lunes, 19 de noviembre de 2018

Japón: El capitalismo quiere olvidar a Fukushima, pero las consecuencias están allí y son interminables



Revista Fenrir

Mientras que los materiales radioactivos liberados por la central nuclearde Fukushima después del desastre del 2011 han sido registrados en lasarenas y en las aguas saladas subterráneas hasta a una distancia de 100kilómetros del lugar, y las arenas que contienen el cesio radioactivo loestán liberando lentamente en el océano, en el lugar de la central hanempezado las operaciones de recuperación de los desechos radioactivosy de desmantelamiento de la instalación.

La enorme tarea de saneamiento requerirá operaciones de ingeniería que nunca se habían hecho antes, unos 30-40 años de trabajo y un coste de más de 75.000 millones de dólares, que son sólo una parte del coste total del desastre de Fukushima, que sería de unos 205.500 millones de dólares, aunque muchos consideran que las cifras están muy subestimadas. Como si, entre otras cosas, fuese posible calcular con dinero los daños irreversibles causados por un desastre nuclear a la salud de los ecosistemas y de los seres vivos en un radio de centenares o millones de quilómetros. Las dificultades principales de los trabajos desaneamiento son ahora la gestión de las miles de barras de combustible,junto a los desechos deformados de los reactores y al agua utilizada paraenfriarlos.

Aún hoy, a siete años del accidente, cada día se hace circular el agua deliberadamente en cada reactor para enfriar el combustible que hay dentro, pero la instalación se encuentra en una pendiente y el agua de la lluvia sigue cayendo dentro del edificio. Los trabajadores han construido un elaborado sistema de limpieza que drena con agua el cesio, el estroncio y decenas de otras partículas radioactivas; una parte de esta agua la hacen volver a circular por los reactores, y otra parte termina en los enormes depósitos del lugar. Hay alrededor de un millón de toneladas de agua conservándose en mil depósitos, y el volumen crece 100 toneladas al día respecto a las 400 toneladas de hace cuatro años. Para impedir que se filtre más agua en el terreno y se contamine, han pavimentado más del 90 por ciento del lugar. También han construido una serie de canales de desagüe y barreras subterraneas, entre las que hay un “muro”, supuestamente impermeable, de tierra congelada, que ha costado 325 millones de dólares, para impedir que el agua se introduzca en los reactores y en el océano.

Sin embargo, estos inventos aún no han funcionado según lo previsto,especialmente durante los tifones, cuando las precipitaciones aumentan al máximo y, por lo tanto, las faldas acuíferas continúan contaminándose. La TEPCO, ente de gestión de la instalación, aún no ha decidido qué hacer con toda el agua almacenada, porque liberarla de nuevo al océano (como se ha hecho después del desastre) acarrearía muchas críticas en el país y en el extranjero, pero la principal preocupación es que otro gran terremoto pueda causar la fuga de los depósitos.

Para manejar el combustible, es decir, los trozos de uranio fundido, y las barras de combustible inservibles y las no utilizadas, almacenadas en los reactores, se están utilizando sondas robóticas y técnicas de imaging 3-D. TEPCO pretende utilizar los robots para desenterrar el combustible fundido y conservarlo en contenedores antes de enviarlo a su punto de eliminación final. En cuanto al aspecto del lugar en unos decenios, los funcionarios del gobierno japonés han decidido no adoptar la solución tipo Chernobyl de conservarlo en estilo sarcófago, porque quieren hacer volver habitables lo antes posible las áreas que hay en torno a la instalación de Fukushima..

[Publicado originalmente en la revista Fenrir # 9, 2018. Numero completo accesible en https://vozcomoarma.noblogs.org/files/2018/11/Fenrir-9-ESP_ridotta.pdf.]


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