miércoles, 22 de octubre de 2014

Mercadear voluntades


Luciérnaga Ácrata

Ya es parte la dinámica actual del venezolano, que al toparse con algún conocido y cruzar un par de comentarios, no pueden faltar aquellos relacionados con la situación actual. No importa del bando político que seas o con quien milites, siempre se te va a escapar un comentario sobre la escasez, la inseguridad u otro problema actual. Sin embargo, algo que también ocurre siempre es que inmediatamente volvemos a nuestras dinámicas diarias como si nada estuviera sucediendo.

Si habitualmente buscamos hacer frente a las dinámicas de dominación cotidianas, no podemos dejar de reconocer que al sólo quejarnos de lo que sucede, estamos igualmente frente a una señal de que seguimos siendo dominados. La queja en sí procede de un espacio mental que está dedicado a mantener flotando un montón de ideas alrededor de algo, que parece ser un problema que nadie se encarga de solucionar. Este espacio mental sólo alberga las consecuencias de las cosas, los síntomas. Trata de analizar las  causas pero todas se enfocan en los efectos sin llegar a la raíz, al origen. Por eso nos encanta leer los análisis de opinión de "otros", los que saben de eso. Ellos sí tienen respuestas. Esos análisis hechizan porque además nos dan contenidos para tertulias futuras cuando nos encontremos con otro colega. Y así vamos pescando quejas y evidencias aquí y allá, y formamos en nuestro espacio mental la arquitectura de las cosas. Y ¡listo! ya entendimos todo. Ya calificamos a todos y todo. Tenemos todas las respuestas y culpables, sin nexos históricos ni ideológicos.

Sin ánimos de llover sobre mojado, sabiendo que las fuentes de opinión de los medios poseen claros matices e intenciones, es necesario entender que fomentar la queja sin acción posee un propósito u objetivo más fuerte aún en las sociedades actuales y sobre todo en los esquemas de dominación que plantean los estados contemporáneos. Incluyendo aquellos que se autodenominan de izquierda y tienen fuertes influencias militaristas. El esquema de subsistencia del Estado requiere de personas que esperan que otros les solucionen los problemas críticos. Bajo discursos con lenguajes que hablan de inclusión e igualdad se fomenta la dependencia en tanto que necesitas de mí (Estado) para que las cosas funcionen, y yo (estado) soy tu guía en este camino hacia la inclusión. Ello ratifica lo señalado por Colin Ward en su texto "La crisis del socialismo" cuando expresa que el socialismo se halla en crisis porque los movimientos socialistas del mundo se han entregado ellos mismos al incremento del poder estatal.

Mantener impávida y sin respuesta a la sociedad es un objetivo de Estado, y para ello solo hace falta coacción para volver a la “normalidad”, volver a la dinámica diaria. De forma voluntaria hemos dejado que nuestras reacciones individuales y colectivas, estén todas manejadas por quienes diseñan el entramado de relaciones sociales que debe suceder para que persista el Estado y las bases económicas que lo sustentan. Ejemplo de ello es el laboratorio que en la actualidad maneja el Estado venezolano a través del SIBCI, por medio del cual publica noticias que sirven de termómetro para conocer la opinión de la gente. A lo largo de casi 16 años han aplicado recurrentemente la técnica de lanzar a la calle una “bola", recoger opinión y decidir. En muchos casos se han aplazado las medidas a implementar, no precisamente por ser impopulares, sino porque les permite entender mejor cómo abonar el terreno para ponerlas en práctica en el futuro. Al final han aplicado casi todas las “bolas” que han lanzado y han sabido manipular a la opinión popular a su conveniencia gracias a estas mediciones. Al Estado venezolano le ha funcionado aplicar los mecanismos de reacción de la rana, animalito que al ser sumergido en agua fría y comenzar a calentarla de forma progresiva no generará reacción, la rana se mantendrá allí tranquila, pues su capacidad de rebelarse ante el cambio se ha visto mermada, está cómoda, y a la larga terminará cocida en su propio inmovilismo y autocomplacencia. En caso ser sumergida directamente en agua caliente la rana saltaría de una.

En general el Estado aplica técnicas de estudio de mercado ampliamente difundidas y utilizadas por estados imperialistas, trasnacionales y corporaciones a nivel mundial, quienes conocen perfectamente en qué momento sacar al mercado algo que se venderá bien o simplemente tendrá éxito porque está vinculado a la emoción del elector o consumidor. Para estos estados neoautoritarios y autodenominados de izquierda, que aprovechan la técnica de paralización colectiva y voluntaria, la aplicación del antídoto que los subvierte está en manos precisamente de todos aquellos que trabajamos por ganar espacios amplios de autonomía para desmantelar sus mecanismos de dominación. Debemos dejar la apatía, la indiferencia, el conformismo, las zonas de confort y las viejas trincheras ideológicas. Reaccionar ante el agua caliente, organizarnos y autogestionar las soluciones que estamos reclamando. Impedir la concentración del poder del Estado es un acto de libertad, que permite distinguir entre los que ordenan y obedecen, los que deciden y ejecutan, y los que se quejan y actúan.

[Tomado de El Libertario # 74, octubre 2014.]

 

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