CICPC, aún cuando es el órgano de seguridad más violento, también ostenta el mayor índice de resolución de criminalidad. Rincón, detective de este ente policial indica que intentó obtener la licenciatura en la UNES pero, esa universidad no le aportaba el conocimiento que deseaba en relación a la Universidad de los Andes donde curso Ciencias Criminalísticas. “Ellos no preparan para lo que uno ve en la calle…y tratan de ideologizarte cuando yo ni siquiera creo que lo estén haciendo bien”.

Para Rincón ayudar a las víctimas es el único incentivo para prestar servicio: “ Yo he renunciado a muchas cosas…aquí uno tiene que caerse a tiros con esas lacras y muchas veces despacharlos para que no vuelvan a delinquir, pero hay que hacerlo bien por la cosa de los Derechos Humanos, porque si lo llevas a una fiscalía, allí lo sueltan o lo mandan a las cárceles con los pranes donde delinquen seguros”. Al inquirirle sobre la violación de DDHH nos repregunta: ¿Quién le viola los derechos a quién? Refiriéndose a los delincuentes y los policías.

Formación Policial Política: De PM a PNB

Ahora bien, mucho se ha especulado, sobre la conformación de la Policía Nacional Bolivariana como cuerpo de seguridad y sus orientaciones políticas, a partir de la doctrina revolucionaria del gobierno socialista en Venezuela.

La percepción ciudadana sobre la desaparición de la Policía Metropolitana (PM) es muy similar a la formulada por ex funcionarios de este cuerpo de seguridad, quienes catalogan este hecho como una factura política, por contar entre sus filas a detractores abiertos de las políticas gubernamentales del gobierno de Hugo Chávez, entre 1999 y 2004.

Para Ayala, ex policía metropolitano, el nuevo modelo policial que responde la Policía Nacional Bolivariana nada tiene que ver con la formación que recibían en la PM durante los 70 años de existencia, tiempo en los que a su juicio, la política no formaba parte del entrenamiento táctico ni doctrinario. “A la PNB le hace falta disciplina…han sido muy sutiles y permisivos en su formación afectando al cumplimiento de sus funciones, al punto de cuestionar las órdenes de sus superiores”.

Existen denuncias sobre la inclusión de temas políticos en las pruebas de homologación para los funcionarios que provenían de la extinta Policía Metropolitana y otros cuerpos de seguridad, con aspiraciones a obtener un rango superior en la nueva policía nacional (PNB). Los policías a los que logramos entrevistar hicieron referencia a algunos problemas como la conformación de consejos comunales y el modelo revolucionario.

Dime dónde vives y te diere quién eres

Aún cuando la PNB fue concebida como la policía para el resguardo de los DDHH, como se pudo ver en la primera entrega de esta investigación, los excesos por inobservancia de los superiores están a la orden del día. Los mismos miembros de la PNB a diferencia de la PM, son víctimas de los brutales cambios culturales, económicos y sociales por lo que ha atravesado el país en los últimos 15 años.

“…Muchas veces el ser víctima crea victimarios con poder dentro de las filas de un cuerpo policial…ya poco se ve la investigación del historial policial  (IHP) de quienes ingresan a la UNES o la PNB, o las investigaciones al hábitat donde hacen vida los aspirantes a policía y eso a la larga es un error”.

Sin embargo, para la Universidad Experimental de la Seguridad (UNES) es de vital importancia que sus estudiantes hagan relación con la comunidad “nuestra policía debe ser parte de la comunidad”, sin distinción de cuál tipo de comunidad. Las fotografías en las que se aprecia tal intercambio social de la policía con la comunidad, nos remiten al “Barrio”, la unidad social más pobre de la Venezuela actual, donde esencialmente radican un buen número de bandas criminales, así como hombres y mujeres honestos.

Guerrero, funcionario de una policía municipal y ex PM afirma que “el policía no siempre tiene que ser pobre, para eso uno se forma y asistimos a cursos, hacemos, maestrías, especializaciones y buscamos ascender dentro de nuestro cuerpo. Yo tengo una vocación aspiracional…que daría yo por vivir en el municipio para el que trabajo”.

En este sentido Ayala nos mencionó: “no tenemos acceso a una vivienda propia, y seguimos haciendo vida en los barrios donde tenemos que convivir con los delincuentes, no necesariamente ser amigos, pero nos llevamos bien con ellos, para que nos respeten. Hay una pérdida de la ética y la mística policial, cuando tenemos que hacer esto”.

Condición sociopolítica y el servicio policial

Aquí un relato de cómo parte de la doctrina de la nueva PNB podría ser defender la condición social, como un sello de origen, que define la ascendencia política y por tanto, el ingreso al cuerpo de seguridad: Elio Valle, agente de la PNB, a quién observamos durante un proceso policial en las inmediaciones del centro de Caracas, indicó a una joven recién detenida (periodista que grababa fachadas de un edificio del Estado) que él no era educado como ella, pero tenía que hacer su trabajo (llevársela al comando) y aunque expusiera sus ideas y conocimientos de la ley, poco le importaba. “Yo la respeto a usted, pero esto no es Chacao, ni Baruta (municipios opositores) donde la gente hace lo que le da la gana…mire bien esta placa, allí dice PNB, nacimos en revolución y defenderemos el legado del comandante”. Mientras esto sucedía una aglomeración de curiosos se acercó al encuentro entre el PNB y la presunta transgresora del orden público. Algunos la llamaron “Gurimbera,” mientras el policía iba despojándola de sus pertenencias, para requisarla y trasladarla al comando.

Entonces ¿Qué cuerpos de seguridad tiene Venezuela? (Cada cual hace lo que quiere, aplica su pensamiento político y violenta o no las leyes, con hambre o sin ella).

[Tomado de http://eltoque.com/texto/la-poli-en-venezuela-parte-2.]

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