viernes, 25 de julio de 2014

Ante la situación del Hospital de Niños de Caracas


Academia Nacional de Medicina

La Academia Nacional de Medicina, de conformidad con lo dispuesto en su Ley Orgánica y su Estatuto, es una institución de utilidad pública que representa a la ciencia médica nacional.  En razón de ello, los firmantes, Miembros de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, manifestamos nuestra protesta -de manera pública y enérgica- por el nocivo proceso de destrucción sistemática y sostenida de la estructura y funcionamiento del Hospital de Niños “J.M. de los Ríos”, ocurrido en los últimos quince años y lamentablemente acelerado durante 2014.

Este hospital, con 78 años de atención médico-quirúrgica especializada y continua, posee un área de cobertura de la totalidad del país, no sólo en lo asistencial sino en la formación permanente de diversos tipos de profesionales de la salud en el área pediátrica, entre otras importantes labores.

El “J.M de los Ríos” actualmente padece no solamente de la escasez de insumos y material médico quirúrgico, o de las pésimas condiciones de la infraestructura de los hospitales, sino que también sufre del déficit de profesionales de la salud, motivado a la actitud desplegada por los órganos del Estado que han decidido jubilar arbitrariamente -de oficio- a los profesionales que prestan sus servicios en dicho centro asistencial y que han elevado su voz de protesta frente a la intención oficial de que los denominados Médicos Integrales Comunitarios ingresen al hospital para actuar como si estuvieran capacitados para ejercer la especialidad pediátrica.

Estas medidas, perjudican a los pacientes que acuden al centro asistencial en búsqueda de profesionales de la medicina especializados que atiendan sus requerimientos, y desconocen el contenido de lo dispuesto en la Convención de Derechos del Niño y Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y Adolescente al no garantizar que éstos venezolanos gocen del más alto nivel posible de salud y de los servicios necesarios para el tratamiento de las enfermedades que padecen; sacrificando el efectivo disfrute de su derecho a la salud por acallar al personal que ha decidido denunciar los atropellos y desmanes  que ocurren en dicha institución.



Es por estas razones que hacemos un llamado de reflexión al Gobierno Nacional para que detenga la escalada de injusticias  dirigidas a la eliminación de las denuncias efectuadas y destinadas a anular las actitudes dignas de quienes están defendiendo los derechos de aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos.

La situación del Hospital de Niños “J.M. de los Ríos” no es única, lamentablemente en todo el país hay numerosos casos similares, razón por la cual se hace este llamado a la sensatez que tanto necesita el país.

Aprobado por la Asamblea de la Academia Nacional de Medicina el día 17 de julio de 2014.

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Anexo con información actualizada sobre el Hospital [tomada de http://bit.ly/1xbIzdA.]

Cientos de planes y proyectos de salud han pasado por el J.M. de los Ríos, pero de nada ha servido pues su estado actual es CATASTRÓFICO: solo 160 camas de un total de 420 que posee están operativas, por falta de personal funcionan dos de sus siete quirófanos, tres de sus doce unidades de radiología, el resonador magnético está dañado desde hace más de dos años y el tomógrafo desde hace tres, sus ambulancias no tienen respirador mecánico ni bombas de infusión (ni siquiera aire acondicionado) y el área de emergencia debió ser mudada por un bote de aguas negras y su capacidad se redujo de 25 pacientes a solo diez. ¿Entonces los fondos chinos recibidos para invertir en este hospital al bolsillo de quién fueron?

Este centro de referencia nacional estuvo en el grupo de los diez hospitales que en Caracas serían remodelados de manera integral a partir de 2007, y es apenas uno de los dos centros de salud (junto al Periférico de Coche) que en la capital serían recuperados por el Estado Mayor de Salud, una figura creada por el gobierno hace menos de un año.

Pero todos estos planes y proyectos han tenido poco efecto en la práctica, pues la capacidad de respuesta del hospital es muy limitada, bien por falta de personal y de equipos o por fallas de la propia edificación, que tiene más de medio siglo de funcionamiento ininterrumpido y que está llena de goteras y botes de aguas negras.

Y a pesar de que en teoría es un hospital tipo IV, que son los de mayor capacidad, esa cantidad de 160 camas lo equiparan a un ambulatorio.

Huníades Urbina, quien fuera director de este hospital y hasta hace pocos días jefe de los servicios de emergencia, relata que cada vez es más frecuente que a los pacientes los refieran a otros centros como el Elías Toro o el Hospital Militar.

“Depende de la patología, pero generalmente es toda una odisea ingeniárselas para atender a un paciente, y a veces hay que trasladarlos en unidades de los bomberos porque nuestras ambulancias no tienen equipos de terapia intensiva”, apunta Urbina.

La limitada capacidad del hospital de Niños y la clausura del área de emergencia (servicio que hoy funciona de manera improvisada en unos antiguos quirófanos) han hecho que crezca el hacinamiento, y en habitaciones para cuatro pacientes es común que se alojen seis o siete, lo que a su vez ha disparado el riesgo de las infecciones nosocomiales (las se adquieren en las propias instalaciones del hospital).

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