sábado, 7 de junio de 2014

Opinión: Contra el fútbol

Huascar Rodríguez

El antifutbol es como el anticlericalismo: una causa perdida. Pero aun así, como el anticlericalismo, es una causa que vale la pena. Debe quedar claro desde un principio que no me opongo a la práctica lúdica de cualquier tipo de actividad física. Lo que entiendo por antifutbol es el rechazo a la práctica futbolística institucionalizada y profesionalizada mediante clubs y/o mediante "selecciones nacionales" porque ello deriva inevitablemente en formas piramidales de organización, en una mercantilización salvaje, en la exaltación de la cultura televisiva y en el nacionalismo en su peor versión: el chauvinismo y el fascismo.
                
En contraste con lo que muchos nos quieren hacer creer, varios estudiosos han demostrado que los deportes tal como los conocemos hoy no tienen sus orígenes en la antigüedad, sino más bien se trata de prácticas plenamente modernas y articuladas a un tipo muy concreto de economía. Es evidente la estrecha dependencia histórica existente entre los deportes y el capitalismo. Las íntimas relaciones entre las prácticas deportivas institucionalizadas y el capitalismo explican por qué los deportes modernos aparecieron por primera vez en Inglaterra coincidiendo con los inicios de la revolución industrial, tal como ha demostrado Richard D. Mandell en su Historia cultural del deporte. Pasa que el capitalismo naciente entre los siglos XVIII y XIX necesitaba ejercer el poder sobre los cuerpos (lo que Foucault llamó disciplina) y ello tenía que ver con la imposición de un espíritu de obediencia, destrezas controladas y cierta racionalidad, por lo cual la educación física, la eugenesia y los deportes asumieron un rol cada vez más protagónico en las instituciones e incluso en la vida cotidiana.
                
Pero ni siquiera es necesario meterse en disquisiciones históricas o teóricas para observar el papel ideológico reaccionario que desempeñan los deportes, y especialmente el futbol, en la conservación y reproducción del capitalismo y de los estados. ¿Cuáles son los mensajes o valores que transmite el futbol?: consumismo ciego, pasividad, chauvinismo, intolerancia y machismo.             


Resulta curioso repasar las ideas de los pro-futbol. Hay muchos académicos, e incluso izquierdistas tipo Galeano, que dicen: "pero el futbol también es popular". Yo pregunto: ¿desde cuándo lo popular es sinónimo de emancipación? ¿Acaso el fascismo no era popular? Afirmar que el futbol es parte de la cultura popular no invalida el argumento de que dicha práctica deportiva mediatizada por el capital es una forma de dominación y de conservación de un régimen global opresivo y autoritario. Además ¿las clases altas no son futboleras al igual que lo es "la plebe"? Otros dirán: "pero el futbol es un fenómeno y un objeto muy interesante para las ciencias sociales". Seguramente los "sociólogos del deporte" y otros especímenes de la fauna de las ciencias sociales, incluyendo a Norbert Elias,  podrán solazarse en analizar a las barras bravas o lo que sea que tenga que ver con el futbol y los deportes, pero eso no tiene nada que ver con lo que aquí pongo en cuestión y tampoco invalida mi argumento.

Por otra parte existe otro tipo de personas, muchas académicas y también izquierdistas, que ven en el futbol un "arte", una "ciencia" o incluso "poesía". Ello por las piruetas que ciertos hombres -siempre hombres y no mujeres- hacen con una pelota. No obstante, desde otro punto de vista, las piruetas de un street skater o de un snowborder marginal podrían ser igual o más "poéticas" que las que realiza Messi o cualquiera de esos multimillonarios con nula capacidad de reflexión a quienes adoran determinadas multitudes fanatizadas y enajenadas. Finalmente hay otras gentes que dicen: "el futbol es una terapia donde los estresados se liberan al gritar e insultar al árbitro" y "además el futbol es también una identidad". Si bien el futbol quita el stress a algunos también puede ocasionar lo opuesto: tensión y decepción (recuerden los suicidios del maracanazo). Asimismo, existen varias formas desahogo y de terapia más allá de ir al stadium: desde asistir a un concierto grindcore hasta salir a correr. Respecto a que el futbol es una identidad eso es innegable. Sin embargo, no existe la identidad futbolera por sí misma: las gentes tienen varias identidades y son rockeras o indígenas así como son fanáticas de boca juniors o darks a la vez. Es decir que la identidad futbolera casi nunca es la única ni la más determinante en la vida individual o colectiva.

En una palabra, el futbol es, o debería ser, incompatible con toda persona que profesa el cambio social, critica el capitalismo o simplemente aspira a vivir una vida menos mediatizada por el autoritarismo. El futbol es dominación de los cuerpos, pero al mismo tiempo es dominación ideológica: una dominación de las mentes. Pensando en Bolivia, no es casual que Evo Morales sea futbolero y que una de sus políticas sea la construcción de "elefantes blancos" destinados a las prácticas deportivas, privilegiando tales infraestructras, sumamente costosas, antes que garantizar y/o mejorar el acceso a agua potable, alimentación sana, reciclaje, salud, educación de calidad o servicios básicos en general, tareas que, supuestamente, debería llevar a cabo un gobierno del "socialismo del siglo XXI" que como sabemos es una farsa.

Dicho de otra forma, el futbol es la forma más tiránica y las más contundente que tiene el capitalismo para legitimarse y reproducir la dominación social y económica de unas clases sobre otras. El futbol inculca sentimientos nacionalistas y estatalistas, y también promueve el consumismo y la pasividad. La tiranía del futbol genera una alienación tal que opera como un bálsamo imaginario y televisivo frente a la miseria del mundo. El futbol es un dispositivo disciplinario e ideológico con componentes fascistas. El futbol es patriarcal y machista (aunque existiera -¿existe?- un mundial de futbol femenino éste nunca alcanzará las dimensiones del "verdadero" mundial, es decir del de los hombres porque el futbol, en última instancia, es un deporte "de machos". Además el futbol, casi por definición, asigna a las mujeres una posición subalterna y decorativa). El futbol es el nivel más aberrante de la sociedad del espectáculo. Es una forma en que el sistema dice: "todo es una mierda pero todo está bien".

Estos temas son, o al menos eran hasta hace poco, un tabú en medios radicales y críticos. Piensen en el mundial de futbol de Argentina llevado a cabo en plena dictadura militar. Aquél mundial, que ganó Argentina probablemente con trampas, sirvió para legitimar un régimen asesino y reaccionario, evento que los izquierdistas argentinos han debatido poco. O piensen en el mundial más reciente que ganó España y que en la península ibérica generó que vascos, catalanes, gallegos y andaluces sean "un solo pueblo" bajo la ignominiosa bandera española, incluyendo a okupas y anarquistas con pocas excepciones.  

No obstante el próximo mundial, quizá por primera vez, está generando una conciencia crítica muy fuerte y esperanzadora: Brasil, uno de los países más futboleros del mundo, de pronto tiene miles de personas antifutbol en las calles dispuestas a manifestarse contra el espectáculo mundialista que se acerca. Muchos dirán: pero esos manifestantes no son antifutbol, simplemente reclaman atención de su gobierno para obtener mejores condiciones de vida. En mi perspectiva son antifutbol por el sólo hecho de que se oponen al mundial, criticando también, en varios casos, a una institución siniestra y corrupta llamada FIFA.

En fin, nada de lo aquí dicho es una novedad pero ojalá que los indignados de Brasil y del mundo incendien los stadiums.


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