miércoles, 31 de marzo de 2021

UCV y ULA, retrato de dos universidades históricas convertidas por la dictadura en recintos moribundos

 

 I .- Universidad Central de Venezuela: perdiendo la lucha por vencer la sombra

Axel Suárez

Presupuesto insuficiente que deriva en fallas en comedores, transporte y mantenimiento de la infraestructura, bajos salarios e inseguridad. Esta es la realidad que afronta la Universidad Central de Venezuela, la más grande y antigua del país, con sede en la Ciudad Universitaria de Caracas declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en el año 2000 y que el 22 de diciembre cumplirá 300 años. Aún así, lucha por sobrevivir al abandono y la crisis y seguir siendo fiel a su lema: La casa que vence las sombras

La vulneración del derecho a la educación por parte del gobierno de Nicolás Maduro ha afectado el proceso de enseñanza. La suspensión de clases producto de la pandemia de COVID-19 que obligó a migrar a internet, también.

¿Hoy se puede "vencer la sombra? sin clases a distancia?

La educación se imparte a través de internet, pero la lentitud en la conectividad, los cortes drásticos y no programados de electricidad en el interior del país; y la falta de preparación de los docentes para estas tareas disminuyen las condiciones. Pocas facultades han podido avanzar durante la pandemia.


El imprescindible presupuesto

El déficit presupuestario complica el mantenimiento de la planta física. A la UCV solo se le aprobó el 2,27% del presupuesto solicitado.  En octubre pasado, la rectora García Arocha criticó ese monto y ejemplificó que para gastos de personal el gobierno solo enviará 1,19 del monto solicitado. “Un personal capacitado con los más altos estándares profesionales que ubican a la universidad autónoma venezolana en los rankings educativos más prestigiosos y que actualmente posee salarios inferiores a 5 dólares”, dijo en declaraciones a la prensa

El deterioro es evidente. En junio de 2020 colapsó un tramo del techo de una de las caminerías centrales al aire libre, parte icónica del complejo universitario. La situación ya era grave antes de la pandemia del coronavirus.
 

En manos del hampa

De los 175 actos vandálicos documentados por la ONG Aula Abierta entre marzo y diciembre de 2020, al menos 10 afectaron actividades de investigación y 17 servicios estudiantiles. En los reportes de esta organización, que defiende el derecho a la libertad académica, resalta el ingreso de sujetos armados al instituto de Medicina Tropical en abril de 2020. Semanas después, desconocidos robaron y causaron destrozos en el comedor universitario y la biblioteca de la UCV–núcleo Cagua.

En mayo fue robada la única unidad de transporte operativa de la Escuela de Geología, Minas y Geofísica de la Facultad de Ingeniería. Ese mismo mes el hampa ingresó al cafetín conocido como “El Cuadrado”, frente a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la universidad. El último hecho registrado por Aula Abierta en la UCV, que afectó los servicios estudiantiles, fue en junio de 2020, cuando sujetos hurtaron cableado, brequeras y dos lavamanos del comedor universitario del núcleo Cagua. Los espacios de la casa de estudios hoy están prácticamente desvalijados.

Todo esto tiene un origen. El secretario de asuntos nacionales de la Federación de Centros Universitarios (FCU), Miguel Barone, criticó que para el 2021 solo fue aprobado el 2,7% del presupuesto solicitado por la UCV. Según Barone, más del 40% de los estudiantes ha desertado para trabajar. “Esta es la realidad de la UCV, paralizada incluso desde antes de la pandemia”.

[Tomado de https://www.correodelcaroni.com/especiales/la-academia-en-venezuela-una-muerte-lenta-que-puede-evitarse-i/.]


II.- Universidad de Los Andes, de manos atadas y al borde del abismo

Alexander González
 
La pandemia del Covid-19 dejó “varados” a más de 30 mil ulandinos. La Universidad de Los Andes (ULA), una de las más influyentes del país con su sede principal en la ciudad de Mérida y presencia física en otras localidades de los estados Mérida, Táchira y Trujillo, tuvo que reinventarse.

Con una cuota presupuestaria para el ejercicio fiscal 2021 de 1.471.641.919.854,00 de bolívares, (más de 817.000 dólares) las decisiones a lo interno de la ULA sobre la manera de afrontar la crisis académica dejan un camino minado de incertidumbre. El documento “Diagnóstico de las Potencialidades de Reinicio de la Universidad de Los Andes”, elaborado por la Comisión Educación-COVID y la Sub-Comisión Educación a mediados de 2020, reveló que el camino para concretar la educación digital o virtual está repleto de obstáculos ajenos a la universidad.

El rector de la ULA, Mario Bonucci, destacó que antes que la COVID-19 apareciera,  los profesores se las ingeniaban para que las clases presenciales no se detuvieran, como consecuencia de problemas “tan cotidianos” como ausencia del servicio eléctrico, falta de efectivo para pagar el transporte, crisis de gasolina o la precariedad de sueldos de miseria que se evaporan en los bolsillos del personal. El estudio reveló datos interesantes. La comunidad de la ULA suma 30 mil personas y en la encuesta participaron 6 mil 527 miembros de esa comunidad, poco más del 20%.

Amenazas que penden sobre la ULA

-  Más de la mitad de alumnos y 80% de los profesores manifiestan que sus conexiones a Internet son inestables.

- Más de 3 mil estudiantes no cuentan con conexiones a Internet.

- Poca información sobre el estado técnico, capacidad y actualización de computadoras y teléfonos de alumnos y profesores.

- Servicio eléctrico impredecible e inestable.

- Resistencia al uso de tecnologías e innovaciones por parte de alumnos, profesores y personal administrativo.
    
- Precaria estructura tecnológica a lo interno de la ULA.

- Necesidad de grandes inversiones en la plataforma, apoyo de espacios físicos e incorporación de personal especializado en el área de estudios virtuales.
 
- Amenaza constante de la delincuencia. Entre marzo y diciembre de 2020 la ULA reportó 61 robos y/o hurtos de equipos, la mayoría de laboratorio y de computación, y 9 incidentes de seguridad, según el Observatorio de DDHH de la ULA.

¿Qué dicen los estudiantes?

Para Rodolfo Paredes, presidente adjunto del Centro de Estudiantes de la ULA-Trujillo, las fallas en el sistema eléctrico y de conexión a internet, la falta de herramientas y dispositivos de profesores y estudiantes constituyen un escenario que niega el derecho humano a la educación.

[Tomado de https://www.correodelcaroni.com/especiales/la-academia-en-venezuela-una-muerte-lenta-que-puede-evitarse-ii.]


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