domingo, 2 de diciembre de 2018

Ricardo Flores Magón y la Revolución Rusa de 1917: “Dictadura es siempre tiranía”


Rigoberto Reyes S.



El objetivo en este breve ensayo es establecer con claridad cuáles fueron las interpretaciones que hizo el anarquista mexicano Ricardo Flores Magón en torno a la Revolución Rusa, justo en el momento de su desarrollo. Muestro cómo el anarquista oaxaqueño fue transformando su postura a medida que observaba el penoso desarrollo de los sucesos en Rusia, pasando de un franco apoyo a una postura sumamente crítica para finalmente distanciarse completamente del proceso ruso. La revisión de las posturas de Magón de dicho proceso revolucionario permite apreciar una capacidad crítica y analítica que sorprende, sobre todo tomando en cuenta que los últimos escritos de Magón fueron redactados mientras se encontraba preso y enfermo en Estados Unidos.



Ricardo Flores Magón, un anarquista perseguido en Estados Unidos



Ricardo Flores Magón ha sido probablemente el anarquista mexicano más destacado del siglo pasado, tanto por su pensamiento incisivo como por su incansable actividad política. Desde su temprana juventud participó en agitaciones antiporfiristas, además de escribir en periódicos de oposición a la dictadura encabezada por Porfirio Díaz. A pesar de su prolongado exilio en Estados Unidos y sus constantes estancias en prisión, Ricardo fue un intenso instigador de la revolución en México; a la distancia ayudaba a tejer redes entre rebeldes de todo el país, en buena medida gracias al periódico que fundó y animó hasta sus últimos días, Regeneración, un diario que, tras algunas ambigüedades iniciales, se convirtió en una publicación de propaganda y agitación anarquista que permitía mantener vivo y articulado el Partido Liberal Mexicano (PLM) [1], organización que llegó a esparcirse por distintos puntos de la región norte del continente americano [2]. Este diario también fue la principal tribuna para el pensamiento de Ricardo Flores Magón, cuya visión política madura era el resultado de una mezcla en la que, por un lado, había una poderosa influencia de Kropotkin y otros anarquistas metropolitanos y, por otro, una honda raíz que embebía de los pensamientos y urgencias de la gente de su tierra, en particular de los campesinos indígenas pobres con quienes convivió durante su infancia y juventud, una amalgama ideológica que le permitió hallar afinidad entre rebeldes de los más diversos orígenes, a pesar de los resquemores de algunos anarquistas puristas de Europa (Abad de Santillán, 1988: 55).



A comienzos de 1917, cuando la Revolución rusa iba en avanzada, Ricardo se hallaba en Los Ángeles, California, era un hombre de 42 años, recién librado del presidio pero cercanamente vigilado por el gobierno estadounidense, pues sus actividades de agitación eran intensas, a pesar de su frágil estado de salud [3]. En México, los cauces de la revolución se dirigían a su vertiente más moderada y constitucionalista en la que la radicalidad del mal llamado ―magonismo‖ no parecía tener cabida. Decididamente la influencia del PLM se hallaba en declive entre los revolucionarios mexicanos, a contramano el periódico Regeneración se había convertido en un referente para el anarquismo mundial y, en particular, para el estadounidense y el latinoamericano.



A pesar de este panorama aparentemente desolador, Ricardo Flores Magón se encontraba entusiasmado por lo que observaba en Europa; según su apreciación en medio de la devastación producida por la Primera Guerra Mundial estaba surgiendo una vigorosa fuerza social, por lo que ―estaba próximo el estallido de una Revolución proletaria‖ (Barrera, 1973: 163). En un artículo publicado en Regeneración el 23 de junio de 1917, Magón sostenía que la propia guerra mundial había tenido la ―virtud‖ de despertar a los pueblos de Europa, para él el mundo se había convertido en un volcán próximo a una erupción social cuyos primeros cráteres eran: México y Rusia (Barrera, 1973:164). Magón estaba al tanto del llamamiento que en Rusia hacían los trabajadores “para la revolución social en todos los países de la Tierra” (Magón citado en Barrera, 1973:165).



Simpatías iniciales con la Revolución rusa y con algunas ideas de Lenin



Tal como lo sostiene Abad de Santillán, la Revolución rusa produjo un gran entusiasmo en el anarquista de origen oaxaqueño (1988:63), al igual que en muchos revolucionarios de los más diversos signos ideológicos, en buena medida porque se trataba de una auténtica lucha armada de trabajadores que llamaban a la batalla internacional contra la burguesía. Dos artículos de Magón, publicados el 16 de marzo de 1918, muestran este entusiasmo desbordado no solo por la Revolución rusa sino por el propio Lenin. En el artículo titulado ―La Revolución Rusa‖, publicado en Regeneración, Ricardo Flores Magón, probablemente exaltado por la lectura de las Tesis de abril, pronunciadas por Lenin días antes, escribió:

“Nikolai Lenine, el leader ruso, es en estos momentos la figura revolucionaria que brilla más en el caos de las condiciones existentes en todo el mundo, porque se halla al frente de un movimiento que tiene que

provocar […] la gran revolución mundial que ya está llamando a las puertas de todos los pueblos; la gran revolución que operará cambios importantísimos en el modo de convivir de los seres humanos.” (Flores,

1918a:1).



En los párrafos siguientes, tras ensalzar también a la figura de León Trotsky, Magón citó un fragmento de un discurso de Lenin para finalmente concluir con arengas al levantamiento social, para Magón este era el inicio de la gran debacle del orden establecido, comenzando por Rusia. Es importante señalar que el fragmento del discurso de Lenin que Ricardo Flores Magón eligió resulta significativo, pues en él se hace un llamamiento a los pueblos del mundo a sumarse a la revolución internacional contra el sistema capitalista. No se menciona la dictadura del proletariado ni ningún otro elemento claramente vinculado con el comunismo autoritario que Lenin defendía.



Otro artículo aparecido en el mismo número de Regeneración (“Al borde del abismo”) está cargado de un potente lenguaje poético a través del cual Magón muestra a una burguesía mundial que se encuentra a punto de ser derrotada por las masas populares embravecidas e inspiradas por “el resplandor que de Rusia se extiende por el orbe entero” (Flores,  1918:1). No se trata de un artículo de ensalzamiento inocuo, sino de un llamado en defensa de la Revolución rusa ante una posible intervención por parte de la burguesía internacional para frenar el proceso:

“Y los zarpazos y las dentelladas se dirigen hoy contra Rusia, y un sol enorme, el Japón, se precipita a gran prisa sobre Siberia, con la esperanza de sofocar con su mole el incendio revolucionario, cuyo calor desentumece los miembros ateridos del proletariado universal.” (Flores, 1918:1).



Días después este texto apareció también en el periódico ácrata Fuerza y Cerebro (Tampico, Tamaulipas, 30 de marzo de 1918), acompañado de una traducción de un escrito ruso en defensa de Lenin.



No cabe duda de que para el PLM, a la sazón encabezado por el propio Ricardo y su viejo camarada Librado Ribera, la Revolución rusa representaba el inicio de un proceso de insurrección global que debía ser replicado cuanto antes en todos los puntos del orbe. Los anarquistas mexicanos sentían que se hallaban en un momento de profunda inflexión ante el cual tenían que reaccionar rápidamente; parecía momento de llamar nuevamente a la revolución, pero esta vez con una perspectiva internacionalista encaminada a la articulación de luchas, a pesar de sus diferencias y particularidades. Animados por dicha certeza, publicaron el 16 de marzo de 1918 el Manifiesto de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano a los anarquistas del mundo y a los trabajadores, en el que se diagnosticaba el presente como ―el momento precursor de la más grandiosa catástrofe política y social que la historia registra: la insurrección de todos los pueblos contra las condiciones existentes‖ (Barrera, 1973: 172) y se hacía un exhorto a los anarquistas del mundo a formar y organizar a las masas que estallarían ―ciegamente‖, para:

“[…] lograr que la rebeldía inconsciente no forje con sus propios brazos la cadena nueva que de nuevo ha de esclavizar al pueblo, es preciso que nosotros, todos los que no creemos en Gobierno, todos los que estamos convencidos de que Gobierno, cualquiera que sea su forma y quien quiera que se encuentre al frente de él, es tiranía, porque no es una institución creada para proteger al débil, sino para amparar al fuerte, nos coloquemos a la altura de las circunstancias y sin temor propaguemosnuestro santo ideal anarquista, el único humano, el único justo, el único verdadero”. (El PLM citado en Barrera, 1973: 173).



Una lectura cuidadosa permite observar que más que un plan práctico para desarrollar una revolución, se trata de una alerta para las y los anarquistas del mundo a la luz del cauce que tomaban los sucesos en Rusia, pues se encontraba en el proceso de construcción de un nuevo Estado. Su crítica a los gobiernos, sea cual fuere su signo político, no puede entenderse sino como un posicionamiento anarquista frente al comunismo autoritario que tomaba el poder en Rusia y que animaba a multitudes de trabajadores alrededor del mundo. Este manifiesto fue interpretado por el gobierno estadounidense como un documento sedicioso por lo que Ricardo y Librado fueron detenidos pocos días después de su publicación.



Cartas desde la cárcel. Críticas a la dictadura del proletariado en Rusia



Usando el manifiesto del 16 de marzo como prueba, ambos anarquistas fueron acusados por violar la ley de espionaje de los Estados Unidos (Ojeda, 1967:122) y rápidamente condenados a pasar varios años en prisión; 20 para Ricardo y 15 para Librado. Tras una breve estancia en la prisión en la isla de Mc Neil, Ricardo fue trasladado a la penitenciaría de Leavenworth, Kansas, en octubre de 1919, lugar en el que pasaría sus últimos años de vida encerrado, resistiéndose a pedir clemencia y perdón a las autoridades estadounidenses. Sus últimos años fueron difíciles; se hallaba constantemente enfermo y paulatinamente iba perdiendo la vista,  además el diario que durante tantos años le sirvió de tribuna había dejado de existir. Una de las pocas actividades gratificantes que realizaba era recibir y escribir cartas para amigos y camaradas, esta correspondencia da fe de que, a pesar de su precaria situación, sus ideas radicales se mantenían firmes, no obstante su tendencia al fatalismo que lo llevaba a pensar en una inminente muerte.



Es en estas misivas en las que lo personal se entretejía con lo político, en donde se pueden hallar sus más duras críticas a la Revolución rusa. Ya en 1918 estaba claro que la revolución en Rusia había sido cooptada por un grupo marxista que era inflexible y tirano con las divergencias políticas, incluida la anarquista que fue duramente relegada y perseguida [4]. Ricardo Flores Magón estaba al tanto de ello. En una carta fechada el 8 de febrero de 1921, agradeció a ―Ellen White [5] por su envío del periódico Freedom y, a propósito de la posición anarquista sobre la libertad, escribió:

“La cuestión rusa me preocupa mucho. Mucho me temo que las masas rusas, después de haber esperado en vano la libertad y el bienestar que les había prometido la Dictadura de Lenin y de Trotzky, puedan retornar nuevamente al capitalismo. El hambre que ahora padecen las masas rusas, tras dos años de administración de las industrias por parte del Estado, puede conducir a las masas a la conclusión de que el antiguo sistema de producción es bueno y, en consecuencia, en lugar de poner la administración de las industrias directamente en manos de los obreros, bien puede suceder que la devuelvan a los patrones privados. El efecto de semejante acción sería catastrófico para el movimiento mundial de los trabajadores que ha puesto tantas esperanzas en el Gobierno soviético […] El colapso de la Dictadura de Lenin y de Trotzky es solo una cuestión de tiempo, y los trabajadores del mundo deben estar preparados para afrontar ese fracaso con serenidad puesto que, por medio de nuestra propaganda, conocerán las causas de esa catástrofe, y tendrán ante ellos la vía que conduce a una sociedad sin amos.” (Flores, 1921:1).



En esta carta se muestra que para Magón las ilusiones de la revolución internacionalista iniciada en Rusia se habían disipado y lo que quedaba era una dictadura que inevitablemente llevaría a la tiranía. Es impresionante además lo preciso del diagnóstico que hace el autor sobre el inevitable colapso de lo que sería la Unión Soviética, a pesar de que este no se produjo sino hasta muchas décadas después, cuando las organizaciones anarquistas habían perdido mucha influencia, por lo que los países postsoviéticos, hastiados del restrictivo capitalismo de Estado, abrazaron el capitalismo de consumo en su fase neoliberal.



Pocos días después, en una carta escrita el 14 de febrero al también anarquista Nicolás T. Bernal, Magón se rehusaba a pedir perdón para poder salir libre ya que esto significaría una humillación y una indignidad. En dicha misiva aprovechó para marcar claramente su distancia con el proceso ruso:

“[…] miro con simpatía los esfuerzos de los rusos para derribar el capitalismo; pero que pienso que no es por medio de una dictadura como deberá alcanzarse esta aspiración. La dictadura de la burguesía, o del proletariado, es siempre tiranía, y la libertad no puede alcanzarse por medio de la tiranía. Lo que se necesita no es una dictadura, sino la libertad, y la libertad solamente puede alcanzarse por la libre cooperación de los trabajadores para producir, sin amos de ninguna especie. Es necesario que nosotros los proletarios estudiemos cuidadosamente los métodos rusos con el objeto de evitar sus errores. Ha habido en Rusia por más de dos años, una llamada dictadura del proletariado, esto es, un Gobierno y el resultado es que la población rusa se está muriendo de hambre.” (Flores, 1921c:1).



Aquí Magón detalló su postura; compartía con los revolucionarios rusos la urgencia de acabar violentamente con el capitalismo, pero despreciaba la solución propuesta por aquellos: la instauración de una nueva dictadura. Para este anarquista consecuente, la Revolución rusa ya había fracasado, en adelante solo podía servir para aprender de sus errores; la catástrofe política marcaba una memoria indeleble, útil para utopías futuras.



En otra carta escrita a su estimadísima Lilly Sarnoff (22 de febrero de 1921), comprendía la frustración de la joven ante la simpatía que generaba la Revolución rusa entre algunos de sus compañeros de ideal. Asimismo, aprovechó la misiva para insistir en que la postura de las y los anarquistas ante una posible intervención aliada de Rusia debía superar la llana oposición para concentrarse en la propagación del ideario ácrata:

“Entiendo perfectamente su desilusión al comprobar cuántos camaradas

respaldan al gobierno de Lenin y Trotzky. Yo, por supuesto, me opongo

a la intervención aliada en Rusia. Tenemos que oponernos; pero, al

mismo tiempo, es preciso evitar que demos la impresión [de respaldar la

idea] de que la dictadura marxista sea un medio para acceder a la libertad. La dictadura solo puede engendrar tiranía. Es mejor intensificar al máximo la propaganda de nuestro Ideal.” (Flores, 1921a:1).



Finalmente, en emotiva misiva para Lilly Sarnoff, escrita el 14 de junio de 1921, un agobiado y achacoso Ricardo intenta imbuir de esperanza a la joven anarquista radicada en Nueva York, quien observaba con tristeza la situación que se vivía en Rusia tras el supuesto triunfo de la revolución. El experimentado Magón le proponía observar desde otro punto de vista el fracaso de la Revolución rusa, no sucumbir en la melancolía de la utopía perdida, sino atesorar la experiencia que dicha derrota habría de generar:

“[…] por lo que me dice, las condiciones en Rusia son exactamente iguales a las de cualquier otro país. No podría ser peor, pero no debemos tomarlo demasiado a pecho. Percibo en sus palabras la tristeza que siente su noble corazón. ¡Anímese, mi querida camarada! Si nuestras ilusiones y esperanzas son muertas sin piedad por la crudeza de la realidad, y yacen sin vida, florece entre los nobles cuerpos algo más valioso que nuestros muertos queridos: ¡Experiencia! […] Se ha demostrado que la supuesta transición necesaria de Tiranía a Libertad no es, en realidad, más que la transición del aborto revolucionario a la normalidad, o sea, el zarismo, aunque bajo un nuevo ropaje para satisfacer la superficialidad de las masas […] He presenciado día con día el retroceso y la aniquilación de los principios revolucionarios en Rusia. Desde luego que es lamentable constatar el inhumano asesinato de las vagas esperanzas de los pueblos; pero, a la larga, nada se habrá perdido. Bien que el día de hoy, ellos crean que se puede llegar a Libertad por el camino de Dictadura; el día de mañana habrán ganado en sabiduría, y conquistarán Libertad al romper sus grilletes. ¡Ánimo!” (Flores, 1921b: 1).



Un año y cinco meses después, el 21 de noviembre de 1922, Ricardo Flores Magón murió al interior de la Penitenciaría de Leavenworth, la versión oficial diría que debido a una falla cardiaca, pero para sus amigos y camaradas estaba claro que había sido asesinado. Al año siguiente en Rusia se aprobó el Tratado de Creación de Repúblicas Socialistas Soviéticas, dando inicio a una prolongada historia que Ricardo ya no presenció pero que supo advertir a través de sus incisivas y tempranas críticas.



Referencias



ABAD DE SANTILLÁN, Diego (1988). Ricardo Flores Magón; el apóstol de la revolución social Mexicana. Ciudad de México: Antorcha.



AVRICH, Paul (1988). Anarchist Portraits. New Jersey: Princeton

University Press.



BARRERA FUENTES, Florencio (1973). Ricardo Flores Magón. El

apóstol cautivo. Ciudad de México: Biblioteca del Instituto Nacional

de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana.



BARTRA, Armando (1999). ― “La revolución mexicana de 1910 en la

perspectiva del magonismo” en VV.AA. Interpretaciones de la

revolución mexicana. Ciudad de México: Nueva Imagen, pp. 91-108.



BUFE, Chaz y COWEN VERTER, Mitchel –Eds- (2005). Dreams

of freedom. A Ricardo Flores Magón Reader. Canadá: AK Press.



FLORES MAGÓN, Ricardo (1918). ― “Al borde del abismo” en

Regeneración. Periódico Revolucionario, N° 262, 16 de marzo de

1918. P. 1.



__________ (1921).Carta a Miss Ellen White, 8 de febrero de 1921.




__________ (1921a). Carta a Miss Ellen White, 22 de febrero de

1921. Archivo Ricardo Flores Magón. Disponible en: http://archivomagon.net/obras-completas/correspondencia-1899-1922/c-1921/cor36-2/



__________ (1921b).Carta a Miss Ellen White, 14 de junio de 1921. Archivo Ricardo Flores Magón. Disponible en: http://archivomagon.net/obras-completas/correspondencia-1899-1922/c-1921/cor60-2/



__________ (1921c). Carta a Nicolás T. Bernal, 14 de febrero de

1921. Archivo Ricardo Flores Magón. Disponible en:




__________ (1918a). ―”La revolución Rusa” en Regeneración. Periódico Revolucionario, N° 262, sábado 16 de marzo de 1918. P. 1.



OJEDA, Abelardo (1967). Ricardo Flores Magón. Su vida y su obra frente al origen y las proyecciones de la Revolución mexicana. Ciudad de México: Secretaría de Educación Pública.



VOLIN (1977). La revolución desconocida (1917-1921). Buenos

Aires: Editorial Proyección.



Notas



[1] Según Armando Bartra, es en 1911 en donde ―se ha reconocido la primera declaración pública de anarquismo por parte del grupo magonista‖ (1999:105), esto en referencia al Manifiesto del 23 de Septiembre de 1911 del PLM, en el que el Partido se lanza contra el capital, el autoritarismo, la propiedad privada y el clero.



[2] Además de distribuirse de manera más o menos constante en otros puntos del mundo en donde tuvo impacto entre militantes anarquistas y no anarquistas, pues era una fuente de primera mano para enterarse de los sucesos de la Revolución mexicana.



[3] Según una detallada cronología, durante ese año Magón participó como orador en diversas manifestaciones en Los Ángeles, California (Bufe y Cowen, 2005:397), además continuó impulsando el periódico Regeneración y escribiendo, aunque poco debido a lo precario de su salud.



[4] Sobre la complejidad política del proceso ruso conviene leer la obra clásica de Volin, La revolución desconocida (1977), en particular el ―Libro Segundo‖ sobre bolchevismo y anarquismo.



[5] Tal era el pseudónimo que utilizaba Lilly Sarnoff, una joven anarquista estadounidense de origen ruso (Avrich, 1988:211).



[Texto publicado originalmente en la revista Tinta Negra # 1, Lima, febrero 2018. Número completo accesible en https://www.mediafire.com/file/z0b4b726ii4q9s7/Tinta+Negra%2C+n%C2%B01%2C+Revoluci%C3%B3n+rusa.pdf.]




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.