Oriana Faoro (Correo del Caroní)
El 2016 en Venezuela estuvo marcado profusamente por la escasez de alimentos. Ni siquiera el racionamiento eléctrico que condenó a los venezolanos a estar cuatro horas diarias sin luz entre abril y julio de 2016 superó el descontento social en torno a la falta de comida y los altos precios de la canasta alimentaria.
El 2016 en Venezuela estuvo marcado profusamente por la escasez de alimentos. Ni siquiera el racionamiento eléctrico que condenó a los venezolanos a estar cuatro horas diarias sin luz entre abril y julio de 2016 superó el descontento social en torno a la falta de comida y los altos precios de la canasta alimentaria.
La tendencia de 2015, cuando Ciudad Guayana sorprendió al país con el episodio de saqueos en la avenida Manuel Piar de San Félix, se mantuvo: el registro de protestas de Correo del Caroní indica que 92 protestas ciudadanas ocurrieron entre San Félix y Puerto Ordaz, 34 de ellas relacionadas con falta de comida. Del total, 23 fueron por inseguridad, asfaltado y transporte; 21 por ausencia de agua potable, y siete por el descontento a raíz del racionamiento eléctrico.
2016 también fue el año de medidas extremas. Las protestas por comida, violencia y conatos de saqueo tenían lugar enlas extenuantes colas que se daban a diario en Mercal, Pdval y Abasto Bicentenario, para adquirir productos regulados; así como en comercios chinos de Puerto Ordaz y San Félix, en donde ya los ciudadanos temían un estallido social para febrero de este año, debido al profundo descontento en cada una de esas colas.
La respuesta del Ejecutivo fue la creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), el 3 de abril de 2016. Con esto, disminuyeron las colas por productos básicos en casi todos los comercios, toda vez que la oferta de estos fue destinada, exclusivamente, a las bolsas del CLAP, célula social, conformada y controlada por miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv).
Y las manifestaciones siguieron. La última semana de mayo hubo 13 protestas en Ciudad Guayana exigiendo mejoras sociales y económicas. Entre ellas destacó la de los usuarios del Pdval de Alta Vista tomaron, esa semana, la avenida Guayana para pedir comida. En Unare casi saquean el supermercado Camacho cuando comenzaba a acabarse la pasta que vendían a precio regulado… los días transcurrían en tensión.
Rechazo a los CLAP
El Gobierno intentó calmar los ánimos de la población que se rebelaba en las “colas del hambre” con la promesa de que los alimentos llegarían a la puerta de casa de la mano de los CLAP, pero la realidad fue otra. No solo se trató del apartheid alimentario por el control psuvista, sino la precariedad del contenido de la bolsa y la poca periodicidad con que llegaron a las comunidades, que recibieron jornadas trimestral y hasta semestralmente.
En la UD-145 denunciaron un CLAP clandestino, en José Félix Ribas rechazaron el precario contenido de la bolsa; en la UD-300 de Unare rechazaron no haber sido conformados a pesar de haber consignado todos los papeles… El 11 de julio el descontento alcanzó una cúspide: Vecinos de La Laguna, La Antena, Campo Rojo y otras comunidades cerraron la avenida Guayana exigiendo la primera jornada de los CLAP, tras tres meses de haber sido conformados. Fueron severamente reprimidos.
Junio fue el mes de los saqueos. De nueve que contabilizó Correo del Caroní en todo el año, cinco fueron en este mes.
Represión militar y parapolicial
Este episodio dio como saldo cuatro detenidos y varios heridos por la actuación de la Guardia Nacional (GN) que en principio disipó la protesta con gases lacrimógenos, luego perdigones, y después persiguió a muchos manifestantes a distintas viviendas para golpearles. A partir de allí, cesaron los reclamos con trancas de calle que habían minado a Ciudad Guayana el primer semestre de 2016, con carteles que rezaban “queremos comida, se acabaron los mangos”.
Los vecinos calmaron las protestas radicales, también, por el temor que infundieron colectivos armados afectos al oficialismo, que amedrentaron y robaron a los manifestantes que pedían comida en las calles. El 30 de junio, en la avenida Manuel Piar, clientes de tres supermercados trancaron la vía pidiendo comenzara la venta de productos básicos en los establecimientos. El comandante de la GN, Freddy Zambrano, autorizó la actuación de estos colectivos que agraviaron a los manifestantes, a manera de “apoyo” a los militares.
“Hasta los momentos no está planteado que volvamos a protestar porque los colectivos son un peligro y son los que están mandando” dijo a Correo del Caroní, Gilda Milano, dirigente vecinal de Los Naranjos, quien estuvo protestó junto a otras 10 comunidades en la vía a Upata para exigir comida del CLAP que al 16 de junio no habían recibido. Los mismos colectivos les atacaron para que levantaran la tranca.
La distribución de alimentos también fue militarizada, incluyendo la de Alimentos Polar, en lo que se llamó “Gran Misión Abastecimiento Soberano”. La “rifa” de estos camiones en los comandos de la GN de San Félix y Puerto Ordaz obligó a consejos comunales a esperar su turno para obtener, por ejemplo, un envase de margarina para cada miembro de su sector.
Al mismo tiempo, el Gobierno autorizó la entrada de alimentos importados de Brasil, lo que terminó de aplacar las protestas por comida. Pasta, harina de trigo, azúcar, arroz y margarina carioca satisfacen la demanda alimentaria mientras, con menor frecuencia, hay colas en establecimientos privados por comida regulada. En Mercal sigue la inconformidad. Hay poca oferta para ventas al detal. “Todo para los CLAP”, es la instrucción del presidente Nicolás Maduro, pero en vecindades como Las Amazonas, protestaron por corrupción en la distribución de alimentos en su Mercal, a finales de octubre.
Los ingentes esfuerzos por aplacar las protestas por comida en Ciudad Guayana, y evitar que se repitieran los saqueos que ocurrieron en julio de 2015 en San Félix, descuidaron otros territorios del estado Bolívar. Con la abrupta salida de circulación de los billetes de 100 bolívares el 16 de diciembre, estallidos sociales arreciaron con más de 100 comercios saqueados entre El Callao, Guasipati y Tumeremo. El peor episodio de todos ocurrió en Ciudad Bolívar con dos días continuos de saqueos el 17 y 18 de diciembre. La Cámara de Comercio local contabilizó unos 450 establecimientos saqueados por la turba enardecida por no poder usar el billete de mayor circulación en Venezuela. Después de este saldo, el presidente Maduro extendió la circulación del papel moneda hasta el 2 de enero.
El descontento social continuará mientras el desabastecimiento sea la única constante en Venezuela. Mientras adquirir los productos requiera cada vez más dinero: Para comprar la canasta alimentaria de noviembre de 2016 se requieren 17 salarios mínimos. Mientras el poder adquisitivo continúa desfasado con respecto a la inflación que marcha sin freno, el descontento social continuará.
[Tomado de http://www.correodelcaroni.com/index.php/cdad/item/52732-gobierno-incremento-la-represion-militar-para-reducir-acciones-de-calle-por-hambre.]
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