lunes, 23 de enero de 2017

Autoayuda vs. Ayuda Mutua



Boletín La Oveja Negra

Cada época tiene la espiritualidad que se merece. “El cielo” ha sido por siglos, y continúa siendo, el reflejo idealizado de la tierra, así como hoy “el alma” no es más que el alma del ciudadano, individualista, moldeada a imagen y semejanza del sistema capitalista. Era de esperar entonces una gran bienvenida y una importante atención a la reciente visita de un tal «Ravi Shankar», así como desde hace años todas las variedades de “autoayuda” son cada vez mejor recibidas por empleados y empleadores, gobernantes y gobernados. Una híbrida mezcla de espiritualismo no occidental, vulgarización de la psicología y de técnicas para triunfar en los negocios, lo cual no es un simple detalle: el aspecto que quiere apartarse como espiritual es en la cotidianidad inseparable del aspecto mercantil. “Triunfar en la vida” parece ser inseparable de triunfar en los negocios. Lo ofrece el pastor evangélico y la presidenta, el gurú y el cura que hace milagros.

Pero la ventaja que tienen estos nuevos gurús, por sobre el viejo y podrido cristianismo, es la de poder adaptarse más rápido a los tiempos que corren, porque son además productos directos de estos tiempos, hechos a su medida. Como en la biblia no hay alusiones directas al stress o a otras preocupaciones modernas, allí están entonces los nuevos “maestros” para ofrecer una respuesta. El cura cristiano, que aún mantiene su amplia parcela de poder y su ganado obediente, no se preocupa por las novedades. No disputa el alma de los mortales, sabe que la comparte con estas nuevas filosofías, lo que en términos precisos es una herejía para cualquier cristiano, pero tolerable para la lógica de mercado, en la que se han fundido todas las ideologías y religiones.

Estas nuevas corrientes new age se diferencian de la Iglesia Católica por presentarse ya no como una religión sino como una especie de filosofía, por no poseer un Vaticano colmado de oro sino por ser inocentes ONGs. Pero como el catolicismo, estas nuevas “escuelas” son verdaderas empresas, con sus abultadas donaciones, inversiones, respectivas editoriales, centros turísticos de recreación y de exención impositiva. Y lo más importante: son instrumentos de la clase dominante para mantener el orden y el conformismo, tal como en las religiones oficiales hay rezos y culpa, y si no funcionan estos métodos de control mental, palo. En este sentido ha circulado por los medios masivos de comunicación una entrevista a este Ravi Shankar donde sin rodeos responde a la situación de masacres en Siria: «Cuando todas las puertas están cerradas, entonces la única opción es, usted sabe, la opción militar». Nada que envidiarle a los curas que han bendecido guerras y dictaduras, a los evangélicos que apoyaron la invasión de EE.UU. a Irak, o a los brahmanes de la India con su brutal sistema de castas.

«Si sucede conviene» es la frase que ha popularizado el empresario Marcelo Tinelli y que han repetido hasta el hartazgo, intentando convencernos de que hay que dejar todo en su lugar. Nos lo dicen en la cadena nacional, nos lo dice el patrón, nos lo dice el cura y ahora estos burgueses de tono pacífico. Pero quien habla es el Capital, como viene hablando desde hace siglos, en diferentes variedades. «Si sucede conviene», la ley del karma, «un mundo sin quejas», etc … son en definitiva llamados al conformismo. Las relaciones sociales capitalistas o hasta las desgracias más naturales son presentadas como un desafío “que conviene”, y si no conviene se culpa a la víctima que no ha sabido cómo responder, por lo cual al primer dolor se suma el de la culpa por no estar a la altura de las circunstancias. ¡O llegan al ridículo de decirnos que las penurias de esta vida son a causa de lo que hicimos en vidas anteriores! En otras palabras: conformismo y sumisión.

Ravi Shankar viene para continuar manteniendo la normalidad capitalista, y el hecho de que lo haya traído Macri no es un detalle, pero tampoco quiere decir que solo favorezca a la gestión del Pro en Buenos Aires. En entrevistas televisivas varios empresarios daban su testimonio donde explicaban cómo gracias a la meditación habían podido estar más calmos y llevar adelante con mayor tranquilidad sus empresas, es decir: respirar profundo para explotarnos mejor. El famoso gurú de la India, hijo de un gran empresario de la industria automotriz, evidentemente ofrece religión para los burgueses y aspirantes a serlo, pero su discurso no es distinto al que se baja para el resto de la población: ofrecer soluciones individualistas y voluntaristas a los problemas sociales, que son presentados como problemas personales.

El pensamiento moderno del «sálvese quien pueda» toma aquí un lenguaje espiritual, pero no deja de ser el ciudadano enajenado quien se reafirma en esta forma de interpretación del mundo, y consume entre otras mercancías una que le venden con la etiqueta de “espiritualidad”. Pero mientras sigamos pensando que las maldiciones llegan del cielo o de vidas pasadas y que no se pueden cambiar, seguiremos en este estado de cosas, y mientras continúe seguiremos soportando, entre otros, a estos gurúes, a los curas y a esos insoportables capos del marketing que nos dicen cómo debemos actuar. Éstos, como mencionamos anteriormente, no son simplemente desubicados, son producto directo de nuestra época y son solicitados y aprobados por cantidades de gente que siente un vacío que la vida cotidiana capitalista no puede llenar, pero que lamentablemente intentan llenar con otra forma de concebir el capitalismo. Capitalismo que se ha desparramado en cuanto pensamiento pudo, y cuya lógica es reproducida muchas veces hasta por quienes sienten que no debería existir. Así como la mentalidad generada por el cristianismo es reproducida hasta por quienes no se reconocen en él o no lo llevan al pie de la letra, lo mismo sucede con la denominada “autoayuda”, que no es reproducida solo por sus seguidores (éste término posee ya un engaño evidente desde el nombre, porque si es preciso seguir los consejos de un experto, ya no tiene nada de auto).

No es casualidad que todo esto confluya en la destrucción del apoyo mutuo, de la solidaridad, de la concepción del ser humano como ser colectivo y a la vez individual. Porque éstas son las experiencias donde se descubre el potencial transformador del humano, donde la abrumadora realidad deja de presentarse como algo ajeno y comprendemos que somos nosotros quienes la construimos día a día, colectivamente, momento a momento, asumiendo que esta realidad es nuestra responsabilidad. Y la responsabilidad es inseparable de la libertad. No seremos libres mientras no seamos responsables por nuestros actos, mientras no comprendamos que todo lo que hacemos tiene sus consecuencias, tanto al obrar de buena manera como en su contrario.

Nuestra libertad no termina en donde comienza la del otro, por el contrario, en esa libertad del otro nuestra libertad halla su confirmación y su extensión al infinito. Es por eso que un cambio personal profundo es posible y es necesario, como también lo es que coincida y se desarrolle junto al cambio personal de los demás, sin dirigentes ni dirigidos, sin explotados ni explotadores.

[Texto extraido del volumen Boletín La Oveja Negra. Selección de Textos, Rosario, Lazo Negro, 2015. El libro completo es accesible en http://www.mediafire.com/file/8vxhbtx2d1cxq7a/librolaovejanegra2015%282%29.pdf.]


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos interesa el debate, la confrontación de ideas y el disenso. Pero si tu comentario es sólo para descalificaciones sin argumentos, o mentiras falaces, no será publicado. Hay muchos sitios del gobierno venezolano donde gustosa y rápidamente publican ese tipo de comunicaciones.