miércoles, 21 de diciembre de 2016
Argentina: 2001, ayer y hoy
Consejo Federal FORA-AIT
15 años pasaron de la revuelta popular que quebró al sistema político-económico del país de aquel momento, tras años de represión, ajuste y sometimiento para mantener la fiesta de las empresas y los ricos había llegado a un punto de no retorno, un punto de inflexión que llegaría hasta hoy aunque no nos demos cuenta.
Los partidos políticos tradicionales eran parte del saqueo de la región Argentina y trataban de mantener el orden social imperante. Corriendo los años 90, los problemas que generaba el neoliberalismo y las recetas económicas aplicadas por el gobierno con amplio consenso político se comenzaba a sentir cada vez más y el tejido social se desgarraba a la par que aumentaba día a día la desocupación, fabricas cerraban, la gente quedaba en la calle, perdiendo su casa y su trabajo gracias a una modernización del país que era pregonada solamente por los que se iban a beneficiar de ella: los empresarios. Para paliar esta situación (reducir la conflictividad social) partidos como el PJ lanzaban a los barrios pobres bolsones de comidas, con sus punteros políticos y manzaneras a la cabeza, aprovechándose de las necesidades, del hambre y la falta de oportunidades para salir adelante y sobrevivir, poniendo también a la gente una contra la otra y fomentando la competencia entre pobres para seguir beneficiándose.
Así y todo, los trabajadores ocupados y desocupados se fueron organizando paulatinamente y resistiendo como podían, claros ejemplos son la carpa blanca de los docentes, los movimientos piqueteros nacidos en Cutral Có, extendiéndose en toda la región. La resistencia con el paso del tiempo fue tomando otra magnitud, el comienzo de las fabricas recuperadas y la organización de los barrios sin punteros rompió el esquema de pasividad a lo que veníamos acostumbrados, ante la falta de respuesta y posibilidad de salir adelante en las condiciones en que se estaba, los propios vecinos comenzaron a resolver sus problemas en el barrio, los laburantes que vieron la fábrica vaciada y cerrada, impidieron que los patrones se lleven su fuente de trabajo tomándolas en primera instancia para resguardar las máquinas y luego a ponerlas a producir, generando también un quiebre en la representatividad sindical. Sindicatos cómplices de esa política de renovación tecnológica a la medida de las empresas y el abandono a su suerte de los trabajadores afectados. Ya no tenían nada que decir, nada que hacer, ellos eran también culpables de la situación con su traición.
Y ahora volvamos a la actualidad, ¿cuánto han cambiado los sindicatos? ¿Acaso han aprendido alguna lección? ¿Realmente les importa que no se repita esa situación? El gobierno de Macri como bien sabemos profundiza el ajuste y la represión con las herramientas del anterior gobierno aumentando la mano de obra desocupada para reducir costos y la conflictividad laboral en ascenso, abriendo importaciones para que empresas multinacionales traigan de afuera lo poco que se produce acá y disparando la inflación para reducir salarios. Contra esto, los sindicalistas en el parlamento pidiendo por favor que revean las medidas, parece una broma que un sindicato pida por favor a un gobierno que no hagan lo que están haciendo. Pero deja de ser una broma para pasar a ser una reproducción clara del 2001, cuando vemos que su silencio es comprado mediante concesiones económicas como los fondos de las obras sociales. Les llueve plata sentados en un sillón, mientras las empresas ajustan, despiden y suspenden. Pareciera que lo único que pueden hacer es poner cara de preocupados y decir que hay que pasar el momento.
En una situación que recuerda la del 2001 tenemos que pasar a la acción, dejar de ser manejados por estos chupasangres, tomar realmente la iniciativa como trabajadores y quebrar el pacto sindical con los empresarios y el gobierno. A los que lo vivieron, el 2001 nos tiene que recordar a donde no tenemos que llegar, romper con los partidos, de cualquier bandera, siempre oportunistas ante la desgracia del pueblo y retomar la asamblea como lugar de decisión y la acción directa como medio de conseguir lo que queremos. Esto es lo que debemos mantener del 2001, el recuerdo y aprendizaje de que es nocivo para el pueblo en general la delegación de la fuerza que como pueblo tiene, que nos sirva para enfrentar ahora lo que se viene dando desde hace varios años, despidos, suspensiones y represión y que promete acentuarse aún más.
¡Basta de paz social, organicémonos por la huelga general!
FEDERACIÓN OBRERA REGIONAL ARGENTINA
Secretaría: Coronel Salvadores N° 1200 – C.P. 1167 Ciudad de Buenos Aires
Teléfono: 011-4-303-5963 – Correo electrónico: foracf@fora-ait.com.ar
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