viernes, 16 de diciembre de 2016

Sobre la 1ª Reunión Autónoma y Autoconvocada de Comunidades y Organizaciones de Base Indígenas de Venezuela


José Quintero Weir, nación Añú

Ha concluido la 1ª reunión autónoma de comunidades y organizaciones de base de los pueblos indígenas de Venezuela. Los hermanos y hermanas que logramos realizar esta reunión nos retiramos complacidos a nuestros lugares de orígenes conscientes que hemos puesto un grano de mostaza en el inicio de un verde camino para el cual estamos preparados.

Lo que nos reúne
Nos reunió la necesidad de verificar que no nos sucede sólo a nosotros el despojo del territorio a favor del Capital Transnacional Minero, nos reunió la necesidad de escuchar con cuidado el canto de nuestro mayores para reafirmarnos que no comienza esta camino en el paso que ahora damos sino que es llano de conocimiento acumulado en las marcas de la guerra por la dignidad que hicieron nuestros mayores. nos reunió la necesidad de contarnos cómo hacemos para vivir este tiempo sin que el tiempo que domine sea el que se nos imponen los que piensan que vivir es burlarse de la vida y de la naturaleza, los que se creen dueños de la tierra y de nuestro aliento, el tiempo los que están convencidos de que inventaron el tiempo y que las estrellas son para adornar su vestido y su sombrero.

No reunimos para celebrar al amparo de la tarde del mundo, lo que sabemos de nosotros mismos asombrados a diario de cada variación sagrada de la luz y de las sombras, conscientes que la luz y la sombra nos evidencia el amparo ancestral que nos sostiene y nos guía.

Nos reunimos para que un buen notario criollo nos revisara unos papeles confusos que llaman títulos de demarcación que no logramos cambiar ni por espejitos.

Nos reunimos para contarnos el silencio que regalamos a los que piensan que saben mas de nosotros que nosotros mismos. Nos reunimos para entregar las llaves de una casa regalada recién, de la que no podemos salir ni entrar sin pedir permiso.

Otro camino en el que van llegando
Nos reunimos para sentarnos juntos a esperar la llegada de nuestros hermanos y hermanas que aún no vienen, porque no es fácil llegar a esta reunión, ya que es otro el camino que nos conduce hasta esta lugar ahora, otros camino muy distinto al camino del poder, de los obsequios, del miedo a las amenazas, del dolor de nuestros jóvenes en las minas, de los animales muertos por diversión, de la muerte del río, de los arboles cortados por la máquina, de los dirigentes que alejan su corazón del lugar que los vio vivir, que los juntó y los hizo su extensión.

Un lugar en el que no vive nadie
Nos reunimos en Caracas porque sabemos que alguna vez aquí no hubo un edificio grande o una iglesia, sino nuestra casa común, a donde podíamos morirnos sin dañar, y vivirnos sin matarnos. por eso nos reunimos de Caracas para alejarnos de ella, de lo que es ahora y mantener nuestro corazón en el lugar donde tiene que estar,. para llegar a este camino que nos reúne, hay que saber escuchar la canción que cantan los ancestros.

Aquí caminamos de tal manera que nos pueden alcanzar todos, que cada nuevo hermano que viene a caminar nos viene a enseñar, que cada vez que llega una comunidad y da un paso, nosotros comprendemos que aprendemos de ellos, que viene con su cuento a enseñarnos. No caminamos adelante de nuestros hermanos caminamos a un paso en el que nadie pueda quedarse atrás.

Las paredes de Caracas dicen que cuentan los latidos, pero nadie parece escucharlos. sino como es que nadie se sabe indígena, nadie escucha la canción de donde todos venimos, nadie conoce su origen.

Lo que somos, lo que aprendemos

Somos para esto que nos reúne y para esto que iniciamos, las organizaciones y comunidades que persistimos, los que honramos aquí, nuestras propias soberanías y gobiernos ancestrales ante la imposición de otras formas coloniales y autoritarias de organización, somos los que cultivamos nuestros alimentos y lo cazamos y pescamos sin destruir a la madre que nos regala la vida a cambio de esfuerzo y aprendizaje. los que decimos no a la locura de liberar la energía guardada en la tierra para que se vuelva contra si misma.

Los que decimos

No al Arco Minero y a legalización de la matanza que ya es la minería ilegal que los gobiernos han consentido para ahora ofrecernos ordenar la muerte de la que han sido parte con una muerte mas grande. los que decimos que la violencia armada no es admisible ni legal ni ilegal y nombramos a los hermanos y hermanas que nos arrebató el Distrito Militar y el estado de excepción en la Guajira, Los que por 100 años hemos seguido a Anotchi, a Abokindou, a Sabombo, A Juancho Anane, a Arístides Maikishi y a Sabino Romero en Perijá en la Sierra de Perijá contra las transnacionales petroleras y mineras. A Oustre, armados con junayas en el desierto que anuncia los sueños, somos los alumnos de Ramón Paz Ipuana. Los hijos mayores que remamos al lado de Nigale hacia Einmatualee. Somos los que sabemos que detrás de las mentiras está la destrucción del Coltán del Oro del Fosfato y del carbón.

Somos los atrasados de tu historia que no necesitan hidrovías para navegar sus canoas, somos los que no encajamos montados en nuestros burros y bicicletas en tus canales secos, Somos los que cazamos por 1000 años en tu corredores de biodiversidad sin que desaparecieran las dantas y las abejas.

Somos los que nos empeñamos en ser pobres, los negligentes que no compran el desarrollo que nos da el Banco Mundial, porque la brisa nos es suficiente, porque el dinero se nos moja antes de devaluarse, porque la casa se nos llueve suavemente, los que morimos por tu gasolina barata y tu cómoda avaricia.

Somos el diálogo con la alegría no el dialogo trampa para esperar a que te rindas, no el diálogo que inventa caciques de papel, somos los que aprendemos y los que nos completamos en tí, porque no somos suficientes sin tí, somos bastantes pero podemos crecer y creceremos.

Vinimos porque decidimos hablar y devolvernos

Vinimos a aprender y aprendimos, nos complacemos en escucharnos y contarnos, nos vimos reflejados en la experiencia de lucha y persistencia que caminó hacia nuestro encuentro en la palabra viva y florecida de nuestros hermanos y hermanas de la cuenca del Amazonas, del Orinoco y de la Cuenca Occidental del Lago de Maracaibo, de Wuonmainkat.

En esos lugares que no están marcados en los mapas del egoísmo, en los que todo es verde y vacío según los cartógrafos de Indias, vivimos y nos multiplicamos, somos el número de la bestia que tememos, somos la hermoso que te aterra, somos lo que tu Biblia cristiana llama legión, contándonos a las niños, los abuelos, las muchachas, los guerreros, los pájaros, el jaguar, el oso y los monos que son muchos aún.

Vinimos y nos vamos porque lo que hay que hacer y vamos a hacer no es esperando en la puerta de tus ministerios y muriendo en las puertas de tus hospitales, ni vendiendo sombreros en la esquina de tus museos. 

Vinimos a darte una noticia que aún no entiendes, porque así escriben en tu ciudad no los periodistas sino los poetas inútiles que adornan los palacios y las ventas de licores. Somos pueblos en lucha.

[Tomado de http://venezuela-centro.contrapoder.org.ve/spip.php?article304.]

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