martes, 11 de junio de 2019

Autopsia del feminicidio en México



Carlos de Urabá

Mientras se desarrolla el concierto de Carlos Santana ante miles de fanáticos en el auditorio Telmex de Guadalajara, a unos cuantos kilómetros de allí se consuma un bestial crimen contra una niña de tan solo cuatro años. Este es un nuevo caso de violencia de género, un acto cobarde y deleznable cometido por un monstruo sediento de sangre y carne virginal. Ahora Carlos Santana interpreta su conocida pieza “Samba pa’ ti” que desata el delirio de un público que se rinde a los pies de su ídolo.

Al día siguiente los diarios locales publican en primera página una foto del famoso roquero de origen tapatío rasgando su guitarra con el titular: “Carlos Santana apuesta por transformar el mundo para que haya paz, amor y unidad”. A un lado y en la parte inferior izquierda aparece la foto de un cuerpo tapado con una sábana. En letras rojas reza: “Niña asesinada a golpes en Jocotepec”.
 

Como es habitual en estos fatídicos casos la policía hace indagatorias y recaba pruebas mientras los servicios médicos forenses se encargan de retirar en una camilla el cadáver de la menor a la que denominan NN hasta que se compruebe su identidad. En la ciudad de Guadalajara entre los meses de diciembre y enero se contabilizaron 199 homicidios -lo que significa que estos han sido los dos meses más violentos desde que se llevan estadísticas.

¿Tal vez fue violada? ¿Es un nuevo caso de feminicidio? ¿Quién sabe? Es difícil dar una respuesta mientras no se le haga la autopsia y los médicos dictaminen las causas del deceso. A lo mejor sus padres ya hayan reportado su desaparición y sea más fácil identificarla. Aunque seguramente este caso, como el 90% de las carpetas de investigación, con el tiempo sea archivado al no encontrarse testigos que declaren o evidencias fehacientes que lleven a la captura del autor o autores del infanticidio. Lo más seguro es que como siempre reine la impunidad. Al menos no la desaparecieron enterrándola en una fosa común o la disolvieron en ácido para borrar todas las huellas. En todo caso sus padres tendrán que asumir resignados la pérdida o el martirio de un ser querido.

Hay que reconocer con profunda tristeza que en las morgues, funerarias y camposantos es donde hoy se escribe la historia del México contemporáneo. Cada mañana los titulares de prensa, los noticieros de televisión, la radio o las redes sociales nos dejan absortos y sin aliento. Nos abruma el amarillismo o sensacionalismo que se explotan a destajo para captar el mayor número de clientes (lectores, oyentes o televidentes) aprovechando las tragedias y los dramas ajenos de los que difícilmente podemos evadirnos.

Una vez que se identifique el cuerpo de la niña, será entregada a sus familiares para que le den cristiana sepultura. Como manda la tradición, los deudos de riguroso luto conducen el ataúd de la difunta hasta la iglesia donde el cura ejercerá su papel de médium para que dios padre todopoderoso le abra las puertas del cielo. Sus padres, entre lágrimas de impotencia, intentan reprimir su dolor y la rabia. Las oraciones serán su único bálsamo de consuelo. El sacerdote al terminar la homilía asperja agua bendita sobre el ataúd y haciendo la señal de la cruz la despide con el consabido “descanse en paz”. Al menos ahora el angelito ya está en el paraíso celestial y no en este mundo cruel tan degenerado y perverso.

La industria de la muerte no deja de producir cadáveres y son tantos, que nos hacemos insensibles y preferimos pasar página y mirar para otro lado. En Jalisco de los casi 500 casos de desapariciones forzadas no existe ni una sola condena en los tribunales. “Al fin yal cabo solo son ajustes de cuentas entre bandas criminales” –se disculpan las autoridades. Por eso en muchos pueblos del México profundo si el violador es capturado infraganti, se le quema vivo.

En los tribunales los jueces son muy quisquillosos y les gusta ejercer de abogados del diablo: ¿qué hacía la señorita a tan altas horas de la madrugada en esos antros de perdición? ¿Por qué visten de esa forma tan provocativa? Parece ser que si una mujer es bella o atractiva es un atenuante. Y en el colmo la señora Ana Ferráez, diputada del partido Morena por Veracruz, planteó la posibilidad de decretar un toque de queda a partir de las 10 de la noche para proteger a las mujeres ante la ola de inseguridad que dejó 26 feminicidios en 52 días. ¿Cómo prevenir estas agresiones, violaciones o asesinatos? La respuesta queda en el aire, pues todas son bonitas palabras y vanas promesas pero en el fondo cuando cae la noche en cualquier esquina te esperan los lobos en celo prestos a tenderte una celada. En los dos primeros meses del año 2019 en México se consumaron 147 feminicidios.

Podríamos estar narrando historias de amor como la de Romeo y Julieta o don Juan Tenorio, pero la cruel realidad nos encauza por otros derroteros.

Algunos responsables políticos consideran que los feminicidios son daños colaterales de la guerra contra el narcotráfico. Las víctimas son criminalizadas por los jueces y fiscales, quienes insinúan que tal vez tenían nexos con el crimen organizado o son novias de la mafia (“desechables”), “las han matado por venganzas o retaliaciones, o porque se dedicaban a la prostitución”, ¿alguien le cree a una prostituta cuando denuncia una violación? ¿Estarían traficando droga? ¿Pertenecían a una banda rival y por eso las balacearon? Caso cerrado.

Por Internet -páginas webs- o las redes sociales se exhiben harenes de chicas dispuestas a venderse o alquilarse al mejor postor (se cotizan dependiendo de su belleza o la perfección de su cuerpo). Son las conocidas “pre-pago” que voluntariamente se lanzan al estrellato ilusionadas con triunfar como modelos, escorts o masajistas. En incontables ocasiones caen en manos de los cárteles o las mafias que las utilizan de concubinas, las secuestran, las esclavizan y las obligan a prostituirse.

López Obrador hace unos días anunció que su gobierno le iba a conceder a la secta católica y a las sectas evangélicas espacios en canales de radio y TV con el fin de “moralizar” el país. A pesar de que México es un estado laico es necesario predicarla palabra de Dios para que el pueblo no se desvíe del “camino recto”. Ha llegado la hora del arrepentimiento y el perdón pues ya se ha derramado demasiada sangre. Si se quiere lograr una “cuarta transformación” hay que formar ciudadanos de bien como lo predica la Cartilla Moral que ha redactado Morena (muy parecida a la escrita por el filósofo Alfonso Reyes hace 75años). Haciendo énfasis en materias claves como la educación cívica y urbanidad, la solidaridad, el patriotismo y el cuidado de la naturaleza.

El primer mandatario ha proclamado solemnemente el fin de la guerra contra los cárteles y el advenimiento de una nueva era de “paz y amor”. “Ya no habrá más violaciones de derechos humanos, ni represión” -repite una y otra vez en voz alta. No sabemos si este será el mejor método para desmantelar las organizaciones delictivas que disponen de armas de última generación y que ejercen el domino en sus territorios a base de las extorsiones, sobornos y chantajes, ¿es posible combatir a esas células criminales con salmos responsoriales y bienaventuranzas? Que un país con más de 50 millones de pobres tenga que invertir más dinero en seguridad que en educación o salud es algo que nos deja atónitos.

[Artículo publicado originalmente en el periódico Rojo y Negro # 335, Madrid, junio 2019. Número completo accesible en http://rojoynegro.info/sites/default/files/rojoynegro%20335%20junio.pdf.]


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.