miércoles, 7 de diciembre de 2016

Opinión: ¿Qué pasa en el país un año después del 6D?


Humberto Zavala

Hace poco más de un año se presenciaba una fuerte conmoción política causada por los resultados electorales de las parlamentarias del 6D, donde una aventajada mayoría opositora cantaba victoria, no era para menos, en un primer análisis post electoral, concluíamos que "para quien llevaba unos quince años gobernando siempre con mayoría parlamentaria. El margen en la derrota ha sido grande, siendo un paso más en el debilitamiento político del gobierno, y abre un escenario de mayor inestabilidad política, aunque por ahora no quedan claros los ritmos." Este resultado, estando en buena medida condicionado por el activismo febril de la derecha continental apoyada por el impulso político del triunfo de Macri en Argentina, retribuía "ecos internacionales" de suma importancia, como lo señalara Eduardo Molina en un primer análisis.

Completamente conscientes de la agenda destituyente preparada y cantada al momento de su asunción a la Asamblea Nacional, llamaba la atención las declaraciones triunfalistas del entonces recién re-electo diputado, Henri Ramos Allup: "no creo que el gobierno llegue a su término natural" en tanto que otros dirigentes hablaban de la inminencia del “cambio”. A la vuelta de un año la profundidad de la crisis política, económica y social está lejos de haber menguado, los tiempos políticos parecen contradecir los calendarios, y el pueblo la sigue sufriendo.

El "impasse" de las mesas de diálogo

Al cierre de este artículo todavía continuaban las secuelas de la tensión que generaba la carta confidencial enviada desde el Vaticano por el cardenal Pietro Parolín, que anunciaba un punto de inflexión dentro de las mesas de diálogo, pues "ha trascendido que el Vaticano ’demanda’ que antes del 6 de diciembre se produzcan varios hechos supuestamente acordados en la pasada segunda rodada de los encuentros en Caracas" como decíamos en un reciente artículo. Pero a pesar de que no se realizó la reunión plenaria conjunta de la mesa de diálogo prevista para este martes 6 entre el gobierno y la oposición, y de los alardes de la oposición de retirarse de las mismas, las reuniones terminaron realizándose aunque por separado con los mediadores y el diálogo continúa, planificándose una nueva reunión plenaria para inicios del año entrante.

Más allá de la demagogia que con un año de Parlamento adverso vocifera el Gobierno de Maduro, y la no menos demagógica retórica que vocifera derecha desde el Parlamento, las disputas políticas e institucionales a lo largo de este año vienen girando alrededor de un pacto político que permitan transitar hacia un nuevo régimen de dominio político, a ello supeditan todo su accionar mientras los grandes ninguneados han sido precisamente quienes hace más de 3 años vienen sufriendo los grandes padecimientos de la crisis: los trabajadores y el pueblo pobre.
Geopolítica de la crisis

El gobierno de Maduro se aferra al modelo rentista y dependiente con su fidelidad al pago de la deuda externa y sus esperanzas depositadas en el acuerdo de la OPEP sobre el recorte de la producción del crudo, a pesar que de ahí a la recuperación de los precios a los niveles que acostumbraba el gobierno hay un enorme trecho, como lo habría igualmente entre ello y la recuperación económica del país. Por otro lado, vemos que la "mediación" internacional de la política reaccionaria en las "mesas de diálogo" que gobierno y oposición sostienen de espaldas al pueblo, muestra un comportamiento bastante difuso, de parte del ex presidente español Rodríguez Zapatero (PSOE) presenciamos un deslucido papel con poco peso que a fin de cuentas pareciera secundar los intereses del gobierno de Maduro. En tanto que la agenda del Vaticano  muestra un cariz más decisivo, que si lo medimos por la carta de Parolín busca forzar al gobierno en hacer más concesiones. Por parte del Mercosur, la suspensión en la entidad firmado por los cancilleres de Uruguay, Paraguay, Brasil y Argentina, claramente capitaneados por los dos últimos es expresión del retroceso del populismo y el "giro a derecha" en Latinoamérica, que se viene observando hace un año.

Está por verse cómo impacta el triunfo de Trump en la dinámica intervencionista que viene sosteniendo EE.UU. sobre Venezuela a partir del decreto emitido por la administración de Barack Obama, aunque no se haya referido claramente hacia esta "herencia" de la administración que le precede, la posición de Washington es firme y está bastante más claro que Trump recibe el influjo ideológico de parte de la derecha "dura" exiliada en los Estados Unidos aliada de la oposición derechista.
Hiperinflación, crisis económica e incertidumbre

Al igual que hace un año, el BCV intenta hacer desconocer al país las cifras económicas por medio del ocultamiento o la no publicación de los datos oficiales, pero la realidad de quienes luchan el día a día por procurarse el sustento habla mucho más ruidosamente de la crisis económica que cualquier cifra oficial. El cambio anunciado a principios de este año en el sistema SIMADI, a dos tipos de cambio de dólar en Dipro y Dicom, está lejos de haberle ganado la batalla al llamado "dólar especulativo" que continúa ejerciendo su papel en la anarquía de los precios, los niveles alarmantes de la caída del poder adquisitivo durante este año ya rayan en la hiperinflación, lo que ha forzado al gobierno a recurrir a un nuevo cono monetario que debela además la depauperación del salario mínimo.

En cuanto a las reservas internacionales observamos que al momento de cierre de este artículo se encuentran en US$ 11.723 millones, es decir, que aun cuando se muestra una leve recuperaron de 7,8% respecto a la semana previa, está lejos todavía de los niveles alcanzados al cierre del año pasado, cuando se ubicaban en US$ 16.670 millones de dólares, y ya estos eran considerados números alarmantes respecto al año anterior. El gobierno sigue empeñado en pagar la deuda externa a costa de los padecimientos del pueblo trabajador, para ello es incluso capaz de reformar su política fiscal, donde las arcas del Estado sean sostenidas por los bolsillos de los asalariados.

Los trabajadores y el pueblo la siguen sufriendo

Una amarga y palpable realidad es que los grandes problemas y padecimientos de la clase trabajadora y los sectores populares del país no se solucionaron supeditándose a los proyectos políticos que se enfrentaron en los pasados comicios del 6D, lejos de ello, se vienen acrecentando. Respecto al año pasado, hoy son más los episodios que hablan del drama que se vive en los sectores más pobres del país producto de la “suprema razón empresarial” amparada por hecho y omisión desde el Gobierno por parte del proyecto político de Maduro con toda la carga de sus políticas de ajuste. Esto podemos corroborarlo en la manera en que se intenta ocultar el origen de la crisis y la inseguridad social reforzando el aparato represivo del estado cuya consecuencia termina siendo, además de la criminalización de la pobreza, el ataque de las luchas de los trabajadores por demandas elementales y los brotes desesperados de descontento popular. Por ello es que no nos cansamos de decir que el gran descontento obrero y popular solo podrá ser canalizado en su propio favor, por una gran alianza obrera y popular en torno a un programa que sea expresión de sus propios intereses y demandas, discutida ampliamente desde la lucha por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana y por un Plan de emergencia obrero y popular para una salida la crisis.

[Tomado de http://www.laizquierdadiario.com.ve/spip.php?page=gacetilla-articulo&id_rubrique=5442&id_article=61590.]


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