martes, 16 de diciembre de 2014

Ética y regresión. A propósito de ISIS


Iván Mérida

¿Se puede hablar de Ética en la política internacional actual? No, y justamente porque estamos en un proceso de Regresión y afirmación de la desesperanza occidental.

Las sociedades modernas miran excesivamente al pasado, esa intención de conservar y temer a lo desconocido ha vulnerado Occidente mismo. El Islam aun anclado en la Sharia, anclado en las leyendas y mitos anti-científicos, se ha construido como dogma de valores -no técnicos solo morales- que se constituyen en la otra visión de dos nefastas, de lo que podría ser el destino de la humanidad. Un destino manejado por el lento suicidio de occidente y el otro en regresión hacia el Islam más brutal.

En el triste panorama que contempla el mundo occidental para sí, la ética solo es estéticamente construida, su uso es quimérico y es destrozada por toda forma dogmática y autoritaria. Sin embargo la ética-como acto de reflexión del ¿cómo? construir lo más valioso para que la vida sea más digna de ser vivida- mantiene su fuerza y esperanza. La ética no contrapone el colectivo al individuo, dado que el individuo actúa como ser social para el bien de sí mismo, pero para ello requiere actuar como si sus acciones fueran a ser aplicadas por otro hacia el primero. Así, la acción no es pensada en términos de superior/inferior, o de un juego de posiciones, sino constituida como forma de reciprocidad y equivalencias mutuas.


La ética procede en la conducción de la reflexión sobre ¿Cómo llegar a ser más justos? y ¿Cómo llegar a ser más libres? Es así que en la historia no encontramos grupos humanos del pasado o del presente, que hayan despreciado: la valentía, la generosidad, la honestidad y el amor. No hay pueblos que hayan venerado: la cobardía, la mentira y la arrogancia entre sí mismos, para ellos mismos.

Pero dentro de una Ética aplicada, la guerra de ideas es constante, fluyen y afectan la realidad, y dentro de ella no hay lugar para cualquier acción contra el cuerpo del otro. No puede ser castigado, encarcelado, perseguido, torturado, humillado, y asesinado. Si la ética no estuviera erróneamente relacionada a la moralidad occidental que tanto criticó Nietzsche, los hombres comprenderían que: el homosexual, el ateo, el incivilizado, y el hombre rebelde (en el sentido que da Camus), no pueden ser juzgados bajo cualquier ideario metafísico unilateral. Actuar éticamente, lo es respecto a los otros que nos son equivalentes, porque están en nuestra especie, porque sienten, aman, lloran, ríen, gritan, sueñan, odian, desean y mueren como todos lo haremos en algún momento, es esa la muerte propia postergada que nos hace comunes a todo ser viviente. Esto, no existe en todo el mundo islámico.

Pero la moralidad nos afirma un rencor y un temor al otro, al hereje no cristianizado, al infiel no islamizado. Los dogmas morales occidentales enseñan un temor a otras posibilidades de existencia que podrían ser mejores a las nuestras, lo que constituye aislamiento. Además la posibilidad de multiplicidad en las formas de ser, implican la impureza de la identidad, donde nosotros nos impregnamos de todos los otros, porque nuestra humanidad está construida por nuestro entorno. La ética filosófica pregunta constantemente el ¿por qué de las cosas? en la vida de un individuo. La moralidad islámica puede imponer Burkas a las mujeres, siendo ellas morales; pero no existe ninguna relación con la ética que cuestionaría: ¿porque usarla?

Fundamentalismos y negación del “otro”

Comprendemos al “otro” éticamente, desde la inviolabilidad de su persona, desde su autonomía, desde su dignidad. No lo calificamos por sus antecedentes socio-culturales, sino que los calificamos por sus actos para con los demás. No sucede esto con las ideas, porque existen ideas tontas en comparación a otras, y hay ideas que terminan en fascismos, totalitarismos, sectarismos, y fundamentalismos. Todas las ideas deben estar en debate y juzgarlas por su práctica sobre el individuo/colectivo.

Desafortunadamente, nada de lo anterior entienden ni norteamericanos, ni los seguidores de ISIS (Islamic State of Irak and Syria). En ambos sus Verdades unilaterales son mantenidas de forma incuestionable. No es un pretendido “Choque de Civilizaciones”, no. Es un choque de fundamentalismos, es un choque de verdades unilaterales y es un choque de barbaries. Estados Unidos alimentó a los Muyahidines –con Stingers– en su lucha contra el enemigo común, los rusos soviéticos en Afganistán hasta 1989, y lo hicieron nuevamente con los rebeldes sirios contra Bashar al-Asad en la Guerra Civil Siria. Solo que en esta última ocasión alimentaron la construcción de un enemigo formidable, totalmente distinto de Al-Qaeda. Estados Unidos no peleo contra las ideas, solo peleo contra los cuerpos, y hoy las ideas se han extendido alrededor del mundo, enviando voluntarios de distintas nacionalidades a pelear por el Califato Islámico, a realizar la Jihad. Si las ideas fundamentalistas islámicas no estaban en cuestionamiento y no eran objetivo de Estados Unidos, entonces solo eran un pretexto discursivo para la afirmación del Bien -occidental de la modernidad-, contra el Mal -bárbaro y fuera de la historia-, de un mal necesario para la justificación de una sola historia posible –en sentido hegeliano–, la del Occidente Capitalista.

Ahora el mundo tiene un proyecto serio de lo que puede ser un efectivo “Estado Terrorista”, es evidente que la estructura de ISIS dentro de la ‘Wilayat’ o mandato, ha significado la imposición del ‘al-Ta’lim’ o educación enfocada en el Corán para las nuevas generaciones de ISIS, en todo el territorio ocupado, esto mediante la ‘al-Da’wa’o el llamado que se hace a todo musulmán en los ‘Da’wa’ o eventos de instrucción y enseñanza de los principios fundamentales de ISIS. Efectivamente ISIS tiene toda una maquinaria engranada para el funcionamiento de su proyecto, y está abriéndose al manejo técnico, necesario para mantener en funcionamiento las ciudades ocupadas. Su proyecto de sociedad tiene puntos frágiles (la ciencia y técnica), pero su ideario se ancla cada vez más en el siglo XII, cobra fuerza y occidente fortalece más y más el atractivo de ISIS -bombardeando y creando mártires de Ala-para las vidas vacías y nihilistas de miles de jóvenes que quieren darle un sentido a sus existencias occidentales posmodernas.

Al final, no superamos nada del siglo pasado, éste siglo concentra: el totalitarismo, la vigilancia orwelliana, la masacre, la tortura, la explotación global, la guerra, el fundamentalismo, la invasión, la ignorancia, y el odio por los otros (como en los momentos más oscuros del siglo pasado), pero en una forma comprimida y de progresión-aceleración, en tan solo 14 años. ¿Cuántas cosas más debemos volver a ver para aprender? ¿Sobreviviremos a todo lo que se avecina o pereceremos como civilización en el último tramo manifiesto? Albert Camus nos decía en el Prólogo a sus Crónicas: “La verdadera desesperación no nace frente a una terca adversidad, ni en el agotamiento de una lucha desigual. Proviene de que ya no conocemos las razones para luchar ni si, cabalmente, es preciso luchar (…) aunque la lucha sea difícil, las razones para luchar, al menos, continúan estando claras”.

El futuro va presentándose como una incógnita de inmediatez respondida a la regresión.
“Facit Omnia Voluntas”


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